Colom­bia. Balan­ce polí­ti­co del Paro Nacional

Por Javier Cal­de­rón Castillo,Resumen Lati­no­ame­ri­cano, 3 de mayo de 2021.

El pre­si­den­te Iván Duque pre­sen­tó un pro­yec­to de refor­ma tri­bu­ta­ria al Con­gre­so de la Repú­bli­ca el pasa­do 20 de abril, con el que pre­ten­día recau­dar cer­ca de 8 mil millo­nes de dóla­res bajo el argu­men­to de enfren­tar la cri­sis sani­ta­ria. Esta pro­pues­ta fue recha­za­da mayo­ri­ta­ria­men­te por diver­sos sec­to­res polí­ti­cos y socia­les del país, pro­vo­can­do una ola de masi­vas pro­tes­tas (Paro Nacio­nal) en todas las ciu­da­des de Colom­bia des­de el 28 de abril; lue­go de cin­co días de movi­li­za­cio­nes y repre­sión poli­cial (con die­ci­séis muer­tes con­fir­ma­das y muchas per­so­nas lesio­na­das), el Gobierno se vio obli­ga­do, este 2 de mayo, a reti­rar el pro­yec­to y con­vo­car a un diá­lo­go político.

La res­pues­ta fue recha­za­da des­de el pri­mer momen­to por la mayo­ría de las ban­ca­das par­la­men­ta­rias, inclu­yen­do algu­nos par­ti­dos ofi­cia­lis­tas y otros que habían dado res­pal­do y gober­na­bi­li­dad al pre­si­den­te (como el Par­ti­do Libe­ral lide­ra­do por el expre­si­den­te Cesar Gavi­ria). Era una pro­pues­ta con sello de fra­ca­so des­de el comienzo.

Aten­dien­do a múl­ti­ples intere­ses, estos sec­to­res polí­ti­cos y una bue­na par­te de la socie­dad civil mos­tra­ron su des­acuer­do con la estruc­tu­ra de la refor­ma, e inclu­so con la mis­ma idea de impo­ner más impues­tos, en tan­to ya des­de la ante­rior refor­ma tri­bu­ta­ria de Duque, de 2019, el males­tar fue cre­cien­do al com­pás de las enor­mes exen­cio­nes tri­bu­ta­rias otor­ga­das a los gran­des capi­ta­les, que se han bene­fi­cia­do con más de 4 mil millo­nes de dóla­res al año des­de entonces.

El con­tex­to social tam­po­co es favo­ra­ble. Los altos índi­ces de pobre­za subie­ron con­si­de­ra­ble­men­te: los infor­mes ofi­cia­les esti­man la pobre­za mone­ta­ria en el 42,5 % (21,1 millo­nes de per­so­nas) y la pobre­za extre­ma mone­ta­ria lle­ga al 15,2 % (7,6 millo­nes de per­so­nas), con el 14,5 % de des­em­pleo, un 51,2 % de infor­ma­li­dad, y con serias difi­cul­ta­des para la vacu­na­ción (se han apli­ca­do 5 millo­nes de dosis, sin que Pfi­zer ni Sino­vac aumen­ten el rit­mo de entre­gas) con rebro­tes de con­ta­gios que obli­gan a cie­rres par­cia­les de comercios.

Todo ello acon­te­ce en un año pre­elec­to­ral, en el que todas las for­ma­cio­nes polí­ti­cas empie­zan a pen­sar y actuar de cara a sus elec­to­res con mayor cálcu­lo polí­ti­co. Aun­que res­tan diez meses para las elec­cio­nes par­la­men­ta­rias y un año para las pre­si­den­cia­les, el Gobierno ya tie­ne el sol a sus espal­das y no cuen­ta con sufi­cien­te fuer­za como para sumar a la tota­li­dad de las fac­cio­nes de dere­cha en su agen­da de gestión.

Efec­tos polí­ti­cos del reti­ro de la refor­ma tributaria

  1. El reti­ro del pro­yec­to de refor­ma tri­bu­ta­ria es una derro­ta polí­ti­ca y sim­bó­li­ca para el uri­bis­mo y para el pre­si­den­te Duque. A un año de las elec­cio­nes, dicho revés ahu­yen­ta­rá a sus alia­dos en el Con­gre­so, con quie­nes logró esta­bi­li­zar su gober­na­bi­li­dad en 2019 pero que no se defi­nen como ofi­cia­lis­tas: el Par­ti­do Libe­ral del expre­si­den­te César Gavi­ria y Cam­bio Radi­cal del exvi­ce­pre­si­den­te de San­tos, Ger­mán Var­gas Lle­ras. Estos par­ti­dos ya están pidien­do a sus cuo­tas minis­te­ria­les reti­rar­se del Gobierno, lo que sig­ni­fi­ca­ría un esce­na­rio de ingo­ber­na­bi­li­dad al no lograr mayo­rías en el Con­gre­so. Gavi­ria y Var­gas Lle­ras, al recha­zar la refor­ma y des­li­gar­se de Duque, pre­ten­den cana­li­zar el des­con­ten­to social y poner­se una meda­lla de triun­fo pen­san­do en el 2022.
  2. El minis­tro de Hacien­da pre­sen­tó su renun­cia sin que aún haya sido acep­ta­da por el pre­si­den­te Duque. Se ini­cia una nego­cia­ción entre par­ti­dos de la dere­cha pro­mo­vi­da por el uri­bis­mo para lograr gober­na­bi­li­dad; en ese mar­co, la ofer­ta de minis­te­rios pue­de dar lugar a una cri­sis minis­te­rial que con­clu­ya con varios cambios.
  3. La coa­li­ción del Pac­to His­tó­ri­co, lide­ra­da por Gus­ta­vo Petro e Iván Cepe­da, salen muy for­ta­le­ci­da. Sus par­la­men­ta­rios lide­ra­ron la opo­si­ción a la refor­ma, y acer­ta­ron en su cone­xión con la ciu­da­da­nía y el res­pal­do al paro nacio­nal. Sin embar­go, esto pue­de ser un triun­fa­lis­mo que con­duz­ca a erro­res, como hacer equi­va­len­te el males­tar social a una estruc­tu­ra de cambio.
  4. La pobla­ción ganó al salir masi­va­men­te a demos­trar su incon­for­mi­dad. Lo hizo por un cúmu­lo de deman­das no tra­mi­ta­das y por la des­co­ne­xión del Gobierno con las mayo­rías. El Gobierno es per­ci­bi­do como una éli­te, y la refor­ma tri­bu­ta­ria sólo ter­mi­nó de deci­dir a gru­pos mode­ra­dos, que esta­ban espe­ran­do el diá­lo­go des­de el Gobierno. La movi­li­za­ción segui­rá mien­tras el Gobierno y el Con­gre­so no den una res­pues­ta social y pacífica.
  5. La juven­tud ganó. Habló cla­ro y está jugan­do un papel cen­tral en la dispu­ta; en los pró­xi­mos meses serán el cen­tro de accio­nes esta­ta­les para cri­mi­na­li­zar esa volun­tad, en tan­to el Gobierno sabe que exis­te des­po­li­ti­za­ción y que el mie­do disua­de. Qui­zás sea tar­de para rever­tir ese sen­ti­do común anti­uri­bis­ta (prin­ci­pal­men­te) cons­trui­do en la juven­tud colom­bia­na. Per­so­nas que vota­ron por Uri­be y Duque se decla­ran hoy anti­uri­bis­tas, har­tas de la corrup­ción y soli­da­rias con la movi­li­za­ción. Hay una “repo­li­ti­za­ción “del país.
  6. La situa­ción le dio fuer­za impul­so a la izquier­da y el pro­gre­sis­mo, que tie­nen la res­pon­sa­bi­li­dad de orien­tar cómo con­ti­núa la dispu­ta. Si se orien­ta y admi­nis­tra ese des­con­ten­to se verá refle­ja­do en las elec­cio­nes y serán gobierno; si no lo hace bien, la incon­for­mi­dad podría ser fago­ci­ta­da por la anti­po­lí­ti­ca (voto blan­co, nulo, todos son lo mis­mo, etc.).
  7. El pre­si­den­te Duque lan­zó al Ejér­ci­to a las calles el sába­do 1 de mayo. Esa ame­na­za de mili­ta­ri­za­ción se devol­vió rápi­do, pues 24 horas des­pués se vio obli­ga­do a reti­rar la refor­ma. La gen­te no se ami­la­nó y las fuer­zas mili­ta­res deben estar cal­cu­lan­do para no car­gar con el peso de un Gobierno tan debi­li­ta­do. El esce­na­rio más pro­ba­ble es que estén pen­san­do en una alter­na­ti­va pro­pia (no gol­pe, sino acuer­do con la dere­cha no uri­bis­ta, en sin­to­nía con los EE. UU. de Biden).
  8. Que­dan debi­li­ta­dos los alcal­des de Bogo­tá, Clau­dia López, y de Cali, Iván Ospi­na. Son gran­des per­de­do­res por­que apo­ya­ron la refor­ma tri­bu­ta­ria y no logra­ron evi­tar los abu­sos de la fuer­za públi­ca. En Cali, la cifra ofi­cial es de sie­te per­so­nas muer­tas, hay per­so­nas des­apa­re­ci­das y muchas heri­das. Sólo toma­ron dis­tan­cia de Duque con­tra la mili­ta­ri­za­ción cuan­do el pre­si­den­te deci­dió reti­rar la reforma.
  9. Las movi­li­za­cio­nes sobre­pa­sa­ron el poder de los medios tra­di­cio­na­les (RCN y el Tiem­po, etc.), que des­de el comien­zo estig­ma­ti­za­ron el lla­ma­do a paro. Por otro lado, las redes socia­les gana­ron, son el cen­tro de inter­ac­ción, dis­cu­sión e infor­ma­ción (y desinformación).

Esce­na­rios

  • Diá­lo­go de la éli­te. El pre­si­den­te Duque, al reti­rar la refor­ma tri­bu­ta­ria lla­mó al diá­lo­go, pero no está cla­ro si repe­ti­rá su libre­to del 2019, cuan­do deci­dió acor­dar con Cam­bio Radi­cal y el Par­ti­do Libe­ral ‑jun­to con las cáma­ras empre­sa­ria­les- y nun­ca se reu­nió con repre­sen­tan­tes del paro, ni sin­di­ca­les, ni socia­les. Es el esce­na­rio más pro­ba­ble, pero las fuer­zas polí­ti­cas de la dere­cha están pen­san­do en las elec­cio­nes del 2022 y podrían dejar sin mar­gen al uri­bis­mo para gober­nar. En ese sen­ti­do, las pri­va­ti­za­cio­nes de las pocas empre­sas esta­ta­les que que­dan serán la sali­da para finan­ciar el últi­mo año de gobierno.
  • El otro esce­na­rio es de diá­lo­go nacio­nal con todos los sec­to­res. Lo que impli­ca reco­no­cer una agen­da de deman­das más amplias que la tri­bu­ta­ria, que inclu­yen la polí­ti­ca de paz y rei­vin­di­ca­cio­nes sec­to­ria­les. Es un esce­na­rio con baja pro­ba­bi­li­dad, pero podría ser la sali­da para des­com­pri­mir la rabia y ter­mi­nar el man­da­to con el diá­lo­go social como legado.
  • fuente:Celag

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