Por Victoria Aldunate, Resumen Latinoamericano, 29 de diciembre de 2020.
En 1913, Belén de Sárraga, una mujer anticlerical y maravillosa, histriónica y consistente, apasionada, intensa, de 40 años, médica, habla en el pueblo de Negreiros, Norte de chile. Cuentan que le colocaron unos arcos del triunfo para recibirla, similares a los que habían recibido al ejército triunfador de la Guerra del Pacífico… (En chile, el chovinismo criollo, por cometas, fútbol, guerras ‑o lo que sea- tiene tradición).
A Belén, la trajo el diario “La Razón” de librepensadores radicales que publicaban las conferencias de ella. Este diario, según Luis Vitale ‑historiador y activista popular incluso en los 90‑, alcanzaba más de 10.000 ejemplares. Y Recabarren, un teatrista, líder obrero, anarco-comunista, que lograba leer, en algo, las claves feministas de las proletarias de ese tiempo, la recibió orgulloso de sentarse a su lado y poder debatir con tremenda revolucionaria.
“Pisagua”
Negreiros en ese tiempo era una de las comunas de “Pisagua” en Tarapacá. Imposible olvidar ese territorio y mención, incluso sin haberlo pisado nunca. Mi abuelo socialista estuvo preso en Pisagua y le quitaron todas las uñas de los pies con alicate entre las torturas que le hicieron. Yo no he borrado ni borraré de mi memoria esos relatos de como los que llegan al poder instigan y producen crímenes contra los quienes se les oponen.
Pisagua fue un campo de Concentración en los años 40 “inaugurado” por “el traidor Gabriel González Videla”. Así y solo así escuché mencionar a ese mal bicho en mi infancia, antes de abrir cualquier mentiroso manual de Historia de $hile… Ojalá no olvide la gente ciudadana de hoy, que hay traidores ahí metidos entre ellos, que son igual o peores que los infiltrados de las marchas, porque entre discurso y discurso, están dispuestos a firmar “acuerdos de Paz” pasando por sobre la tortura, violaciones, mutilaciones y otros crímenes, y luego se transforman fácilmente, como cada Gobierno de estos 30 años, en gobiernos criminales y persecutores que reabren campos de concentración y reinauguran la impunidad. Mucha adecuación ciudadana y tanto discurso políticamente correcto, en mi experiencia, huelen a podrido, siempre.
Belén feminista, rebelde y revelando el patriarcado
Belén se vino a chile, antes de la existencia del Campo de Torturas en Pisagua, dando conferencias de Norte a Sur. Vino en tren, llegó a Talca, Chillán, Temuco y Valdivia, y fue recibida y escuchada de manera masiva en Concepción y Talcahuano.
Fanáticos religiosos estaban furiosos con esa mujer, y llegaban a golpear y a amedrentar a toda la gente que le siguiera. Matones, como siempre. En su terror ante la palabra verdadera y la pasión por una revolución que pueda llegar destruir –pero de verdad- al Capital y al Patriarcado, los católicos incluso le dieron popularidad desde su conservadurismo. La “Revista Católica” publicó que era una mujer escandalosa: “divorciada, mujer sin hijos, que recorre el mundo falseando la historia”, “el tipo de mujer sana, sin sentimentalismos religiosos!” (Vitale y Antivilo 1999).
Y es que Belén, no deja de denunciar la violencia patriarcal, clasista, el maltrato infantil, la desaparición de niñas por obra de las Iglesias y el poder.
Violencia estructural la nombramos hoy, sí, y violencia patriarcal. Quien se crea “precursora” de este habitar la rebeldía y la revelación del dolor colectivo de las mujeres empobrecidas, está muy desinformada, o es muy, postmo y liberalmente, vanidosa. Belén y las demás lo dijeron hace más de 100 años en Nuestra América. Conceptos más, conceptos menos, la acción feminista autónoma y radical, estuvo impresa en la intensidad y la pasión de muchas compañeras de esos tiempos. De algunas sabemos sus nombres, de otras nada, pero estuvieron.
¿Dónde está Adelina?
Entre otras revelaciones (funas de hoy), denunció en sus foros a la congregación de las Hermanas de María, que además de hacer negocios con las costuras de las niñas huérfanas y pobres que albergaban y explotaban, tenían altares en cada sala de clases, y les obligaban, compulsivamente, a orar varias horas al día.
También relata que visitando un colegio de monjas, se da cuenta que a las niñas se les enseña a cocinar “dulces chilenos”, dividiéndolas de tal manera que ninguna niña se entere de la fórmula del producto terminado y así evitar que ellas puedan ganarse la vida por su cuenta. O sea, eternizándolas en el lugar de mano de obra esclava de ricos, patrones y monjas.
Cita al perseguido profesor chileno y escritor Alejandro Venegas (Dr. Valdés Cange) y sus escritos, especialmente “Sinceridad: Chile íntimo” de 1910, revelaciones que a Venegas le valieron acoso de las autoridades y por lo cual debió “jubilar” antes de tiempo. Este profesor denunciaba abusos y la esclavitud en el Seminario de los Damianos a los postulantes pobres y a otros trabajadores pobres, obligados por los curas, a trabajar sin paga.
Y Belén golpea en sus conferencias con el caso de Adelina en 1902. Una niña brasileña que desapareció de un orfanato religioso. De Adelina nunca más se supo, aunque la gente clamaba justicia y escribía en las calles: “¿Dónde está Adelina?”. Igualmente el Estado nada hizo para encontrarla… Belén subrayó la impunidad y crueldad de los Estados y el poder establecido institucionalmente.
Los femicidios infantiles y el feminicidio como el genocidio que es, no ha sido –horrorosamente- nada nuevo bajo el sol… No es que “nos están matando”, es que el Patriarcado mata, y que para las Mujeres no hay Tiempos de Paz.
¿Y qué pasó con las rebeldías?
Fue tal la impresión que dejó Belén en 1913, que se formaron numerosos grupos feministas autoconvocados y autonombrados “Centros de Mujeres librepensadoras Belén de Sárraga”. Hasta ahí todo maravilloso, pero cuando Belén vuelve a $hile, solo 2 años más tarde, en 1915, ya no es tan elogiada para los movimientos políticos radicales, y ni hay la grandiosidad de la primera vez… ¿Qué había pasado con las rebeldías feministas?… Que “todes” se estaban candidateando.
Los radicales comecuras (como mi abuelo Aldunate), con sus diatribas anarcas, ya estaban listos para volver a su clase, o –en su defecto- subir un escaloncito; se habían “comprometido” para acceder a escaños en el sistema político institucional. Si hasta Recabarren se estaba candidateando por Antofagasta. Fue derrotado, pero de ahí en adelante la vorágine fue pasar de la fase anarco-comunista a la fundación de la institución partido político comunista. También el movimiento obrero de las Mutuales y Sociedades de Resistencia pasó a “modo sindical”. Y decayó el “entusiasmo” de las mujeres por el librepensamiento. Comenzó el “sálvese quien pueda” de acceder a escaños, partidos y cuotas. (Como ahorita mismo en $hile). Lo que, en todo caso, sirvió para las clasemedieras y sus partidos (esa es otra parte de esta historia…), porque para las demás vino la crisis del salitre y la miseria en que –siempre- cualquier E$tado colonial, racista, capitalista y patriarcal, nos hunde, por más que nos emboline como hacen con la pobre perdiz, para matarla.
La historia $hilena da vueltas en su círculo de violencia patriarcal. Mutilados no solo los sueños sino la memoria, parece que muchas siguen prefiriendo como en las primeras y últimas décadas del siglo pasado, “la medida de lo posible” que bautizó el golpista Aylwin y la alegría retórica de todos sus gobiernos sin dignidad.
A Belén la borraron de $hile las ansias de poder patriarcal de feministas que acceden a los E$tados.
Fuente: Kaosenlared.