El cuerpo desnudo o semidesnudo de las mujeres, mucho más que el de los hombres, llena portadas de revistas, carteles, póster y espacios publicitarios en espacios públicos y en los medios de comunicación. Muchas de estas imágenes están dirigidas al consumo masculino, pero también el icono del cuerpo perfecto se ofrece como modelo a seguir para miles de mujeres en búsqueda de un artificioso ideal de belleza. La mayoría de las veces tanta exuberancia se recibe con normalidad, pero en ocasiones la delgadísima línea entre lo correcto y lo vejatorio se tensa.
La utilización del cuerpo de las mujeres para obtener repercusión y llegar a la ciudadanía aunque sólo sea por su atractivo visual es una práctica especialmente recurrida por la publicidad.
El Observatorio de la Imagen del Instituto de la Mujer, especialmente desde que Laura Seara está al mando de la institución, mantiene activa la batalla por sensibilizar a la población de los efectos perniciosos de reproducir una inadecuada imagen de la mujer y por evitar estas prácticas entre anunciantes.