Perú. El caba­llo de Pedro Castillo

Luis Chá­vez Rodrí­guez /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 de abril de 2021

¿Has­ta qué pun­to la irrup­ción polí­ti­ca de Pedro Cas­ti­llo Terro­nes es una expre­sión de vie­jas luchas y alian­zas entre el nor­te, el cen­tro y el sur del Perú andino?

¿Es una Caja­mar­ca moder­na con un mile­na­rio pasa­do, que a tra­vés de su líder Pedro Cas­ti­llo, logró una nue­va alian­za con el cen­tro, per­so­ni­fi­ca­do por Vla­di­mir Cerrón, la que está reapa­re­ce reco­rrien­do cami­nos ante­rior­men­te transitados?

Estos temas son fru­to de la inda­ga­ción pers­pi­caz de Luis Chá­vez Rodrí­guez, quién obser­va que por lo que se vio en esta pri­me­ra vuel­ta el nor­te y el cen­tro vol­vie­ron a avan­zar jun­tos y esta vez sí toma­ron la volun­tad de los sureños.

Chá­vez se pre­gun­ta: «¿Esta­rán, el caja­mar­quino Pedro Cas­ti­llo y su alia­do el juni­nen­se Vla­di­mir Cerrón en las con­di­cio­nes de seguir tejien­do sus alian­zas, aho­ra que ya tie­nen el sur a su favor para poder hacer nue­va­men­te el cer­co al bas­tión crio­llo limeño?»

El intere­san­te artícu­lo ter­mi­na afir­man­do que «solo con la suma de opcio­nes aca­lla­das his­tó­ri­ca­men­te se podrá ampliar los colo­res de nues­tra ban­de­ra para lograr des­ar­ti­cu­lar el núcleo corrup­to que ha gober­na­do el Perú des­de la casa de Piza­rro en Lima».

El caba­llo de Pedro Cas­ti­llo y las vie­jas luchas y alian­zas entre el nor­te, cen­tro y el sur del Perú andino

Pedro Cas­ti­llo fue a votar mon­ta­do en un caba­llo ala­zán que se enca­bri­tó en un tra­mo del reco­rri­do y comen­zó a cocear has­ta parar­se teme­ra­ria­men­te en dos patas. El ani­mal, aris­co por la mul­ti­tud que lo rodea­ba, podría haber tum­ba­do al can­di­da­to, si no fue­ra por su refle­jo de jine­te y la ayu­da de sus acom­pa­ñan­tes, con quie­nes logró con­tro­lar al equino con vigor y peri­cia de cha­lán. Lo jalo­neó con los arne­ses, pre­sio­nó fuer­te­men­te las pier­nas sobre los estri­bos y man­tu­vo el dor­so ergui­do sin per­der la esta­bi­li­dad sobre la mon­tu­ra. De este modo, aquie­tó al caba­llo que dejó de cor­co­vear y vol­vió a su paso gar­bo­so para con­ti­nuar el camino has­ta las inme­dia­cio­nes del cole­gio 10446, “Salo­món Díaz”, en el dis­tri­to de Taca­bam­ba, pro­vin­cia de Cho­ta. Un séqui­to nume­ro­so de sim­pa­ti­zan­tes, a pie, que apre­ta­ba en la comi­ti­va, se puso ner­vio­so y al ver las cabrio­las del caba­llo abrió el paso para que el jine­te dome­ña­ra a su ani­mal. Cuan­do Cas­ti­llo con­tro­ló la situa­ción, la mul­ti­tud explo­tó en una alga­ra­bía, ate­nuan­do sus temo­res y reto­man­do la cer­te­za de que el camino esta­ba abier­to. El can­di­da­to de Perú libre, en pleno domi­nio del ele­gan­te ani­mal, con­ti­nuó un tre­cho más y lue­go des­mon­tó sose­ga­do y con­ti­nuó su camino al local de vota­ción, jun­to a sus nume­ro­sos y entu­sias­tas par­ti­da­rios, para dejar su voto victorioso.

Ese caba­llo no era un caba­llo cual­quie­ra, era un caba­llo como el que había cabal­ga­do tam­bién en las calles de la capi­tal, Lima, en el cie­rre de su cam­pa­ña. El ala­zán que mon­tó era un her­mo­so ejem­plar aso­cia­do a una cla­se social y eco­nó­mi­ca con­cre­ta en la estra­ti­fi­ca­da socie­dad perua­na, cuyo nom­bre com­ple­to es: Caba­llo peruano de paso. Cas­ti­llo cabal­gó el caba­llo de la cla­se crio­lla perua­na, que fun­da su tra­di­ción en los anti­guos enco­men­de­ros y pos­te­rio­res gamo­na­les cos­te­ños, quie­nes lo usa­ron en sus plan­ta­cio­nes duran­te siglos y que en la épo­ca repu­bli­ca­na lo cria­ron deli­nean­do su espe­cie a tra­vés de una cui­da­do­sa selec­ción y cría, que los lle­vó a iden­ti­fi­car­lo como la espe­cie insig­nia por su refi­na­do “paso late­ral” y la sober­bia cata­du­ra de sus dimen­sio­nes cor­po­ra­les. Así lo enten­dió tam­bién el Esta­do peruano, y a tra­vés del Minis­te­rio de Comer­cio Exte­rior y Turis­mo y el Ins­ti­tu­to Nacio­nal de cul­tu­ra lo ins­ti­tu­yó, median­te Decre­to Ley 25919, como “la raza caba­llar pro­pia y pro­te­gi­da del Perú” asu­mién­do­lo como uno de sus pro­duc­tos bandera.

Hubie­ra sido pre­de­ci­ble que el rocín de Cas­ti­llo fue­ra, más bien, un recio caba­llo alto-andino, de uso coti­diano del cam­pe­sino en la sie­rra perua­na y con carac­te­rís­ti­cas muy dife­ren­tes. Un ejem­plar como aque­llos indo­ma­bles caba­llos de los “Moro­chu­cos”, que lucha­ron jun­to a Andrés Ave­lino Cáce­res, quien mon­ta­ba al “Ele­gan­te”, en las bata­llas de la inde­pen­den­cia y pos­te­rior­men­te en la resis­ten­cia con­tra los chi­le­nos, duran­te “La cam­pa­ña de la Bre­ña”, en la sie­rra cen­tral del Perú. Cas­ti­llo, con­sien­te o no, pre­fi­rió el caba­llo de paso cos­te­ño; lo mon­tó y dome­ñó e ins­tau­ró una nue­va ima­gen para los perua­nos, en una esce­na de múl­ti­ples reminiscencias.

La ima­gen poten­te que creó Pedro Cas­ti­llo y que conec­ta en varios nive­les con el ima­gi­na­rio rural, escar­ba en la reali­dad socio polí­ti­ca y en la his­to­ria del Perú, y a juz­gar por el nom­bre del par­ti­do con el que se pre­sen­ta el can­di­da­to, “Perú libre”, cons­ti­tu­ye una inci­den­cia visual en su pro­pio enun­cia­do. Para el enten­di­mien­to de muchos perua­nos, la mayo­ría de ellos per­te­ne­cien­tes a pue­blos geo­grá­fi­ca y cul­tu­ral­men­te dife­ren­tes y con his­to­rias y tra­di­cio­nes diver­sas, en un país o una repú­bli­ca que toda­vía no ha logra­do com­ple­tar su liber­tad. No poder enten­der este hecho es uno de los impe­di­men­tos direc­ta­men­te rela­cio­na­dos a la mayo­ría de males como la dis­cri­mi­na­ción racial, cul­tu­ral y eco­nó­mi­ca que devie­nen en la corrup­ción y la delin­cuen­cia polí­ti­ca que sufre la repú­bli­ca, aún hoy en ple­na con­me­mo­ra­ción del bicen­te­na­rio de su independencia.

En ese sen­ti­do, la lucha polí­ti­ca por un país libre, no sólo remi­te a una con­tien­da elec­to­ral para ele­gir a un sim­pa­ti­zan­te que desa­rro­lle un plan de gobierno par­ti­cu­lar fren­te a otro que siga una hoja de ruta con­ve­nien­te para alcan­zar el ansia­do desa­rro­llo y el esta­do de bien­es­tar que cada ser humano indi­vi­dual­men­te y colec­ti­va­men­te debe­ría tener. La lucha por un Perú libre, para la mayo­ría de los perua­nos, espe­cial­men­te de la áreas rura­les fren­te al cen­tra­lis­mo capi­ta­lino, tie­ne toda­vía con­no­ta­cio­nes inde­pen­den­tis­tas, que se mani­fies­tan en el uso de epí­te­tos y de sím­bo­los que nos remi­ten a una lar­ga his­to­ria que inclu­so va más allá de inva­sión europea.

Por esa razón, como vere­mos en este artícu­lo, la ima­gen que pre­sen­tó Cas­ti­llo, mon­ta­do en su cor­cel, en esta pri­me­ra vuel­ta, abre una puer­ta hacia un pasa­do toda­vía ines­cru­ta­ble que podría­mos cono­cer o recor­dar para enten­der mejor las irrup­cio­nes de lo impre­de­ci­ble. En el Perú con una liber­tad a medias, antes que las repre­sen­ta­cio­nes del pro­gre­so o de la moder­ni­dad que fre­cuen­te­men­te son esce­ni­fi­ca­das con can­di­da­tos que se suben a trac­to­res o camio­ne­tas al esti­lo papa­mó­vil, un gran sec­tor del perua­nos, que man­tie­nen laten­te pro­ce­sos his­tó­ri­cos incon­clu­sos, han sido impre­sio­na­dos por una ima­gen de la lucha por el con­trol del poder entre gru­pos dia­me­tral­men­te opues­tos y el logro tan­gi­ble de la libertad.

Hay que tomar en cuen­ta que las cifras y por­cen­ta­jes con las que se eli­gie­ron a los can­di­da­tos pre­si­den­cia­les en esta pri­me­ra vuel­ta del 2021 mues­tran una elec­ción atí­pi­ca. Fue­ron de menor vota­ción com­pa­ra­das con déca­das ante­rio­res, lo que indi­ca­ría que no esta­mos fren­te a un alu­vión de votos que fue­ron a los dos gana­do­res del pri­mer round, don­de los pri­me­ros luga­res pasa­ban a una segun­da fase de com­pe­ten­cia superan­do el 50%, lo cual por lo menos repre­sen­ta­ba una con­sis­ten­te base de acep­ta­bi­li­dad e inte­rés en los pro­ce­sos elec­to­ra­les. En esta elec­ción pre­si­den­cial los dos pri­me­ros luga­res alcan­za­ron solo el 33%. Diver­sos fac­to­res que han sido amplia­men­te ana­li­za­dos expli­can esta des­con­fian­za tra­du­ci­da en el voto. Uno de ellos es la situa­ción de emer­gen­cia que vive el pla­ne­ta con la gran pan­de­mia que no cede des­pués de un año de crí­ti­ca coyun­tu­ra y que ame­na­za con una lar­ga per­ma­nen­cia por la agre­si­vi­dad, varia­bi­li­dad y capa­ci­dad de adap­ta­ción del virus que nos ata­ca, esta vez, a toda la espe­cie huma­na. Este bicho, lite­ral­men­te, ha pues­to en cri­sis al mun­do ente­ro y ha deve­la­do la vul­ne­ra­bi­li­dad de la espe­cie huma­na, has­ta en los paí­ses más ricos y pode­ro­sos, mien­tras que en los paí­ses pobres, como se ha hecho evi­den­te para todos, ha evi­den­cia­do la inefi­cien­cia, la depen­den­cia y la corrup­ción con las que los vie­jos polí­ti­cos admi­nis­tran a sus socie­da­des. Esta situa­ción hace evi­den­te tam­bién que los sis­te­mas de admi­nis­tra­ción basa­dos en la supre­ma­cía mer­can­ti­lis­ta e indi­vi­dua­li­zan­te están fra­ca­san­do estrepitosamente.

El can­di­da­to del Perú libre de este modo rese­man­ti­za los con­te­ni­dos de la tra­di­ción gamo­nal del hacen­da­do peruano, para dejar muy cla­ra­men­te afir­ma­do que a estas altu­ras de la his­to­ria, la reali­dad polí­ti­ca está vivien­do tiem­pos de cam­bios profundos 

Esta es la coyun­tu­ra don­de sur­ge el par­ti­do Perú libre que nace des­de una base en el cen­tro andino peruano, se extien­de hacia el sur y nor­te, y es lide­ra­do por un pro­fe­sor caja­mar­quino. Este líder es un hom­bre de áreas rura­les, que alter­na su tra­ba­jo como maes­tro de escue­la con ocu­pa­cio­nes pro­pias del cam­po, como la cha­cra, y la orga­ni­za­ción rural de auto­de­fen­sa, como son las ron­das cam­pe­si­nas que ocu­pan uno de los vacíos que el Esta­do peruano es inca­paz de aten­der. Una nue­va cla­se de polí­ti­co, que como líder comu­nal es fre­cuen­te en el Perú rural, pero que sin embar­go no lo es entre los can­di­da­tos que lle­gan a optar por un pues­to en el pala­cio de gobierno. En estas elec­cio­nes un hom­bre del pue­blo rural, cuyo capi­tal polí­ti­co es su cons­tan­te lucha por la bús­que­da de una vida dig­na y con equi­dad de opor­tu­ni­da­des para sus con­ciu­da­da­nos es el que aspi­ra ser pre­si­den­te del Perú. Un mes­ti­zo, un cam­pe­sino que se exhi­be sobre el lomo de un caba­llo peruano de paso, ani­mal que remi­te a los ran­cios cha­la­nes de Mama­co­na en Lurín, la capi­tal lime­ña. El can­di­da­to del Perú libre de este modo rese­man­ti­za los con­te­ni­dos de la tra­di­ción gamo­nal del hacen­da­do peruano, para dejar muy cla­ra­men­te afir­ma­do que a estas altu­ras de la his­to­ria, la reali­dad polí­ti­ca está vivien­do tiem­pos de cam­bios pro­fun­dos, aque­llos cam­bios que en la cos­mo­go­nía que­chua se cono­cen como un gran Pacha­ku­ti. En ese sen­ti­do, al menos por los resul­ta­dos de esta pri­me­ra vuel­ta, se pue­de ver que estos cam­bios se están dan­do y son regis­tra­dos en imá­ge­nes como la del cha­lán pro­vin­ciano, que en año del “Bicen­te­na­rio de la inde­pen­den­cia”, es el que está lite­ral­men­te y sim­bó­li­ca­men­te toman­do las riendas.

Cas­ti­llo al esce­ni­fi­car su paso por los cen­tros urba­nos, tan­to de su tie­rra natal como de la capi­tal lime­ña, doman­do al caba­llo, recrea y revi­ve sím­bo­los con los que se for­mó la ges­ta de resis­ten­cia al inva­sor euro­peo en el mun­do andino ame­ri­cano. Su per­for­man­ce refie­re a la lucha entre pode­res en pug­na, y en su caso nos recuer­da a una varia­ción de tipo más rea­lis­ta de la esce­na sim­bó­li­ca y utó­pi­ca de un cón­dor mon­ta­do sobre un toro al que pico­tea para desan­grar­lo. Esce­na que has­ta la actua­li­dad es repre­sen­ta­da en las fies­tas andi­nas del cen­tro del Perú y que fue moti­vo esté­ti­co y temá­ti­co de la pri­me­ra nove­la, Yawar Fies­ta (1941), de José María Argue­das. En esta nue­va y poten­te ima­gen que Cas­ti­llo pre­sen­tó el día de las elec­cio­nes de este 2021, tan­to en Lima como en el cen­tro urbano del dis­tri­to caja­mar­quino, se tie­ne más bien la ima­gen de un con­flic­to interno, post con­quis­ta, post virrei­na­to y has­ta post repu­bli­cano, mucho más actual y laten­te. Este cam­po de bata­lla abar­ca todo el país, foca­li­za­do en los con­flic­tos entre el cam­po y la ciu­dad, don­de la ciu­dad aca­pa­ra, median­te un sis­te­ma cen­tra­lis­ta, el acce­so a la edu­ca­ción, a la vivien­da ade­cua­da, a los pues­tos de tra­ba­jo, a la movi­li­za­ción social y al desa­rro­llo de la eco­nó­mi­ca fami­liar. El con­flic­to que se pue­de ver en la esce­na pro­ta­go­ni­za­da por Cas­ti­llo, fren­te a un audi­to­rio nacio­nal e inter­na­cio­nal, es el que se desa­rro­lla entre un Perú tra­di­cio­nal ran­cio y capi­ta­lino con una repre­sen­tan­te cues­tio­na­da judi­cial­men­te por corrup­ción con­tra otro Perú popu­lar y pro­vin­ciano, repre­sen­ta­dos por un nue­vo líder en el que ponen su espe­ran­za para hacer posi­ble que los ser­vi­cios y bene­fi­cios del Esta­do sean admi­nis­tra­dos equi­ta­ti­va­men­te. En ese sen­ti­do en con­flic­to ya no se plan­tea en tér­mi­nos míti­cos, como en el Yawar Fies­ta sino en el plano his­tó­ri­co y político.

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Repre­sen­ta­ción del Yawar Fiesta

Sin embar­go esta esce­na, que podría estar repre­sen­tan­do perio­dos rela­ti­va­men­te recien­tes, no se cir­cuns­cri­be a las luchas entre los gamo­na­les y cam­pe­si­nos, en el perio­do Repu­bli­cano, sino que se hun­de en una lar­guí­si­ma his­to­ria, inclu­so, pre­his­pá­ni­ca. Para lle­gar a dome­ñar al caba­llo crio­llo cos­te­ño, de modo rela­ti­va­men­te fácil, Cas­ti­llo tuvo que hacer alian­zas y reavi­var luchas mucho más allá de la región Caja­mar­ca y sus alre­de­do­res y más allá de la colo­ni­za­ción euro­pea al con­ti­nen­te ame­ri­cano. Pin­tar el mapa elec­to­ral peruano con los colo­res del arco iris y el recla­mo de los pobres y mar­gi­na­li­za­dos, antes que con el rojo, del modo en que Cas­ti­llo lo hizo, des­de su natal Taca­bam­ba impli­có un pro­ce­so mucho más lar­go que va más allá que la mar­cha del con­quis­ta­dor Fran­cis­co Piza­rro que hizo en 1533 des­de Caja­mar­ca has­ta el Cuz­co para tomar la capi­tal del impe­rio de los Incas.

La his­to­ria del par­ti­do polí­ti­co Perú Libre, en esta pri­me­ra vue­la, se remo­ta a una pug­na que podría estar lle­gan­do has­ta tiem­pos pre­co­lom­bi­nos. El Impe­rio inca, como se sabe, si se le aís­la de sus ante­ce­den­tes en la cul­tu­ra Tihua­na­co y Wari, lle­gó a con­tro­lar una gran exten­sión de la tie­rra sud­ame­ri­ca­na en menos de un siglo, es decir, poco tiem­po en com­pa­ra­ción con lo que les tomó a otros impe­rios de la anti­güe­dad. El lla­ma­do Tahuan­tin­su­yo fue un Esta­do impe­rial que los mis­mos euro­peos, des­de su arri­bo a estas tie­rras lo com­pa­ra­ron, a tra­vés de sus cro­nis­tas, con el Impe­rio romano, esti­ma­do en 500 años de dura­ción. Inclu­so un cro­nis­ta, inte­lec­tual y acti­vis­ta como fue el mes­ti­zo cha­cha­po­yano Blas Vale­ra fue muy enfá­ti­co e insis­ten­te en esta com­pa­ra­ción, como par­te de sus estra­te­gias en su inten­to de cate­go­ri­zar a la cul­tu­ra que­chua como una civi­li­za­ción tan o más avan­za­da que la occi­den­tal, con fines de sal­va­guar­dar­la. Vale­ra inter­vino acti­va­men­te a favor de los que­chuas en momen­tos que los inva­so­res espa­ño­les avan­za­ban en el exter­mi­nio de pue­blos y cul­tu­ras que encon­tra­ban a su paso. Esta avan­za­da geno­ci­da, sin embar­go no se con­so­li­dó, no logra­ron con­su­mar­la gra­cias a la inter­ven­ción de per­so­na­jes como el mis­mo Vale­ra, que lucha­ron toda su vida para impe­dir­lo. La resis­ten­cia que­chua, que se dio en diver­sos fren­tes, tuvo en la lucha y la por­fía de mon­jes como los domi­ni­cos Fran­cis­co de Vic­to­ria y Bar­to­lo­mé de las Casas en Cen­troa­mé­ri­ca y de los jesui­tas Die­go Torres y el pro­pio Blas Vale­ra en Suda­mé­ri­ca un impor­tan­tes sopor­te inte­lec­tual y su acti­vo tra­ba­jo con las éli­tes reli­gio­sas y monár­qui­cas pro­cu­ra­ron un mejor tra­to a tra­vés de la for­mu­la­ción de leyes para fre­nar a los colo­nos y a las fuer­zas mili­ta­res del virrei­na­to que die­ran rien­da suel­ta a sus ambi­cio­nes eco­nó­mi­cas y aca­ba­ran con toda la pobla­ción indí­ge­na. El caso del cha­cha­po­yano, es una mues­tra, poco estu­dia­da en la his­to­rio­gra­fía perua­na, de un tra­ba­jo tenaz que fue con­ti­nua­do duran­te el fin del siglo XVI y entra­do el siglo XVII, en lo que la antro­pó­lo­ga e his­to­ria­do­ra Saby­ne Hiland y otros estu­dio­sos lla­man, el “Movi­mien­to Neo-Inca” que ini­ció, pre­ci­sa­men­te, Blas Vale­ra Pérez.

Como los impe­rios actua­les, que en estos tiem­pos se dispu­tan el poder eco­nó­mi­co, en la épo­ca de los incas, el impe­rio de matriz cuz­que­ña pasó atro­pe­llan­do de modo cruel a las cul­tu­ras que no se some­tían, dejan­do una serie de frac­cio­nes que des­pués le cos­tó su caí­da fren­te a la inva­sión espa­ño­la, que no fue tan inme­dia­ta como nos cuen­ta la his­to­ria ofi­cial, sino que duró por lo menos 40 años de resis­ten­cia mili­tar y a tra­vés de otros tipos de resis­ten­cia con­ti­nua has­ta la actua­li­dad. Resis­ten­cias que se han man­te­ni­do, en el área cul­tu­ral, reli­gio­sa, orga­ni­za­ción social y auto­no­mía ali­men­ta­ria que tan­to que­chuas como aima­ras y la bas­ta plé­ya­de de pue­blos ama­zó­ni­cos siguen man­te­nien­do, de tal modo que ni los que­chuas ni los otros pue­blos perua­nos fue­ron ven­ci­dos, como lo afir­man los mayo­ría de nues­tros historiadores.

Los con­flic­tos inter­cul­tu­ra­les que ya se daban en los tiem­pos del inca­na­to, per­ma­ne­cie­ron en ese Perú rural que en estas elec­cio­nes ha pues­to en la com­pe­ten­cia por la pre­si­den­cia a Pedro Cas­ti­llo. Las grie­tas que en su momen­to se die­ron entre la capi­tal aris­to­crá­ti­ca del Cuz­co con el otro polo de la hege­mo­nía inca, el Chin­chay­su­yo, ubi­ca­da hacia Qui­to y la zona nor­te del actual Perú podrían estar toda­vía laten­tes. Hace más de 500 años, esta situa­ción, final­men­te, des­en­ca­de­na­ría gue­rras cuyo mayor refe­ren­te es la que sos­tu­vie­ron los her­ma­nos Atahual­pa en el nor­te y Huás­car en el sur, la cual final­men­te res­que­bra­jó al pode­ro­so impe­rio de los Incas. Las pug­nas polí­ti­cas y mili­ta­res de aque­llos tiem­pos, ante la pre­sen­cia de un fac­tor exógeno como el espa­ñol, ade­más de mos­trar la riva­li­dad en la eli­te del impe­rio, pro­pi­ció el derrum­be del que­bra­di­zo anda­mia­je sobre el que se sos­te­nía este impe­rio, como se vio en las alian­zas loca­les que Piza­rro hizo, en su “mar­cha al Cuz­co”, con otros pue­blos como los caña­ris, los cha­cha­po­yas o los huancas.

Alre­de­dor de un siglo antes de este momen­to de quie­bre his­tó­ri­co para el Perú pre­co­lom­bino, la mis­ma expan­sión inca se ini­cia con gue­rras entre dos vie­jos riva­les: los que­chuas cuz­que­ños y los que­chuas chan­cas del “Rei­no de los Par­kos”, resis­ten­tes al avan­ce del nacien­te impe­rio, y que tuvo su fin, con el triun­fo del inca Pacha­cu­tec hacia 1438, quien con­so­li­dó la for­ta­le­za de impe­rio e ini­ció su expan­sión hacia el nor­te, con­ti­nua­do por su hijo Túpac Yupan­qui y su nie­to Huay­na Capac .

La expan­sión inca dejó como resul­ta­do, hacia el final de su hege­mo­nía, un terri­to­rio con dife­ren­tes cul­tu­ras que por más que habían sido uni­fi­ca­das por la impo­si­ción de una len­gua gene­ral, el runa simi, que ya se había divi­di­do en una serie de varian­tes regio­na­les: sur, cen­tro y nor­te, no había sido uni­fi­car­la ni polí­ti­ca ni cul­tu­ral­men­te. Se habrían esta­ble­ci­do ya des­de estos tiem­pos pug­nas y riva­li­da­des, que sobre­pa­sa­ron, inclu­so, los siglos de domi­na­ción espa­ño­la en el virrei­na­to: el sur cus­que­ño, el cen­tro chan­ca-wan­ca y el nor­te que­chua-caña­ri-cha­cha­po­yas, así como todo lo que sería el Con­tin­su­yo, hoy la región ama­zó­ni­ca. Todos estos pue­blos man­tu­vie­ron, des­de aque­llos tiem­pos, ardien­tes riva­li­da­des, que han segui­do vigen­tes en el perio­do Republicano.

¿esta­rán, el caja­mar­quino Pedro Cas­ti­llo y su alia­do el juni­nen­se Vla­di­mir Cerrón en las con­di­cio­nes de seguir tejien­do sus alian­zas, aho­ra que ya tie­nen el sur a su favor para poder hacer nue­va­men­te el cer­co al bas­tión crio­llo limeño? 

Dan­do el sal­to a nues­tra épo­ca y al ver las estra­te­gias y los resul­ta­dos de la pri­me­ra vuel­ta de las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les, pare­cie­ra haber­se revi­vi­do este esque­ma de divi­sio­nes don­de alian­zas de vie­ja data esta­rían reac­tua­li­zán­do­se. La pre­gun­ta que se nos vie­ne es enton­ces, ¿fue esta Caja­mar­ca moder­na con un mile­na­rio pasa­do, a tra­vés de su líder Pedro Cas­ti­llo, que logró una nue­va alian­za con el cen­tro, per­so­ni­fi­ca­do por el líder Vla­di­mir Cerrón, la que está vol­vien­do a reapa­re­cer en el esce­na­rio polí­ti­co, reco­rrien­do cami­nos ante­rior­men­te tran­si­ta­dos? A juz­gar por lo que se vio en esta pri­me­ra vuel­ta el nor­te y el cen­tro vol­vie­ron a avan­zar jun­tos y esta vez sí toma­ron la volun­tad de los sure­ños, actual­men­te divi­di­dos en líde­res como el pune­ño Les­cano y la lide­re­sa cuz­que­ña Men­do­za. La otra pre­gun­ta mucho más impor­tan­te y urgen­te es, ¿esta­rán, el caja­mar­quino Pedro Cas­ti­llo y su alia­do el juni­nen­se Vla­di­mir Cerrón en las con­di­cio­nes de seguir tejien­do sus alian­zas, aho­ra que ya tie­nen el sur a su favor para poder hacer nue­va­men­te el cer­co al bas­tión crio­llo lime­ño? Tal como se ha dado la corre­la­ción de las fuer­zas en pug­na esta misión resul­ta de una impor­tan­cia cru­cial en la his­to­ria del Perú, ya que la opción capi­ta­li­na en esta coyun­tu­ra está toma­da no solo por un ran­cio crio­llis­mo cen­tra­lis­ta sino por uno de sus ban­dos más cues­tio­na­dos: un par­ti­do polí­ti­co que estu­vo en el gobierno y es amplia­men­te cono­ci­do por sus ante­ce­den­tes de corrup­ción y vio­la­ción de los dere­chos huma­nos, cuya lide­re­sa esta sien­do enjui­cia­da por acu­sa­cio­nes de orga­ni­za­ción cri­mi­nal, que la con­de­na­rían a la cár­cel has­ta por trein­ta años.

Revi­sar estos flu­jos inter­nos, de vie­ja data, que esta­rían ope­ran­do en las luchas polí­ti­cas actua­les y los nue­vos posi­cio­na­mien­tos estra­té­gi­cos de la polí­ti­ca en el Perú y en toda Suda­mé­ri­ca, nos mues­tra con mayor pers­pec­ti­va la situa­ción cul­tu­ral, polí­ti­ca y eco­nó­mi­ca de los pue­blos ori­gi­na­rios ame­ri­ca­nos, a quie­nes se les ha colo­ca­do en un cam­po con­cen­tra­do de inamo­vi­li­dad social y eco­nó­mi­ca, pue­blos que han refor­za­do su iden­ti­dad cul­tu­ral como úni­co refu­gio fren­te a las agre­sio­nes colo­nia­les occi­den­ta­les. Des­de esa tra­di­ción cul­tu­ral han podi­do sobre­vi­vir a la ame­na­za de exter­mi­nio que duran­te los últi­mos 500 años ha pen­di­do sobre ellos. Y des­de esa matriz cul­tu­ral con­ti­núan libran­do bata­llas con­tra dife­ren­tes tipos de inva­sión, pro­pios de nues­tra era moder­na, cen­tra­das en la explo­ta­ción de los recur­sos natu­ra­les que hay en sus terri­to­rios, como en el pre­ci­so momen­to en el que los euro­peos lle­ga­ron a este continente.

En la mayo­ría de los paí­ses ame­ri­ca­nos los pue­blos ori­gi­na­rios sie­guen sien­do ata­ca­dos ya no direc­ta­men­te por un Esta­do impe­rial que sí lo hay, sino por cada uno de los Esta­dos nación que con­tro­lan a cada país. Si bien es cier­to que el impe­rio glo­bal que se pre­ten­de for­mar y que cada vez se evi­den­cia más en los posi­cio­na­mien­tos inter­na­cio­na­les, en los que Esta­dos Uni­dos y Chi­na tie­nen los roles pro­ta­gó­ni­cos, a nivel nacio­nal se ha ini­cia­do una ali­nea­mien­to hacia uno de esos ejes, que a estas altu­ras va mucho más allá de una sim­ple dico­to­mía entre izquier­da y dere­cha, como pudo ser en los tiem­pos de la gue­rra fría. El camino, en la actua­li­dad, lo que se esta ponien­do en jue­go, aho­ra, es un posi­cio­na­mien­to fren­te a mode­los eco­nó­mi­cos y a la explo­ta­ción de los recur­sos natu­ra­les, en un con­tex­to don­de la depen­den­cia se pre­sen­ta a un orden glo­bal. Des­de cada Esta­do nación ame­ri­cano se tra­ba­ja, en estos tiem­pos, para ali­men­tar al Esta­do glo­bal, que está aso­cia­do a las gran­des tras­na­cio­na­les con las que se pre­ten­de cogo­ber­nar el país y el pla­ne­ta por un lado y por el otro la opción de Esta­dos mul­ti­na­cio­na­les, espe­cial­men­te en paí­ses con un alto por­cen­ta­je de pue­blos ori­gi­na­rios, que pue­dan libe­rar a sus pue­blos y pasar a una plu­ri­na­cio­na­li­dad, que demo­cra­ti­ce el poder polí­ti­co y eco­nó­mi­co para que un solo gru­po de poder no pue­da seguir nego­cian­do a su anto­jo los des­ti­nos de la mayo­ría de los ciudadanos.

Como se ha vis­to en otros momen­tos his­tó­ri­cos, la nue­va colo­ni­za­ción glo­ba­li­zan­te no avan­za en un solo sen­ti­do, fuer­zas que com­pi­ten y fuer­zas que resis­ten son otros com­po­nen­tes de esta diná­mi­ca lucha por el poder eco­nó­mi­co y el con­trol de los recur­sos natu­ra­les. Suda­mé­ri­ca con su cade­na ver­te­bral de los andes rica en mine­ra­les y su bas­ta Ama­zo­nía con el gas y el petró­leo ade­más de la rique­za fores­tal ha esta­do siem­pre en la mira des­de que occi­den­te la des­cu­brió y la inva­dió. La cono­ci­da resis­ten­cia cul­tu­ral se man­tu­vo entre las mon­ta­ñas andi­nas y los bos­ques de la Ama­zo­nía y en este siglo XXI comien­zan a apa­re­cer revi­ta­li­za­das. Las mues­tras que se van con­so­li­dan­do, segu­ra­men­te en un pro­ce­so demo­crá­ti­co que nece­si­ta muchos ajus­tes, está en paí­ses como Boli­via, cuyo movi­mien­to indí­ge­na ya lle­gó al poder, quie­nes tan­to en el plano eco­nó­mi­co como en el cul­tu­ral, revir­tien­do e invir­tien­do el lar­go pro­ce­so de colo­ni­za­ción y neo colo­ni­za­ción. Ecua­dor es otro país que vie­ne con­so­li­dan­do su orga­ni­za­ción indí­ge­na y en este 2021, ya se cons­ti­tu­yó en una cla­ra opción polí­ti­ca de gobierno nacio­nal con el Movi­mien­to Indí­ge­na Plu­ri­cul­tu­ral Pacha­ku­tik, que alcan­zó una altí­si­ma vota­ción y que los lle­vó a estar a poco de ir a una segun­da vuel­ta electoral.

En el caso del Perú, sec­to­res de los múl­ti­ples pue­blos que con­for­man el arco iris peruano de cul­tu­ras, de tra­di­cio­nes y len­guas, con­ce­bi­dos como los cua­tro suyos des­de cul­tu­ras mile­na­rias que ante­ce­die­ron a la inva­sión euro­pea, están tra­ba­jan­do por orga­ni­zar sus vie­jas alian­zas. Des­pués de una lar­ga recu­pe­ra­ción demo­grá­fi­ca, ya se pue­de visua­li­zar un con­jun­to de fuer­zas que aflo­ran en la pug­na por recu­pe­rar sus posi­cio­nes, las cua­les están rela­cio­na­das, más que por ideo­lo­gías que al fin y al cabo tam­bién son euro-inva­si­vas, en fun­ción a su his­to­ria y al espa­cio con­cre­to don­de trans­cu­rren las vidas de sus habi­tan­tes. Las tra­di­cio­nes, iden­ti­da­des y la cul­tu­ra en gene­ral sur­ge des­de un piso, al que se lla­ma terri­to­rio y la ansia­da y pos­ter­ga­da libe­ra­ción de los pue­blos inva­di­dos en el amplio aba­ni­co cul­tu­ral del Perú se vie­ne orga­ni­zan­do a par­tir de estos espa­cios con­cre­tos. Des­de ahí se están replan­tean­do las vie­jas alian­zas que esca­van en su historia.

Solo con la suma de opcio­nes aca­lla­das his­tó­ri­ca­men­te se podrá ampliar los colo­res de nues­tra ban­de­ra para lograr des­ar­ti­cu­lar el núcleo corrup­to que ha gober­na­do el Perú des­de la casa de Piza­rro en Lima. 

En el Perú, ade­más de lo que hemos pre­sen­cia­do en esta pri­me­ra vuel­ta de las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les, un nue­vo flu­jo, el del Con­tin­su­yo, se halla tam­bién en pro­ce­so de avan­ce. En este terri­to­rio se hallan con­cen­tra­dos una gran can­ti­dad de pue­blos ori­gi­na­rios, que nun­ca logra­ron ser colo­ni­za­dos, como por ejem­plo los lla­ma­dos Bra­ca­mo­ros, que se ubi­can tam­bién en las inme­dia­cio­nes ama­zó­ni­cas de Caja­mar­ca. Ellos tam­bién tie­nen una lar­ga lucha con­tra inva­so­res: repe­lie­ron el avan­ce inca, la inten­to­na colo­nial y la repu­bli­ca­na y actual­men­te vie­nen sos­te­nien­do la defen­sa cerra­da de su terri­to­rio con­tra pro­pios y extra­ños. Oja­lá pron­to lle­gue el día en que a ellos tam­bién los ten­ga­mos en el esce­na­rio de las pug­nas polí­ti­cas demo­crá­ti­cas a nivel nacio­nal. Solo con la suma de opcio­nes aca­lla­das his­tó­ri­ca­men­te se podrá ampliar los colo­res de nues­tra ban­de­ra para lograr des­ar­ti­cu­lar el núcleo corrup­to que ha gober­na­do el Perú des­de la casa de Piza­rro en Lima.


*Luis Chá­vez Rodrí­guez es poe­ta y fun­da­dor de La casa del coli­brí de Chi­ri­mo­to, en Ama­zo­nas, una aso­cia­ción civil fun­da­da en el 2006. Tra­ba­ja con un sis­te­ma de volun­ta­rios, reci­bien­do y movi­li­zan­do estu­dian­tes y pro­fe­sio­na­les para rea­li­zar pro­yec­tos en áreas de edu­ca­ción, arte, orga­ni­za­ción comu­nal, sanea­mien­to, agri­cul­tu­ra y medioambiente.

FUENTE: SERVINDI

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