Méxi­co. Cla­se media mexi­ca­na, pola­ri­za­ción dis­cur­si­va y elec­cio­nes intermedias

Josa­fat Her­nán­dez /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 4 de junio de 2021

En 2018 el pue­blo mexi­cano salió a las calles a votar por un nue­vo pre­si­den­te de la repú­bli­ca. El resul­ta­do sor­pren­dió al mun­do ente­ro al ver un autén­ti­co tsu­na­mi de votos que lle­va­ron a la vic­to­ria a Andres Manuel López Obra­dor (AMLO), enton­ces can­di­da­to del par­ti­do polí­ti­co Movi­mien­to de Rege­ne­ra­ción Nacio­nal (MORENA).

La vic­to­ria de enton­ces fue con­tun­den­te y mos­tró un cla­ro har­taz­go de la mayor par­te de la pobla­ción hacia los par­ti­dos polí­ti­cos tra­di­cio­na­les (PRI, PAN y PRD) ante la gra­ve cri­sis orgá­ni­ca del régi­men neo­li­be­ral que entró en una eta­pa de agu­di­za­ción de sus con­tra­dic­cio­nes inter­nas. Lle­van­do a una cre­cien­te ola de vio­len­cia y corrup­ción en el país, mien­tras el mun­do ente­ro daba un giro hacia el pro­tec­cio­nis­mo con la rene­go­cia­ción del Tra­ta­do de Libre Comer­cio de Amé­ri­ca del Nor­te, la sali­da del Rei­no Uni­do de la Unión Euro­pea, etc. Ante los prin­ci­pa­les cam­bios glo­ba­les y la cri­sis nacio­nal, los sec­to­res neo­li­be­ra­les de Méxi­co se que­da­ron sin dis­cur­so y sin pro­yec­to político-nacional.

Des­de enton­ces, el gobierno enca­be­za­do por AMLO ha ini­cia­do una auto­de­no­mi­na­da Cuar­ta Trans­for­ma­ción Nacio­nal, que se plan­tea ni más ni menos la tran­si­ción hacia un nue­vo régi­men socio­ins­ti­tu­cio­nal post-neo­li­be­ral. Y en ese con­tex­to, el gobierno se ha cen­tra­do en múl­ti­ples tareas his­tó­ri­cas que gra­dual­men­te han ido cor­tan­do iner­cias del pasa­do, para ini­ciar la tran­si­ción hacia una nue­va eta­pa. Y es que jus­ta­men­te hay que ver este perio­do pre­si­den­cial de AMLO como eso: una tran­si­ción hacia una nue­va eta­pa que, depen­dien­do de la corre­la­ción de fuer­zas entre los dife­ren­tes sec­to­res, pue­de ir hacia una direc­ción más pro­gre­sis­ta, una direc­ción más con­ser­va­do­ra o hacia una res­tau­ra­ción neoliberal.

Des­de enton­ces el gobierno de AMLO ha impues­to lími­tes a prác­ti­cas empre­sa­ria­les arro­gan­tes por medio de la can­ce­la­ción del Nue­vo Aero­puer­to Inter­na­cio­nal de la Ciu­dad de Méxi­co (lo cual supu­so poner­se del lado de los cam­pe­si­nos de Aten­co, defen­dien­do su pro­pie­dad de la tie­rra), se ha obli­ga­do a los altos empre­sa­rios a pagar impues­tos, se han recor­ta­do gas­tos super­fluos por medio de una aus­te­ri­dad repu­bli­ca­na que se apli­ca a las éli­tes recor­tan­do gas­tos inne­ce­sa­rios en gas­to en comu­ni­ca­ción (el lla­ma­do “cha­yo­te”), la reduc­ción de los sala­rios estra­tos­fé­ri­cos de los altos fun­cio­na­rios, así como la subi­da del sala­rio míni­mo real de los tra­ba­ja­do­res, la pro­mo­ción de la liber­tad sin­di­cal y la impo­si­ción de lími­tes a la sub­con­tra­ta­ción (outsour­cing). En ple­na pan­de­mia de la Covid-19 tam­bién se evi­tó con­traer deu­das exter­nas, con­si­de­ran­do el ries­go y la incer­ti­dum­bre glo­ba­les, evi­tan­do así la prác­ti­ca neo­li­be­ral de res­ca­tar a los altos empre­sa­rios socia­li­zan­do las pér­di­das y pri­va­ti­zan­do las ganan­cias. Todo ello, entre muchas otras accio­nes, le han vali­do al gobierno de AMLO el res­pal­do de poco más del 65% de la pobla­ción según dife­ren­tes encuestas.

Esta­mos ante el pre­si­den­te de Méxi­co más popu­lar y con la mayor legi­ti­mi­dad demo­crá­ti­ca en déca­das. Sin embar­go, los medios de comu­ni­ca­ción, las éli­tes empre­sa­ria­les y un sec­tor de la lla­ma­da “cla­se media” dicen que AMLO “pola­ri­za”. Sus argu­men­tos son basa­dos en que AMLO en las maña­ne­ras supues­ta­men­te des­ca­li­fi­ca a quien no pien­sa como él (cuan­do dice «yo ten­go otros datos», o cuan­do exhi­be perio­dis­tas mal inten­cio­na­dos o malas prác­ti­cas empre­sa­ria­les), que seña­la al «pue­blo bueno» para dis­tin­guir­lo de los corrup­tos (des­de empre­sa­rios has­ta polí­ti­cos de otros par­ti­dos polí­ti­cos), y así como su denun­cia a la des­igual­dad cuan­do dice «no pue­de haber gobierno rico con pue­blo pobre».

Decir que AMLO “pola­ri­za” sólo fiján­do­se en su dis­cur­so es exce­si­va­men­te sim­plis­ta e infan­til. Pri­me­ro, por­que no ven que la pola­ri­za­ción y el resen­ti­mien­to social que exis­te en Méxi­co sur­gió, no por el dis­cur­so de AMLO, sino por un cúmu­lo de injus­ti­cias que han sufri­do los de aba­jo des­de hace déca­das, y segun­do, por­que es real­men­te inge­nuo pen­sar que AMLO debe ser un polí­ti­co y gober­nan­te que esté al mar­gen (o por enci­ma) del con­flic­to social y de la acu­mu­la­ción de capi­tal, esa si, pola­ri­zan­te pues gene­ra dos polos: los pocos que tie­nen mucho y los muchos que tie­nen poco.

En Méxi­co, duran­te el neo­li­be­ra­lis­mo, se for­mó una éli­te com­pac­ta de empre­sa­rios y polí­ti­cos que se bene­fi­ció de una corre­la­ción de fuer­zas que les fue favo­ra­ble. Y saquea­ron al país, mien­tras el pue­blo sufrió de empo­bre­ci­mien­to, vio­len­cia e injus­ti­cia, for­man­do prác­ti­ca­men­te dos mexi­cos: uno en el que viven las éli­tes y otro don­de viven los de aba­jo, cada uno con patro­nes de com­por­ta­mien­to social muy diferenciados.

En ese sen­ti­do, la gen­te que vie­ne de aba­jo está resen­ti­da, por­que viven un mun­do social hos­til que es total­men­te ajeno a los de arri­ba. Y fue jus­ta­men­te la indig­na­ción de la gen­te ante su cre­cien­te pre­ca­ri­za­ción y su per­cep­ción de la corrup­ción de los pode­ro­sos que votó por el dis­cur­so-pro­yec­to enar­bo­la­do por AMLO y que muy pro­ba­ble­men­te se va a refren­dar en estas elec­cio­nes inter­me­dias. Y se iden­ti­fi­có con él, por­que en él si vie­ron refle­ja­das sus deman­das-recla­mos socia­les y sus anhe­los. Esto para decir una cosa: la pola­ri­za­ción ya esta­ba antes de que AMLO toma­ra el poder, y su cau­sa no es un mero dis­cur­so, sino una situa­ción social obje­ti­va gene­ra­da por el fun­cio­na­mien­to del capi­ta­lis­mo neo­li­be­ral. Y en ese sen­ti­do, su dis­cur­so sim­ple­men­te conec­tó con una obje­ti­vi­dad social real.

En cam­bio, otros dis­cur­sos no logra­ron conec­tar con esa obje­ti­vi­dad, lo cual gene­ró (y sigue gene­ran­do) ais­la­mien­to social de la lla­ma­da opo­si­ción. En ese sen­ti­do, AMLO es cohe­ren­te con lo que la gen­te quie­re: seguir ata­can­do los pri­vi­le­gios de los de arri­ba, apli­cán­do­les a ellos, los de arri­ba, la aus­te­ri­dad repu­bli­ca­na y al hacer­los pagar impues­tos. La gen­te sien­te que se hace jus­ti­cia cuan­do se redu­cen los sala­rios de los altos fun­cio­na­rios y cuan­do a ellos, a los de aba­jo, se les suben sus sala­rios, a la par de que se ata­ca la eva­sión fis­cal y se evi­tan trans­fe­ren­cias de recur­sos públi­cos a manos pri­va­das (como era el caso del «cha­yo­te»).

La gen­te común sien­te que se hace jus­ti­cia. Y esto difí­cil­men­te lo entien­den los que se pien­san a si mis­mos como «cla­se media», a quie­nes les pare­ce preo­cu­par­les más la pola­ri­za­ción dis­cur­si­va que la pola­ri­za­ción obje­ti­va. Y cla­ro, su con­di­ción social ambi­gua los hace ver puros epi­fe­nó­me­nos que inter­pre­tan des­de una ambi­güe­dad ideo­ló­gi­ca. Los que se pien­san así mis­mos «en medio», o “de cen­tro” todo dis­cur­so anta­go­nis­ta les pare­ce un exce­so. Y por ello, al final, ni toman par­ti­do, ni cie­rran filas con nadie ni son capa­ces de levan­tar una posi­ción polí­ti­ca cla­ra. La ambi­güe­dad ideo­ló­gi­ca de la cla­se media se con­vier­te así en medio­cri­dad e impo­ten­cia política.

AMLO, pese a las fobias de las éli­tes y los pre­jui­cios de un sec­tor de la cla­se media, es en reali­dad, un gober­nan­te bas­tan­te mode­ra­do, muy con­ci­lia­dor por­que está dis­pues­to al diá­lo­go con per­so­nas de todas las cla­ses socia­les, todas las etnias, todas orien­ta­cio­nes sexua­les, todos los cre­dos, etc. No es el «dic­ta­dor» que pre­sen­ta la extre­ma dere­cha ni el «pola­ri­za­dor» que pre­sen­tan los lla­ma­dos “pro­gres” de cla­se media. Sim­ple­men­te es un gober­nan­te que hace su tra­ba­jo: gober­nar toman­do en serio las con­di­cio­nes socia­les obje­ti­vas del país (y del mun­do), aten­dien­do las prin­ci­pa­les deman­das y recla­mos socia­les de los sec­to­res mayo­ri­ta­rios de la pobla­ción, y cons­tru­yen­do futu­ro que poco a poco, ha ido res­ti­tu­yen­do la espe­ran­za en millo­nes de mexi­ca­nos que anhe­lan un Méxi­co más próspero.

¿AMLO y su dis­cur­so es la cau­sa de la pola­ri­za­ción? No. Lo que si pola­ri­za es el sis­te­ma capi­ta­lis­ta neoliberal.

FUENTE: Rebe­lion

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