Por José Manzaneda, Resumen Latinoamericano 19 de marzo de 2021
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- ¿Que a un cantante cubano se le ocurre decir que su país no es una dictadura (1), elogiar la cooperación médica de Cuba (2) o saludar al presidente Díaz-Canel (3)? En Miami le cancelan sus conciertos y tratan de hundir su carrera (4). Para evitar la guillotina, el cantante lo negará todo y comenzará a vociferar contra el gobierno cubano, implorando el perdón de la mafia (5).
¿Que al embajador de la Unión Europea en Cuba, Alberto Navarro, se le ocurre firmar, junto a 800 personas, una carta pidiendo a Joe Biden el fin del bloqueo a la Isla? Se arma un escándalo político y mediático y se pide el fin de su carrera política (6). Para evitar la guillotina, el embajador es «debidamente reprendido», pide disculpas y asume que fue una «mala decisión política» y “un error” aquella carta (7). Es decir, es un error solicitar al jefe del imperio que de cumplimiento a las 28 resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas con la misma petición (8).
Así es la libertad política que se reclama a Cuba: la de obedecer, sin rechistar, a los que mandan en el mundo.
Repasemos cómo ha funcionado la maquinaria de presión contra el embajador Navarro. La ultraderecha cubanoamericana y la “disidencia” interna dan la voz de alarma (9). Sus aliados, las derechas del Parlamento europeo, firman una carta de protesta dirigida a Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. Los grandes medios serán los colaboradores necesarios de la estrategia de presión: “Piden que cesen al embajador” (10), “Más eurodiputados exigen a Borrell el cese del embajador” (11), “Aumenta la presión para que Borrell destituya al embajador” (12)… Son titulares de estos días.
Mientras amplifican la protesta de la derecha, otra carta, firmada por grupos de izquierda en apoyo a Navarro, apenas es mencionada en los medios (13). Que convocan, como supuestas “voces expertas”, a entidades como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid, que propone “una reformulación de las relaciones entre el bloque europeo y La Habana” (14).
¿Y saben qué quiere decir esto, sabiendo que este Observatorio es sostenido con 370 mil dólares anuales por el gobierno de EEUU (15)? Significa que debe ser destruido el actual Acuerdo de Cooperación y Diálogo Político Unión Europa-Cuba, para regresar al anterior régimen de sanciones a La Habana.
Significa, también, detener las llamadas “rondas de diálogo sobre derechos humanos”, celebradas tres hasta la fecha. Porque en estas sesiones, como en las que Cuba mantuvo con el gobierno de Barack Obama (16), se abordan los derechos humanos en Cuba sí, pero también en la Unión Europea. Esta manifiesta sus críticas a Cuba, pero Cuba exige acciones, por ejemplo, frente “a la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia” en territorio europeo (17). Esta reciprocidad, por cierto, es silenciada en las notas de agencias y medios europeos (18).
Que ensalzan las quejas contra el embajador Navarro por parte de “disidentes”, como Berta Soler, José Daniel Ferrer o Guillermo Fariñas (19), pero silencian que son quienes, en estos años, han cabildeado en EEUU en favor de las 242 sanciones impuestas por Trump a la Isla. Y que, incluso, proponen una intervención militar en su país (20).
Pero hubo otros dos elementos que encendieron la ira de la derecha, aún más que la carta contra el bloqueo firmada por Navarro. Una, su declaración de que “Cuba no es una dictadura”, ya que “no hay sociedades perfectas” y desde Europa “no queremos dar lecciones al resto del mundo» (21). Reconocía, de este modo, que la imposición de modelos políticos es un indefendible acto de colonialismo. Un gran pecado, sin duda.
Estas declaraciones las hizo a Cubanet que, lejos de ser un “medio independiente cubano” (22), como leemos en la prensa, es un sitio web financiado por la Casa Blanca con 225 mil dólares anuales, y que apoya el bloqueo a la Isla (23).
El embajador Navarro también cruzó otra línea roja: alabó la cooperación médica cubana en Europa, contra la Covid-19. “Cuando pase la pandemia, una de las huellas que van a quedar es este ejemplo de solidaridad que está dando Cuba”, afirmó (24). Un mensaje que golpeó, sin duda, la campaña de descrédito contra las misiones médicas cubanas, que las asocia a un supuesto “negocio” de La Habana (25).
Hace unos días, el Alto Representante europeo, Josep Borrell, hablaba sobre Bolivia. Calificaba como un “acontecimiento preocupante” la detención de quienes dirigieron el golpe de estado de 2019, y exigía un “proceso judicial transparente y sin presiones políticas” (26). La Unión Europea, recordemos, reconoció a aquel gobierno golpista (27), cuyo saldo de represión fue de 37 muertes (28). Una más de las enseñanzas democráticas de la Unión Europea para América Latina.
Edición gráfica y de video: Itsasne Rivera. Coordinación de subtitulaciones: Antonio García Moreno.
Fuente: Cuba Informaciòn tv