Resumen Latinoamericano, 23 febrero 2021.
La reducción del toque de queda en Chile en solo una hora, tras 11 meses desde su implantación para enfrentar la pandemia de Covid-19, es vista hoy con escepticismo en sectores políticos y académicos.
Analistas prevén que el tema generará controversias, pues para prolongar el toque de queda más allá de marzo, el presidente Sebastián Piñera deberá pedir autorización al Congreso, y en la oposición hay opiniones contrarias a extenderlo por más tiempo.
En ese sentido la diputada Maya Fernández, del Partido Socialista, consideró que, a estas alturas, el toque de queda parece más una medida de control ciudadano que de enfrentamiento a la pandemia.
Por su parte la diputada Maite Orsini, de Revolución Democrática, sentenció que en un país donde incluso ya funcionan los casinos, no se justifica que esté prohibido caminar por la calle a las 22:30.
La víspera, la subsecretaria de Prevención del Delito del Ministerio del Interior, Katherine Martorell, informó que a partir del próximo jueves el toque de queda se retrasará 60 minutos, por lo cual comenzará a las 23:00 hora local y finalizará a las 05:00 del día siguiente.
Esa medida, justificada desde el principio por las autoridades para reducir la movilidad y ayudar a contener la pandemia de Covid-19, se mantiene por igual en todos los municipios, independientemente de la etapa en que se encuentren en el plan Paso a paso del gobierno para promover el retorno gradual a la normalidad.
Su permanencia también ha asido cuestionada por expertos que alegan inconvenientes de diversa índole por prolongarla excesivamente.
Para el psiquiatra y académico Alberto Larraín, el toque de queda genera un estrés adicional por restringir la libertad de las personas, y opinó que con las medidas de reducción del confinamiento que se han ido aplicando, queda ya fuera de contexto.
Abundó que fue positivo al instaurar en la población la percepción de riesgo sobre la pandemia, pero ese efecto ya pasó, y se debe avanzar hacia la priorización de medidas de cuidado personal y que la gente entienda la seguridad como una responsabilidad personal.
Otros vinculan esa medida con el carácter represivo de su aplicación en otros momentos en Chile y en ese sentido el máster en Salud Pública Gonzalo Bagigalupe expresó recientemente, que pareciera más una manera de controlar el flujo y las libertades de las personas.
Según el experto, la población percibe que el toque de queda busca controlar la actividad social o política, y eso genera mucha desconfianza, advirtió.
Fuente: Prensa Latina