Resumen Latinoamericano, 23 de febrero de 2021.
COMUNICADO DE LA OLP-RESISTIR Y LUCHAR
Por el Decreto 124⁄2021 el gobierno ha creado el Consejo Económico Social, reconocido públicamente como “Pacto Social”.
Peronistas y radicales lo han venido practicando en diversas oportunidades, como parte de su propuesta de conciliación de clases. En todos los casos, más allá de algunos éxitos iniciales, el fracaso fue su resultado final. Esas experiencias recibieron diferentes denominaciones: Acuerdo Nacional de la Productividad (peronismo 1955); Acta de Compromiso Nacional (camporismo-peronismo 1973 – 1974): Plan Primavera (alfonsinismo-radicalismo1988-1989) y Acuerdo Marco/Acta de coincidencia (menemismo-peronismo 1994 – 1998)
En general es la expresión de un acuerdo tripartito: Gobierno, empresarios y trabajadores. En este caso reconoce ese mismo origen pero con la designación presidencial de las personas que serán parte de esos ámbitos, con el agregado de otras individualidades pertenecientes a universidades y otras instituciones educativas.
Desde el punto de vista de quienes sostenemos la necesidad de cambios profundos que pongan fin al capitalismo imperante, un acuerdo de este tipo entre trabajadores y empresarios solo puede darse cuando hay una correlación de fuerzas favorable a los primeros y como parte de un proceso de acumulación del poder de los mismos. De lo contrario sólo sirve a la consolidación del sistema existente y a la legitimación de la explotación actual. Es por eso que el difundido “Pacto Social” de 1973 –elaborado por José Ber Gelbard y que tenía por objetivo un reparto igualitario del PBI entre trabajo y capital- solo funcionó mientras había una fuerza popular revolucionaria que disputaba la hegemonía social y política, sin olvidar que esas fuerzas cuestionaban a la burocracia del aparato sindical reconocida como contraparte por aquel gobierno. Por todo lo cual no llama la atención su fracaso final.
La situación actual está muy lejos de las condiciones que puedan hacer del Pacto Social una estrategia del campo popular.
Por todo lo cual le recordamos a las fuerzas sociales y sindicales de origen popular que revisen su participación teniendo en cuenta la historia de anteriores y semejantes experiencias.
Lo dicho es particularmente importante por varias cuestiones complementarias:
. La correlación de fuerzas existentes, más allá del voto, no es favorable al campo popular. La falta de trabajo y el hambre, los merenderos y las ollas populares que se despliegan por toda la geografía nacional son prueba de esta situación.
. En la propuesta formulada no existe la menor intención de modificar el modelo económico agro-exportador, vigente desde hace largas décadas.
. En su convocatoria no hay ningún cuestionamiento a la explotación del capitalismo vigente.
. No se cuestiona la deuda existente que nos tiene atados a los intereses del sistema financiero mundial y particularmente los acuerdos en marcha con el FMI que son la expresión concreta de los mismos.
Más allá de las bonitas palabras inscriptas en los fundamentos del mensaje que acompaña al Decreto de creación de este Consejo Económico Social podemos decir, como lo hizo el movimiento popular a poco de a andar de aquellas experiencia de 1973, que no se debía firmar un pacto que sería un “instrumento para la congelación de la lucha”.
Esto es particularmente importante en circunstancias como las actuales donde, según el Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales (Siempro), que depende de la Presidencia de la Nación teníamos (para fines del 2020) un 47% de pobres, es decir 8 millones de pobres más que un año atrás.
Por todo ello:
¡No al pacto social!
¡La deuda es con el pueblo, no con el FMI!
Unirse desde abajo, organizarse combatiendo.
Por
OLP-Resistir y Luchar:
Roberto Perdía – Carlos Aznárez – Norman Briski – Carina Peralta – Carlos Martínez – Alejandro Ignazsewski – Jorge Falcone