Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 27 de febrero de 2021.
La revolución bolivariana, además de tener el mérito de revitalizar el sueño del Libertador al vislumbrar una segunda independencia para la Patria Grande, también tuvo el mérito de haber puesto en diálogo el pensamiento de Simón Bolívar con el socialista. Un proyecto que no ha sido fácil de recibir, en Europa, ni siquiera entre aquellas áreas de izquierda que habían decidido apoyar a Chávez, superando las reticencias por ser militar.
El recuerdo del intento de Mussolini y los historiadores fascistas de manipular el significado del juramento de Monte Sacro, realizado en 1805 por el Libertador en el lugar de la primera secesión de la plebe en la Antigua Roma, permaneció, especialmente en Italia. En ese simbólico lugar, Bolívar, acompañado del maestro Simón Rodríguez, juró luchar por la libertad y la independencia de América.
Conceptos opuestos a los del dictador italiano, que consideraba al imperialismo «una ley de la vida, eterna e inmutable», útil para el deseo de expansión de una raza superior. Por estos pasados, una parte de la ultraderecha italiana también intentó manipular la figura de Chávez, hasta su muerte. El Libertador, sin embargo, nunca fue incluido en el panteón del socialismo europeo, sobre todo por el conocido retrato de Karl Marx que apareció en la New American Cyclopaedia a principios de 1858, treinta años después de la muerte de Bolívar.
Básicamente, es que Marx se refería a la cuestión colonial dentro de la concepción materialista del desarrollo de las fuerzas productivas, aún inmaduras en la sociedad americana de la época y en ausencia de una burguesía que el proletariado industrial pudiera enterrar. Concretamente, están las fuentes de las que se basó el autor de El Capital para escribir la entrada de la enciclopedia, una de las muchas obras que hizo para sobrevivir.
Parece que también leyó las memorias del general inglés John Miller en las que Bolívar aparece de manera positiva, pero sus principales fuentes provienen de los testimonios de algunos de los compañeros de Bolívar en la guerra de independencia, quienes luego se convirtieron en sus oponentes, como el general de origen suizo Ducoudray-Holstein y su Histoire de Bolivar, completado por Alphonse Viollet y publicado en París en 1831. El retrato de Bolívar, salpicado de errores biográficos y definido como poco riguroso por el mismo editor Charles Dana, representa al Libertador tan despótico y bonapartista.
Como miembro de la aristocracia, sus acciones aparecen a Marx impulsadas por la opresión de clase, lejos de los principios independentistas y libertarios que celebrará en la entrada sobre la batalla de Ayacucho, escrita para la misma enciclopedia junto a Engels. Un episodio definido como el triunfo de las fuerzas revolucionarias y la destrucción definitiva del imperio español. Los mismos principios reafirmados por Marx en otros artículos contra la intervención de Francia en México y en reflexiones sobre Cuba, Haití y Centroamérica, y en general sobre las sociedades precapitalistas.
El texto de Marx sobre Bolívar fue redescubierto por el comunista argentino Aníbal Ponce en los archivos del Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú y publicado por primera vez en castellano en Buenos Aires en 1936, en la revista Dialéctica. En 1959, la segunda edición en ruso trae una crítica al juicio de Bolívar sobre la base de la parcialidad de las fuentes.
Tesis retomada y analizada en varios ensayos latinoamericanos (entre los más recientes, el de Vladimir Acosta). El 31 de julio de 1967, pocos meses antes de la muerte del Che en Bolivia, se realizó en La Habana la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) sobre los temas de la Patria Grande, inaugurada por Fidel Castro bajo un gigantesco retrato de Bolívar.
Como nos dijo María León, cuyo padre era un militar bolivariano que luchó con Cipriano Castro, luego de un largo debate en el PCV de la época, sobre el cual pesó la discusión sobre las fuentes ilustradas por algunos comunistas de Europa del Este, en 1983 el partido incluía a Bolívar en su estatuto. “El nuestro fue el primer partido que apoyó la candidatura de Chávez”, nos dijo María, recordando con emoción una foto suya en la plaza para apoyar la rebelión cívico-militar del 4 Febrero 1992.