Cla­se social, lucha, repre­sión y auge del poder del nar­co­trá­fi­co- James Petras

    «Esta­mos enfren­tan­do a un mons­truo; una fuer­za que se ríe, se bur­la y nos quie­re aplastar.»

    Miguel Ángel Iba­rra, miem­bro del Sin­di­ca­to Mexi­cano de Elec­tri­cis­tas (SME), al cum­plir 80 días en huel­ga de ham­bre. (La Jor­na­da, 18 de julio de 2010). 

Exis­te rela­ción direc­ta entre el auge de las ban­das delic­ti­vas, la pro­fun­di­za­ción del neo­li­be­ra­lis­mo y la repre­sión de los movi­mien­tos socia­les y los sindicatos.

El des­pi­do lle­va­do a cabo por el Pre­si­den­te Cal­de­rón de más de 44.000 elec­tri­cis­tas sin­di­ca­dos es el últi­mo de una serie de actos de repre­sión que ha hecho peda­zos el teji­do social. La nega­ción de un pues­to de tra­ba­jo cohe­ren­te y bien remu­ne­ra­do y la cri­mi­na­li­za­ción de orga­ni­za­cio­nes sin­di­ca­les legí­ti­mas como el Sin­di­ca­to Mexi­cano de Elec­tri­cis­tas (SME) han desem­bo­ca­do en emi­gra­ción masi­va y en un incre­men­to del núme­ro de jóve­nes que se incor­po­ran a ban­das dedi­ca­das al nar­co­trá­fi­co. La repre­sión esta­tal y la corrup­ción elec­to­ral han impe­di­do que los tra­ba­ja­do­res mexi­ca­nos cana­li­cen sus que­jas por vías lega­les y han con­tri­bui­do y fomen­ta­do la apa­ri­ción de un nar­co-Esta­do para­le­lo que con­tro­la gran­des regio­nes del país y reclu­ta a los hom­bres y muje­res jóve­nes que pre­ten­den huir de la pobreza.

En los últi­mos 25 años, Méxi­co ha retro­ce­di­do des­de el pun­to de vis­ta social, eco­nó­mi­co y polí­ti­co como con­se­cuen­cia de la ofen­si­va neo­li­be­ral ini­cia­da con las elec­cio­nes frau­du­len­tas de 1988, en las que Car­los Sali­nas arre­ba­tó la pre­si­den­cia a Chuah­te­moc Cár­de­nas. A con­ti­nua­ción, Sali­nas sus­cri­bió el tra­ta­do de libre comer­cio, el NAFTA, que lle­vó a la quie­bra a más de 10 millo­nes de agri­cul­to­res, cam­pe­si­nos y peque­ños comer­cian­tes mexi­ca­nos, lo que impul­só a muchos de ellos a emi­grar, a otros a unir­se a movi­mien­tos socia­les y, a algu­nos, a rebe­lar­se, como suce­dió con el Ejér­ci­to Zapa­tis­ta de Libe­ra­ción Nacio­nal (EZLN). Des­de la fir­ma del NAFTA han emi­gra­do más de 10 millo­nes de mexicanos.

La repre­sión esta­tal y el ais­la­mien­to for­zo­so del EZLN, en Chia­pas, y de otros movi­mien­tos de ámbi­to rural en Gue­rre­ro, Michoa­cán y otras zonas, y la dene­ga­ción de jus­ti­cia agra­ria obli­ga­ron a muchos cam­pe­si­nos a huir a subur­bios urba­nos don­de final­men­te algu­nos ingre­sa­ron en las ban­das emer­gen­tes dedi­ca­das al narcotráfico.

A prin­ci­pios del nue­vo mile­nio, el expe­ri­men­to de Méxi­co con las «refor­mas» neo­li­be­ra­les agra­vó las cri­sis sis­té­mi­cas: las des­igual­da­des se agu­di­za­ron, la eco­no­mía se estan­có y la pobre­za aumen­tó. En con­se­cuen­cia, millo­nes de mexi­ca­nos huye­ron cru­zan­do la fron­te­ra para pene­trar en Nor­te­amé­ri­ca o se unie­ron a movi­mien­tos popu­la­res que pre­ten­dían trans­for­mar el sistema.

Sur­gie­ron dos movi­mien­tos socia­les y polí­ti­cos pode­ro­sos que tra­ta­ron de inver­tir el des­li­za­mien­to de Méxi­co hacia la des­com­po­si­ción polí­ti­ca y la desin­te­gra­ción social. En el fren­te polí­ti­co, Andrés Manuel López Obra­dor, el can­di­da­to pre­si­den­cial de una amplia coa­li­ción ciu­da­da­na, con­du­jo a millo­nes de ellos a una vic­to­ria elec­to­ral en el año 2006, que le nega­ron median­te el frau­de elec­to­ral masi­vo per­pe­tra­do por los par­ti­da­rios de Cal­de­rón. El segun­do movi­mien­to, una coa­li­ción de sin­di­ca­tos y movi­mien­tos socia­les lide­ra­da por el SME, luchó para pre­ser­var el sis­te­ma públi­co de segu­ri­dad social y evi­tar la pri­va­ti­za­ción y explo­ta­ción de la red eléc­tri­ca de la voraz depre­da­ción de la cla­se capi­ta­lis­ta nacio­nal y extranjera.

En Ciu­dad de Méxi­co y en todas las demás pro­vin­cias hubo movi­li­za­cio­nes masi­vas en las que se mani­fes­ta­ron miles de per­so­nas, mien­tras millo­nes de con­su­mi­do­res expre­sa­ban su soli­da­ri­dad, como hicie­ron todos los prin­ci­pa­les sin­di­ca­tos de Euro­pa, Amé­ri­ca Lati­na y otras regiones.

Lo que esta­ba en jue­go no era sólo el empleo de los tra­ba­ja­do­res sin­di­ca­dos del sec­tor eléc­tri­co y el sis­te­ma de segu­ri­dad social, sino uno de los movi­mien­tos socia­les más efi­ca­ces a la hora de defen­der una red de pro­tec­ción social para la cla­se trabajadora.

Al ata­car al SME y al sis­te­ma de segu­ri­dad social, una de las últi­mas gran­des ins­ti­tu­cio­nes socia­les que pro­por­cio­na cohe­sión social, Cal­de­rón y el sis­te­ma judi­cial esta­ban negan­do ade­más a los mexi­ca­nos ins­tru­men­tos socia­les y polí­ti­cos lega­les median­te los cua­les pudie­ran aspi­rar a defen­der su nivel de vida.

Al des­ba­ra­tar la red social a tra­vés de la pri­va­ti­za­ción de pro­gra­mas e ins­ti­tu­cio­nes públi­cos median­te la repre­sión de movi­mien­tos socia­les esen­cia­les como el de los zapa­tis­tas de Chia­pas, los maes­tros y sin­di­ca­tos de Oaxa­ca o el SME de Ciu­dad de Méxi­co, el Esta­do mexi­cano está negan­do de hecho las espe­ran­zas de mejo­ra a tra­vés de pro­ce­sos polí­ti­cos democráticos.

El estan­ca­mien­to neo­li­be­ral, la repre­sión que sufren los movi­mien­tos popu­la­res demo­crá­ti­cos a manos del Esta­do y el robo reite­ra­do de vic­to­rias elec­to­ra­les obte­ni­das por movi­mien­tos popu­la­res en 1987 y 2006 se ha tra­du­ci­do, como siem­pre, en un des­en­can­to pro­fun­do y gene­ra­li­za­do hacia la polí­ti­ca. Y lo que resul­ta aún más ame­na­za­dor: ha con­ver­ti­do a miles de jóve­nes mexi­ca­nos en enemi­gos del Esta­do y los ha impul­sa­do a inte­grar­se en las nume­ro­sas ban­das vio­len­tas dedi­ca­das al trá­fi­co de dro­ga. El recha­zo de los esta­dos de Méxi­co a los cam­bios elec­to­ra­les pací­fi­cos, su insis­ten­cia en repri­mir­los y la nega­ción de los dere­chos de los movi­mien­tos socia­les como el SME han deja­do pocas sali­das a la frus­tra­ción gene­ra­li­za­da que se fil­tra bajo la super­fi­cie de la sociedad.

En los últi­mos cua­tro años han sido ase­si­na­dos en el con­jun­to de las regio­nes del país más de 25.000 poli­cías, sol­da­dos, civi­les y nar­co­tra­fi­can­tes. Pese a la mili­ta­ri­za­ción impues­ta por Cal­de­rón en todo el terri­to­rio nacio­nal, los 40.000 sol­da­dos pre­sen­tes en las calles no han logra­do impe­dir la esca­la­da de vio­len­cia, lo que demues­tra con cla­ri­dad el fra­ca­so de la opción repre­so­ra para poner fin a la vio­len­cia e impe­dir en Méxi­co una des­mem­bra­ción que lo con­vier­ta en «Esta­do fallido».

La recu­pe­ra­ción y recons­truc­ción de Méxi­co pasa por el for­ta­le­ci­mien­to del teji­do social mexi­cano: la pro­mo­ción de los movi­mien­tos socia­les y urba­nos y, con­cre­ta­men­te, de los sin­di­ca­tos demo­crá­ti­cos de masas como el SME.

Estos movi­mien­tos y sin­di­ca­tos son los ladri­llos fun­da­men­ta­les para la trans­for­ma­ción de la socie­dad mexi­ca­na: el fin del neo­li­be­ra­lis­mo, la anu­la­ción del NAFTA y la recons­truc­ción de un sec­tor públi­co pujan­te bajo el con­trol de los tra­ba­ja­do­res. Para com­ba­tir los males geme­los que repre­sen­tan el Esta­do neo­li­be­ral corrup­to y mili­ta­ri­za­do y su ver­sión para­le­la, el nar­co-Esta­do vio­len­to que esta­lla de for­ma recu­rren­te y ate­rro­ri­za al país, se debe aglu­ti­nar un nue­vo movi­mien­to polí­ti­co y social de masas que aúne la soli­da­ri­dad con los sin­di­ca­tos como el SME y el caris­ma popu­lar de líde­res polí­ti­cos como López Obra­dor para pre­sen­tar un pro­gra­ma radi­cal de recons­truc­ción nacio­nal y jus­ti­cia social. La alter­na­ti­va es una desin­te­gra­ción mayor del Esta­do mexi­cano y una degra­da­ción que deje sumi­do al país en una situa­ción de vio­len­cia gene­ra­li­za­da e inter­mi­na­ble, don­de los ricos vivan en for­ta­le­zas arma­das y los pobres que­den some­ti­dos a la depre­da­ción vio­len­ta del Ejér­ci­to y de los narco-terroristas.

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