Otra paletada de lodo cayó sobre la ya maltrecha imagen moral del ejército israelí, invasor, ocupante, genocida y ejecutor consetudinario de vejámenes y humillaciones a palestinos. Además de todo eso, mostró un cariz piratesco, cuando las tropas que asaltaron en aguas internacionales la flotilla de la solidaridad con la asediada población de Gaza, cargaron con teléfonos, ordenadores, dinero y tarjetas de créditos de los pasajeros ilegalmente apresados.
Lo que tras los acontecimientos del 31 de mayo pasado se apuntó como una fuerte sospecha, pero desestimada encubridoramente por autoridades del país expansionista, terminó confirmándose como probada fechoria uniformada con la detención de militares “sin precisar el número”, que serán sometidos a investigación. Con cierto hálito de pudor, la edición electrónica del diario Yediot Aharonot , comentó que ”tal y como está la situación en estos momentos será embarazosa y bochornosa”, y sin descartarse que otros robos parecidos salgan a la luz.
No debería sorprender el desenfado con que se cometieron los saqueos en unas fuerzas armadas tan insufladas de prepotencia, arrogancia e impunidad .