Tus pensamientos, tus procesamientos mentales y los contenidos que los referencian, no nacen del aire, provienen de un código, de un marco referencial de reglas y normas sociales aprendidas que le dan sentido y explican tus conductas y acciones.
¿Sabes que si al nacer te hubieran abandonado en una selva sin contacto humano, no tendrías pensamiento humano?¿Y qué serías?
Si lograras supervivir (si algún animal hipotéticamente te alimentara y te diera calor hasta que pudieras manejarte por ti mismo) no serías un ser humano, sino un animal humano que desarrollaría en su cerebro un programa de comportamiento y supervivencia adaptado al entorno.
Tendrías que cazar como los animales, gruñir como los animales, y defender tu territorio matando como los animales.
En otras palabras, no serías un ser humano sino un animal con cerebro humano elemental programado por el entorno de supervivencia de la selva.
Deberías sobrevivir registrando en tu mente un programa aprendido de conductas animales. No serías humano, serías animal, sin el contexto socializado del humano.
En cambio, si en vez de caer en la selva, cayeras en un lugar vacío, sin puntos de referencia, no serías nada. Estarías en blanco. No tendrías pensamiento. Ni humano ni animal.
Eso te explica un primer punto: Tienes pensamiento (mente y reflexión), porqué tienes punto de referencia, en este caso, no la selva sino la sociedad y el mundo en el que convives.
Y, eso a la vez te explica un segundo punto: Los contenidos de tus pensamientos (valores referenciales) provienen de un registro procesado de tu entorno social (y del mundo) de donde mamas tus conductas de convivencia y de supervivencia.
Tú no piensas desde ti, desde tu exclusivo ámbito individual, sino que lo haces en interactividad con el mundo. Y el mundo, sólo se hace real y adquiere sentido a partir del programa y los marcos referenciales (el contenido individual social) que cargas en tu cerebro procesador.
El sistema
¿Y quién elabora los contenidos referenciales del programa insertado en tu cerebro procesador?
El sistema capitalista, cuyos valores referenciales económicos, políticos, sociales, culturales y morales rigen la civilización, hoy nivelada universalmente como «mundo único».
El mundo que tú ves (y procesas), y que la maquinaria mediático-cultural- te presenta como un «orden natural», está conformado por los programas y los contenidos referenciales del sistema capitalista, que tienes incorporado en tu cerebro.
El mundo, es lo que quiere que «veas, sientas y pienses» el sistema que parametra tus pensamientos y marcos de acción en la sociedad en que vives. Que no es otra cosa, que el fiel reflejo de los contenidos y los valores del sistema capitalista que hegemoniza los contenidos de tus conductas y pensamientos.
Tu mente recopila información, la procesa y la sintetiza dentro de parámetros fijados por un código (los valores referenciales normatizados del sistema capitalista).
Tu cerebro acopia y procesa información, experimentas emociones, interactúas pensamientos, te comunicas con otro, emites y recepcionas, a partir de un código y de un programa de pensamiento y acción, cuyo marco referencial no nace de tu cerebro sino del sistema (capitalista) que domina el mundo como «civilización única».
Miras la realidad, miras el mundo, según el marco de valores referenciales codificados en tu mente. Y quien carga esos programas, es el sistema capitalista que le confiere contenidos a tu cerebro mediante un «modelo económico», un «modelo social»,un «modelo cultural» y un «modelo moral» del cual se nutren todos tus pensamientos y acciones.
Modelo mental
En el «modelo mental» (siempre oculto) se resume toda nuestra configuración conductal y sistema de ideas y creencias parametradas y realizadas a partir de las herramientas (mentales y psicológicas) programadas en nuestro cerebro por el capitalismo.
Estas normas de pensamiento y acción social impresas en nuestro cerebro a través de programas, son aceptadas, sin cuestionar, como una expresión de «ordenamiento social natural» y sin ningún cuestionamiento sobre el contenido de sus fines y sobre la validez de su funcionalidad y el para qué de sus instrumentación.
Quien rechace y ponga en duda la legitimidad del «orden social» (reglas institucionales y culturales del sistema capitalista) establecido como «norma universal» de pensamiento y acción, se expone a un dictamen último y feroz de los psiquiatras y psicólogos del sistema: Psicópata.
Esta palabra, a modo de resolución última, marca la frontera final entre «normalidad» y «anormalidad» establecida por la escala de valoración social y cultural del sistema que crea sus propias herramientas para imponer sus valores en la mente y en la psicología humana.
La concepción de «normalidad» o «anormalidad» no se basa en un dictamen científico, sino en una conclusión ideológica alimentada por las reglas normatizadas de sistema cuyo cumplimiento, o no cumplimiento, marca la inclusión o la exclusión de un individuo dentro de la sociedad.
El dominador en la cabeza
Los medios, los comunicadores del sistema, son activadores interactivos que «actualizan» a cada segundo el programa del modelo mental en la cabeza de los dominados-alienados.
Su poder controlador, contenedor y represivo, se posibilita por el manejo de la hegemonía del mensaje a través del control de los medios de producción del mensaje.
Contra eso no se puede luchar, salvo que tomes el poder en tu propio cerebro y construyas otro mensaje con «otro programa».
Esa, en términos técnicos, sería la revolución, el cambio del programa en la cabeza.
Que si no se acompaña con un cambio de la estructura externa del sistema (la sociedad planetaria) no cumple ninguna función ni correlato con la realidad.
Los antiguos revolucionarios cambiaron el programa en la realidad, pero lo dejaron en la cabeza. Por eso el proceso no cerró.
La nueva izquierda, por ejemplo combate el modelo económico el modelo político, pero no combate el modelo social, cultural y mediático (resumido en la sociedad de consumo) implantados como «modelo de pensamiento» en el cerebro de los humanos del sistema.
Por eso el análisis de la izquierda (en todas sus variantes), en términos funcionales y teóricos, es incompleto.
Precisamente porque no aborda del sistema capitalista como programa metido como regla de valores normatizados y aceptados en la cabeza del humano.
Esta carencia de análisis totalizado del sistema, lleva a la izquierda una parcialización en sus posturas estratégicas, doctrinarias y organizativas.
En términos reales, mientras el dominio del sistema capitalista está en la cabeza, la izquierda plantea como una salida la guerra contra la «derecha» militar y política, una concepción superada tras el fin de la guerra fría, cuando el sistema se unificó en «mundo único».
De esta manera, sin programa propio, sin análisis totalizado del sistema como programa implantado en la cabeza del humano capitalista, la izquierda pasa a ser una alternativa «por izquierda» del mismo programa.
Programa alternativo
Si quisieras salirte del sistema que rige el llamado «mundo humano» de la civilización capitalista, tendrías que cargar otro programa «alternativo» en tu cerebro, previo formateo de tu máquina procesadora (en sentido figurado).
Entonces ya no serías un «psicópata» (sin programa alternativo) sino un «revolucionario» con un programa y un contenido referencial de pensamiento y acción propios, que te convertiría en dueño de tu propio cerebro.
Pero allí se te presentaría un problema: Si quisieras insertar tus propios programas y marcos referenciales de acción y de pensamiento en el cerebro humano, hoy masivamente programado por los «modelos» y los valores del sistema capitalista, tendrías primero que terminar con los instrumentos de dominación y de control del poder capitalista.
En otras palabras, tendrías que terminar con el «modelo económico», el «modelo político», el «modelo militar», el «modelo jurídico», el «modelo científico», el «modelo cultural», el «modelo social» y el «modelo mental», con los que hoy se articula el dominio del capitalismo en la cabeza del humano.
¿Te parece fantástico?
Lo que te acabo de describir tiene un nombre: Revolución.
Hasta ahora, los distintos experimentos que se hicieron fracasaron por una razón matemática: Nadie consiguió cambiar el «modelo mental» del sistema capitalista nivelado como «mundo único» en la cabeza del humano.
Dije, hasta ahora: El sistema y sus procesos continúan, y ninguna ciencia podría predecir que va a pasar cuanto el Apocalipsis que se avecina (por implosión, en sus variantes económica, medio ambiental, nuclear o social) dejen al capitalismo «sin sistema».
Entonces habrá llegado la hora de los programas y sistemas «alternativos».
Para eso nos preparamos.
Manuel Freyras, IAR Noticias