Esta­dos Uni­dos. Com­ba­tir en Afga­nis­tán y en Irak: la car­ta para asu­mir en el temi­ble Coman­do Sur

Por Andrés Clau­dín, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 4 de abril de 2021.

Lau­ra Richard­son, la ele­gi­da de Joe Biden para coman­dar la uni­dad inte­gra­da por bases en toda la región y tam­bién la Escue­la de las Amé­ri­cas que per­ge­ñó y ava­ló los peo­res gol­pes de Estado.

Sólo fal­ta la venia del Sena­do para que la gene­ra­la de cua­tro estre­llas Lau­ra Richard­son asu­ma la con­duc­ción del Coman­do Sur de Esta­dos Uni­dos, el tem­plo mili­tar que san­ti­fi­ca todos los gol­pes de Esta­do ocu­rri­dos y por ocu­rrir en Amé­ri­ca Lati­na. Lo que fal­ta es una for­ma­li­dad, por­que los votos ya están ase­gu­ra­dos, y no sólo por una cues­tión de cor­te­sía hacia el pre­si­den­te Joe Biden, que es quien la desig­nó, sino por­que para cier­tos y deter­mi­nan­tes sec­to­res los ante­ce­den­tes de la seño­ra no admi­ten repa­ros, ni pro­fe­sio­na­les ni políticos.

Demó­cra­tas y repu­bli­ca­nos darán gus­to­sos el voto de con­fir­ma­ción para la mujer que al fren­te de las escua­dras de heli­cóp­te­ros ha bom­bar­dea­do con impe­ca­ble pre­ci­sión ciu­da­des y blan­cos móvi­les de Irak y Afga­nis­tán, hos­pi­ta­les y escue­las incluidos.

Ape­nas pro­pues­ta, y con­tra lo que por pura pru­den­cia se esti­la, la gene­ra­la tuvo su pri­mer admi­ra­dor: el vene­zo­lano Car­los Vec­chio, “emba­ja­dor” en Esta­dos Uni­dos del pseu­do pre­si­den­te Juan Guai­dó, quien la cali­fi­có como una “gran ami­ga” de Vene­zue­la. “Con ella, como has­ta aho­ra, segui­re­mos tra­ba­jan­do para cam­biar las cosas y for­ta­le­cer nues­tra coope­ra­ción para tener una región mucho más demo­crá­ti­ca y prós­pe­ra”, dijo.

Aho­ra llo­ve­rán los elo­gios, empe­zan­do por la obvie­dad de decir que será la pri­me­ra mujer que ten­drá una posi­ción de tal enver­ga­du­ra en el coman­do Sur: el úni­co ante­ce­den­te es el de Lori Robin­son, quien diri­gie­ra el Coman­do Nor­te entre 2016 y 2018. Has­ta se dirá que su pre­sen­cia al man­do de más de un millón de sol­da­dos, el mane­jo de las bases esta­dou­ni­den­ses dis­tri­bui­das por la región y la super­vi­sión de las usi­nas don­de se pla­ni­fi­can las gue­rras, inclu­so las ciber­né­ti­cas, es un sím­bo­lo de una nue­va polí­ti­ca de géne­ro. Mien­tras Dios y la patria lo dis­pon­gan –al menos los pró­xi­mos cua­tro años demó­cra­tas en la Casa Blan­ca– serán suyas la base de Val­pa­raí­so, Chi­le; los labo­ra­to­rios de la NAMRU en Perú, Hon­du­ras y Galá­pa­gos; la ver­sión judi­cial de la Escue­la de las Amé­ri­cas, en El Sal­va­dor, y la autén­ti­ca Escue­la de las Amé­ri­cas, la gran fábri­ca occi­den­tal de geno­ci­das y tor­tu­ra­do­res situa­da en Fort Ben­ning (Geor­gia).

Gene­ra­les, almi­ran­tes y bri­ga­die­res –y por obe­dien­cia debi­da des­de los coro­ne­les has­ta los cabos– ten­de­rán la alfom­bra roja cada vez que la seño­ra apa­rez­ca en el hori­zon­te. Todos sabrán enton­ces que tomó los hábi­tos cuan­do tenía 17 años, cam­bió las san­da­lias por los bor­ce­guíes y nun­ca más vol­vió a ves­tir polle­ras y blu­si­tas, “inclu­so de entre­ca­sa”, escri­bió su hija en un rela­to esco­lar. Con 25 años, gra­dua­da como pilo­to de com­ba­te de los UH-60 Black Hawk que han hecho estra­gos en Asia, fue des­ti­na­da a Corea del Sur. Allí cono­ció a James, un subor­di­na­do con quien ten­drían una hija y le brin­da­ría su ape­lli­do (Richard­son). Las imper­ti­nen­tes bio­gra­fías dicen que fue en Corea don­de se ano­tó el úni­co pun­to oscu­ro de su currí­cu­lum, amo­nes­ta­da por una rela­ción fur­ti­va que el ejer­ci­to esta­dou­ni­den­se con­si­de­ró inconveniente.

Pron­to hará su pri­me­ra gira lati­no­ame­ri­ca­na, visi­ta de “ins­pec­ción” las lla­ma el Pen­tá­gono. Tie­ne esca­las obli­ga­das, las mis­mas que hace quien la ante­ce­de, el almi­ran­te Craig Faller. En El Sal­va­dor hará una para­da atí­pi­ca. Allí ope­ra la Law Inter­na­tio­nal Enfor­ce­ment Aca­de­mies (ILEA), que no es un clá­si­co cole­gio mili­tar. La lla­ma­da nue­va Escue­la de las Amé­ri­cas se creó para entre­nar a poli­cías, jue­ces y fis­ca­les en la cace­ría del “cri­men orga­ni­za­do”, esos deli­tos “extra­or­di­na­ria­men­te peli­gro­sos para la segu­ri­dad inter­na de Esta­dos Uni­dos”, según la defi­ni­ción de Barack Oba­ma. En Hon­du­ras la espe­ra la Base Aérea Soto Cano, don­de recien­te­men­te la Naval Medi­cal Research Unit (NAMRU) abrió una nue­va sede –her­ma­na de las radi­ca­das en Perú y Ecua­dor– des­ti­na­da a desa­rro­llar armas biológicas.

Hacia el sur ten­drá las ins­ta­la­cio­nes de Aru­ba y Curaçao, mon­ta­das en alian­za con Holan­da, sie­te bases pro­pia­men­te mili­ta­res en Colom­bia, el Cen­tro de Lan­za­mien­tos Aero­es­pa­cia­les de Alcán­ta­ra (Bra­sil) y, ya en Chi­le, el Cen­tro de Entre­na­mien­to para Ope­ra­cio­nes de Paz de Fuer­te Agua­yo, Val­pa­raí­so. Ofi­cial­men­te nun­ca se dijo por qué el Coman­do Sur finan­ció esa cons­truc­ción de alto nivel que simu­la una ver­da­de­ra ciu­dad. El perio­dis­ta espe­cia­li­za­do Pablo Ruiz y la inves­ti­ga­do­ra Ali­cia Lira, ambos chi­le­nos, creen que el Cen­tro es, en reali­dad, una base de entre­na­mien­to “en con­tra­in­sur­gen­cia don­de se dio ins­truc­ción mili­tar y don­de hubo y qui­zás siga habien­do pre­sen­cia de mari­nes”. Ruiz agre­ga un dato reve­la­dor: “Se sabe –dijo– que los mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nos com­pran gaso­li­na en nues­tro terri­to­rio, lo que hace supo­ner que Chi­le es una base de trán­si­to para el ejér­ci­to de Esta­dos Unidos”.

Aun­que des­de hace seis años el Pen­tá­gono des­plie­ga un pro­gra­ma lla­ma­do Pro­yec­to Cíber, o Plan X, orien­ta­do a desa­rro­llar las “ciber­ca­pa­ci­da­des” de los mejo­res alum­nos egre­sa­dos de la pres­ti­gio­sa Aca­de­mia de West Point, en Nue­va York, poco se sabe sobre él. Es, según Army Times, una publi­ca­ción diri­gi­da a la cofra­día cas­tren­se, “la últi­ma y más nove­do­sa rama de la carre­ra mili­tar del ejército”.Richardson no tie­ne ante­ce­den­tes en la mate­ria, pero el Coman­do Sur, y ella como gran orga­ni­za­do­ra que es, ten­drá un papel dis­tin­gui­do en esta Agen­cia de Pro­yec­tos de Inves­ti­ga­ción Avan­za­dos de Defen­sa (DARPA). Si el Plan mar­cha y DARPA hace honor a sus ante­ce­den­tes –el lan­za­mien­to de ARPANET, el pro­gra­ma pre­cur­sor de Inter­net, y lue­go la tec­no­lo­gía en la que se sus­ten­ta el sis­te­ma de nave­ga­ción GPS– la gene­ra­la podría tener des­de allí una nun­ca ima­gi­na­da pla­ta­for­ma de lan­za­mien­to. Richard­son no tie­ne ante­ce­den­tes en la mate­ria, pero el Coman­do Sur, y ella como gran orga­ni­za­do­ra que es, ten­drá un papel dis­tin­gui­do en esta Agen­cia de Pro­yec­tos de Inves­ti­ga­ción Avan­za­dos de Defen­sa (DARPA). Si el Plan mar­cha y DARPA hace honor a sus ante­ce­den­tes –el lan­za­mien­to de ARPANET, el pro­gra­ma pre­cur­sor de Inter­net, y lue­go la tec­no­lo­gía en la que se sus­ten­ta el sis­te­ma de nave­ga­ción GPS– la gene­ra­la podría tener des­de allí una nun­ca ima­gi­na­da pla­ta­for­ma de lanzamiento.

Quién es Lau­ra Richard­son, pro­pues­ta para ser la pri­me­ra mujer en diri­gir el Coman­do Sur de EE.UU.

Esta uni­dad mili­tar se encar­ga de las ope­ra­cio­nes en Amé­ri­ca Latina.

Quién es Laura Richardson, propuesta para ser la primera mujer en dirigir el Comando Sur de EE.UU.
La gene­ral del Ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se Lau­ra Richard­son en el Capi­to­lio, el 2 de febre­ro de 2016Mark Wil­son /​AFP

El pre­si­den­te de EE.UU., Joe Biden, eli­gió a la gene­ra­la Lau­ra Richard­son como jefa del Coman­do Sur, con lo cual se con­vier­te en la pri­me­ra mujer en diri­gir esta uni­dad mili­tar, que se encar­ga de los ope­ra­ti­vos en Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be. Otra mujer, Jac­que­li­ne Van Ovost lide­ra­rá el Coman­do Transporte.

El pre­si­den­te Joe Biden acom­pa­ña­do de Jac­que­li­ne Van Ovost y Lau­ra Richard­son en la Casa Blan­ca, Washing­ton, 8 de mar­zo de 2021Tom Bren­ner /​Reuters

La gene­ral que podría coor­di­nar a más de 1.200 militares

Lau­ra Richard­son, de 57 años, se desem­pe­ña des­de 2019 como coman­dan­te gene­ral de la For­ma­ción Nor­te del Ejér­ci­to, con sede en San Anto­nio (Texas), sien­do la pri­me­ra mujer en ocu­par ese cargo.

En caso de sumar una estre­lla más a las tres que tie­ne actual­men­te, que­da­ría al fren­te de al menos 1.200 mili­ta­res y civi­les que deben cum­plir los obje­ti­vos de Washing­ton en Lati­noa­mé­ri­ca. El Coman­do Sur, enca­be­za­do por Craig Faller des­de el 2018 y con sede en El Doral (Flo­ri­da), en los últi­mos años aumen­tó su pre­sen­cia en la región.

Con el vis­to bueno del Capi­to­lio, Richard­son lle­ga al car­go tras pasar más de 30 años en el Ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se, habien­do ingre­sa­do en 1986. Esta uni­for­ma­da se carac­te­ri­zó des­de peque­ña por su gran afi­ción a los heli­cóp­te­ros, y una vez den­tro de las fuer­zas nor­te­ame­ri­ca­nas pudo volar aero­na­ves del tipo Sikorsky UH-60 Black Hawk.

Lau­ra Richard­son, gene­ral coman­dan­te de la for­ma­ción nor­te del Ejér­ci­to de EE.UU., se pone el mate­rial de pro­tec­ción antes de entrar en un hos­pi­tal de Nue­va York, 12 de abril de 2020Ejército esta­dou­ni­den­se /​Reuters

En cuan­to a las incur­sio­nes mili­ta­res de EE.UU. en el extran­je­ro, Richard­son par­ti­ci­pó de misio­nes de com­ba­te en Irak y Afga­nis­tán. Pero tam­bién tuvo otros roles polí­ti­cos, sien­do ase­so­ra en temá­ti­cas mili­ta­res para el vice­pre­si­den­te Al Gore (1993−2001). 

Más tar­de, en 2017, fue la pri­me­ra de su géne­ro en lograr la posi­ción de sub­co­man­dan­te del Coman­do de las Fuer­zas Arma­das de EE.UU., orga­nis­mo que lle­gó a lide­rar al año siguien­te de for­ma interina. 

En el plano per­so­nal, está casa­da con otro tenien­te gene­ral de tres estre­llas, lla­ma­do James Richard­son, a quien cono­ció en la escue­la de avia­ción. Ambos tie­nen una hija y una nieta.

Itu­rria /​Fuen­te

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