Por Igor Iván Villalta, Resumen Latinoamericano, 13 de junio de 2021.
El presidente Bukele nos ha acostumbrado en sus dos años de gobierno a estar en permanente crisis, al no presentar ningún plan de gobierno el ciudadano no sabemos el rumbo del país, al haber cerrado todos los medios por los cuales nos podíamos enterar al detalle de los gastos del gobierno, desconocemos en que se han utilizado nuestros impuestos y la utilización de los préstamos que generosamente le han sido otorgados por la anterior Asamblea Legislativa y la actual.
Hemos podido observar un presidente que gusta mucho jugar el papel de víctima, utilizando esta estrategia mediática logró el ascenso a la presidencia de la república. El identificar a sus enemigos como Arena y El FMLN, produjo la reducción a la mínima expresión de estos partidos políticos, pero el sonado éxito en su propósito de hacer intrascendentes a estos partidos políticos, lo conduce a un problema, ¿y ahora de donde vendrán estos inescrupulosos individuos que le impedirán llevar al país a conformar la élite de países del primer mundo?
Al instalarse la nueva Asamblea Legislativa su primera acción fue destituir a los miembros de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, porque se atrevió a ordenar se liberará a cientos de personas que las mantenía privadas de libertad sin haber cometido delito alguno, al fiscal general de la República por haber secuestrado documentos que permitían saber en qué se habían invertido parte de los fondos utilizados en la pandemia.
Los seguidores del presidente aplauden cada una de las medidas, debido a que supuestamente todas estas acciones son necesarias para lograr el ansiado anhelo del presidente de conducirnos por los senderos del progreso y desarrollo. La lucha del presidente es valiente, no da un paso atrás, si lo critican o señalan sus errores o desaciertos, son tildados como miembros de la oposición, o de los mismos de siempre, en fin personas corruptas, estos individuos todo lo que dicen es para evitar que el presidente tenga éxito en su denodado esfuerzo por el bienestar de los salvadoreños.
Controlando todos los poderes del país, en su discurso de segundo año de mandato identificó a los nuevos enemigos de la república y estos estaban entre los replicadores de la ideología oligárquica, que de acuerdo con su discurso la tiene arrinconada, porque está cambiando el país estructuralmente, esos enemigos perversos se encuentran en la prensa que no es afín a su discurso político, y en las asociaciones de la sociedad civil, las llamadas oenegés, parte también del aparato ideológico oligárquico son las iglesias.
En este maremágnum de acontecimientos surge la grandiosa idea de modernizar el país introduciendo como moneda los famosos Bitcoin, esto le permite al presidente estar nuevamente en los titulares de los periódicos, sorprendiendo a propios y extraños con una apuesta osada e innovadora, con Nuevas Ideas, pero lamentablemente para el presidente esta apuesta no ha tenido el éxito de las anteriores, no ha cautivado la opinión pública, la noticia a sumido en una profunda preocupación a toda la población salvadoreña.
En primer lugar por lo sorpresivo de la medida, en termino de tres días de anunciado el proyecto, y en cinco horas de “debate” aprobaron algo que tiene grandes repercusiones en la economía del ciudadano, adoptando un instrumento de intercambio comercial, que no es moneda, con grandes fluctuaciones en los mercados, que facilita el lavado de dinero, cuyo principal atractivo es la especulación, antes de ser aprobada la adopción de la “moneda” como de curso legal se dijo que el uso sería opcional, pero al ser aprobada la ley era obligatorio para todos los comercios el aceptar el Bitcoin.
El ciudadano presidente, con esta acción está arrastrando a toda la población a que expongan su dinero a la especulación, y esto señor presidente es una decisión de cada una de las personas, constituyendo en una violación a los derechos económicos de los ciudadanos, los argumentos esgrimidos por algunos de los funcionarios del presidente, nos recuerdan los argumentos expuestos por los funcionario del gobierno del presidente Francisco Flores, al argumentar que la dolarización de la economía salvadoreña, atraería inversiones extranjeras, reduciría las tasas de interés de los bancos, habían más empleos, se reduciría la pobreza, y todavía estamos esperando los beneficios de ser un país dolarizado.
Al menos del dólar es una moneda, y es de curso legal en otros países como Ecuador y Panamá, ¿pero el Bitcoin, cual es la seguridad de esta “moneda” ?, la situación no es menos preocupante al no explicar claramente ni el presidente, ni sus funcionarios cuales van a ser las reglas del juego, todos los funcionarios del gobierno de no asisten a los medios de comunicación, dejando a la población a la especulación, luego se quejan que la población está preocupada por la medida porque la oposición la está confundiendo, es que no es la oposición quien debe explicar claramente la medida es el estado quien lo debe hacer, esa es su obligación.
Las personas necesitan tener certeza que si los mil dólares que me han entregado seguirán siendo mil dólares dentro de un mes. Nos enfrentamos a una “moneda” de altísima volatibilidad que puede significar el colapso en la economía nacional, y que muchas más familias caigan en la pobreza y en la desesperación.
En buen salvadoreño, si al presidente le sale la apuesta entonces diremos: “la hizo” y no nos quedará mas que aplaudir como focas, agradeciendo la acertada apuesta del presidente, pero si sale mal la jugada entonces diremos “la regó” y su popularidad se vera desvanecida como la volatibilidad de su moneda favorita.
fuente: Docente Investigador