Parece ser que hay Kale borrokas buenas y kale borrokas malas, a juzgar por la pasividad policial el pasado sábado cuando un autobús de familiares de pres@s vasc@s fue apedreado en Puerto de Santa María.
Mientras estos realizaban la visita correspondiente a su familiar y los choferes de los autobuses descansaban de largo trayecto ( Entre Euskal Herria y Puerto hay mas de 1.000 kilómetros) un individuo arrojo varias pedradas contra las lunas de los autobuses, y pese a estar avisada la policía española, en al menos dos ocasiones, no se presento para nada.
Actos similares en Euskal Herria, cuentan con la inmediata presencia policial y también de los periodistas. Salen en portada y primera plana de los medios de comunicación y si se consigue atrapar a quien los realiza, se les aplica la Ley Antiterrorista, y se les lleva a la Audiencia Nacional.
Y no solo eso. Las condenas por este tipo de hechos vienen a suponer no menos de 6 o 7 años. Pero claro, si la kale borroka, la protagoniza un fascista español, parece ser que los criterios son otros, sino recordemos del caso de “Falange y Tradición”
A las 19.30, y con evidentes problemas de visibilidad, los 39 familiares de presos políticos vascos que acudieron a las prisiones de Puerto, Algeciras, Huelva y Sevilla cogieron de nuevo rumbo a Euskal Herria. Algunos de ellos, como los de Huelva, sin haber podido llevar a cabo los respectivos vis a vis, de nuevo a consecuencia de los cacheos humillantes que quisieron imponerles. Llevan ya diez meses padeciendo la misma impisición arbitraria.
Por su parte, la asociación de familiares y represaliados políticos vascos Etxerat denunció con dureza el ataque producido contra el autobús en Puerto de Santa María, y aún de forma más rotunda la impunidad con la que se repiten ataques de esta índole contra los familiares. «Esta es otra consecuencia de la criminal política penitenciaria que padecen nuestros familiares y nosotros. No es la primera vez que sufrimos ataques así. El año pasado, el mismo autobús fue atacado con pintura y pinchadas las ruedas, se producen robos en los coches estacionados en las cárceles, o cuando apareció un grupo de encapuchados merodeando en furgonetas que acuden a las visitas, y un etcétera muy largo».
Etxerat emplazó a la sociedad a movilizarse y a denunciar la política carcelaria.
Argazkiak-Fotos Gara