¿Estra­te­gia o secues­tro? – Iña­ki San Sebastian

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Inmer­sos en la Aste Nagu­sia bil­bai­na, la fies­ta no nos pue­de hacer olvi­dar que el verano se va. El oto­ño aso­ma ya con fuer­za en el hori­zon­te y nos obli­ga a pen­sar en el apa­sio­nan­te cur­so polí­ti­co que se nos ave­ci­na. En esta tesi­tu­ra no deja de picar­me, cada vez con más fuer­za, una curio­si­dad: ¿Cuál es el ver­da­de­ro sig­ni­fi­ca­do de los pro­lon­ga­dos silen­cios de Iba­rretxe? Es cier­to que el sim­ple enun­cia­do de su nom­bre pro­du­ce dia­rrea a un amplio sec­tor de la cla­se polí­ti­ca vas­ca y espa­ño­la. Aho­ra bien, no creo que esto sea razón sufi­cien­te para que nos vea­mos pri­va­dos de sus opi­nio­nes. Por mucho que sus detrac­to­res se empe­ñen en negar­le el pan y la sal, jura­ría que sigue sien­do el de siem­pre. Un hom­bre con expe­rien­cia de gobierno, con amplios cono­ci­mien­tos de eco­no­mía y con una sen­si­bi­li­dad social encomiable.

Vaya­mos por par­tes. Pro­ba­ble­men­te su máxi­ma preo­cu­pa­ción actual es la pro­ble­má­ti­ca eco­nó­mi­co-social que cas­ti­ga el flan­co más vul­ne­ra­ble de nues­tra socie­dad. Per­so­nas sin empleo obli­ga­das a vivir de pre­ca­rias pres­ta­cio­nes o de la cari­dad, peque­ños empre­sa­rios arrui­na­dos, jóve­nes sin sali­da, muje­res bien pre­pa­ra­das y dis­cri­mi­na­das por razón de géne­ro, mayo­res que viven de una peque­ña jubi­la­ción y ven como se les mul­ti­pli­can los pro­ble­mas fami­lia­res, inmi­gran­tes sin espe­ran­za, etc. Pues bien, me encan­ta­ría saber qué tipo de refle­xio­nes sus­ci­ta, en nues­tro lehen­da­ka­ri en el exi­lio, la evo­lu­ción de los acon­te­ci­mien­tos. Segu­ro que no tie­ne rece­tas mági­cas, pero sí un cri­te­rio sobre las líneas a seguir. Ofi­cial­men­te se sus­pi­ra por la vuel­ta al cre­ci­mien­to a cor­to pla­zo, mane­ján­do­se con­cep­tos como finan­cia­ción públi­ca y pri­va­da, con­su­mo, com­pe­ti­ti­vi­dad, pro­duc­ti­vi­dad, inves­ti­ga­ción, nue­vas tec­no­lo­gías, etc. ¿Es esta la úni­ca alter­na­ti­va? ¿Se equi­vo­can quie­nes insis­ten en la impor­tan­cia de la solidaridad?.

Una pena no tener acce­so a las lec­cio­nes del pro­fe­sor Iba­rretxe. ¿Qué nos pue­de decir, por ejem­plo, de los movi­mien­tos que defien­den la teo­ría del decre­ci­mien­to?. Me refie­ro a la uto­pía de tra­tar de orga­ni­zar­nos para vivir mejor con menos, ¿Y del deba­te sobre el anti­uti­li­ta­ris­mo den­tro de las cien­cias socia­les?. ¿Aca­so somos máqui­nas para vivir pre­gun­tán­do­nos, cal­cu­la­do­ra en mano, el «para qué» de esto o lo otro? Para qué me sir­ve sacar un títu­lo. Para qué casar­se, o creer en Dios, o hacer un rega­lo o dar una bofe­ta­da a alguien, etc. Esta for­ma tan intere­sa­da de actuar, per­si­guien­do un bene­fi­cio mate­rial inme­dia­to de cuan­to hace­mos no pare­ce lle­var­nos dema­sia­do lejos. Y no sólo esto. La car­ga de egoís­mo que impli­ca hace cada vez más difí­cil la con­vi­ven­cia. Le pre­gun­ta­ría tam­bién si está siguien­do algu­na de las expe­rien­cias de peque­ños núcleos de pobla­ción que inten­tan vivir al mar­gen del petró­leo. En fin, bue­na tarea la de hacer­se eco de la gen­te inge­nio­sa que, con pro­pues­tas nove­do­sas como la «gue­rra de gene­ro­si­dad», se sal­tan la orto­do­xia y ponen ner­vio­sos a los pode­res fác­ti­cos, léa­se multinacionales.

Impor­tan­tí­si­mo este capí­tu­lo, pero no aca­ba ahí la nove­la. Que­rá­mos­lo o no, no sólo de pan vive la per­so­na y esto se tra­du­ce, en Eus­kal Herria al menos, en la nece­si­dad de dar sali­da a un enquis­ta­do con­flic­to polí­ti­co. ¡Horror! Este tío igual vuel­ve a sacar­se de la man­ga el Plan Iba­rretxe. Pues sí, que­ri­dos ami­gos. Aquí estoy de nue­vo con mi raka-raka, y lo hago con pleno cono­ci­mien­to de cau­sa. No encuen­tro nada mejor como pun­to de par­ti­da para un diá­lo­go o nego­cia­ción, entre todas las fuer­zas polí­ti­cas vas­cas, enca­mi­na­do a sacar­nos del ato­lla­de­ro. Y, des­de lue­go, quien da nom­bre al plan tie­ne mucho que decir al res­pec­to. ¿Por qué no nos habla más a menu­do? ¿Can­san­cio y des­ilu­sión? Me pare­ce algo impen­sa­ble en un hom­bre roco­so como él. ¿Estra­te­gia carro­ñe­ra? Tam­po­co creo que el per­ma­ne­cer aga­za­pa­do, espe­ran­do su opor­tu­ni­dad, pue­da se el esti­lo de alguien con sen­si­bi­li­dad ante los pro­ble­mas de la gen­te. ¿Secues­tro por intere­ses par­ti­dis­tas? Sólo pen­sar­lo me pone la piel de galli­na. Tie­ne que haber algu­na otra expli­ca­ción fue­ra de mi limi­ta­do alcan­ce. Sería intere­san­te que él mis­mo nos saca­ra de dudas.

Sea lo que fue­re, como la polí­ti­ca nacio­nal vas­ca está que hier­ve, no pue­do evi­tar el seguir con mis pre­gun­tas a nues­tro que­ri­do Juan­jo. ¿Sigues defen­dien­do tu ya casi his­tó­ri­co plan sobe­ra­nis­ta para la CAV, con enca­je en la Cons­ti­tu­ción espa­ño­la? ¿Cuá­les son sus ven­ta­jas e incon­ve­nien­tes en rela­ción a un regio­na­lis­mo con un buen nivel de auto­no­mía en la ges­tión? ¿Y si lo com­pa­ra­mos con el inde­pen­den­tis­mo que aspi­ra a un esta­do pro­pio den­tro de Euro­pa? ¿Cómo nave­gar entre un posi­bi­lis­mo razo­na­ble y una uto­pía nacio­nal un poco más ilu­sio­nan­te? ¿Cuál sería tu tera­pia para com­ba­tir el cán­cer de la infi­ni­ta divi­sión aber­tza­le? ¿Con­si­de­ras un paso ade­lan­te el polo sobe­ra­nis­ta lide­ra­do por EA y la izquier­da aber­tza­le? Como ves, dema­sia­das pre­gun­tas para tan pocas res­pues­tas, de mi gus­to al menos. De momen­to toca sobre­vi­vir den­tro de un sano regio­na­lis­mo, bajo el para­guas de u

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