El juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco ha abierto diligencias para investigar “el atentado terrorista” de Afganistán, que segó la vida de dos guardias civiles y su intérprete. Así mismo, ha ordenado que se practique la autopsia de los cadáveres cuando lleguen a España. Ignoramos si las realizarán antes o después de los homenajes de rigor, homenajes que brillan por su ausencia cuando los muertos son obreros, víctimas de otra clase de terrorismo. En cinco meses (de enero a mayo), 299 trabajadores han perecido en accidentes laborales, dejando viudas con pensiones de risa y ni una sola medalla.
Y pese a que la Audiencia Nacional se arrogue la competencia colonial de investigar los delitos de terrorismo cometidos contra españoles en el extranjero, especialmente en países pobres (los delitos de Estados Unidos acaban donde la espalda pierde su nombre, caso del cámara José Couso), considero que lo sucedido en Afganistán no es un acto terrorista, sino una acción de guerra (aquí no ha habido coche-bomba ni suicida-bomba que pudieran motivar otras apreciaciones), acaecida entre militares ocupantes y un resistente a la invasión extranjera; por tanto, en mi opinión, los movimientos del señor Verdasco sólo valen para darse notoriedad.
Pero como Su Señoría seguirá adelante, aprovechándose de que los hechos han ocurrido en un país del Tercer Mundo, me asalta una duda: ¿Abrirá diligencias previas por los supuestos delitos de colaboración y enaltecimiento del terrorismo, contra los 200 manifestantes que atacaron la base militar española reclamando los restos mortales del que, para ellos, es un patriota, muerto en el intercambio de disparos?