La subida casi mafiosa del recibo de la luz deja en evidencia al gobierno. Gobierna pero no manda, o lo que es lo mismo, demuestra con su presencia que el poder y el gobierno son cosas distintas, y que en el capitalismo el poder jamás se entrega, a lo sumo se cambia el nombre del capataz de la finca, del administrador. La propiedad es sagrada y tiene que ver con la clase que ostenta el poder. Intocable salvo revolución.
Un ejemplo palmario es el tema de la energía. Recordemos que el líder de IU y militante del PCE, Alberto Garzón, es el ministro de Consumo. Pero lejos de hablar de nacionalización de la red, previa expropiación al tratarse de un bien básico, defiende tatachán… que baje el IVA, para que adelgace el recibo. Patético. Observen el argumentario:
«Estoy hablando deuna reducción posible e hipotética del IVA del 21% al 10% y de una revisión del conjunto de la fiscalidad a la baja. Estoy hablando de una acción extraordinaria del Gobierno para atajar de forma importante la subida del precio de la luz en la medida de los posible mientras van entrando en vigor las medidas estructurales que estamos tratando de hacer a la mayor celeridad, pero que implican siempre un tiempo para que entren en funcionamiento», dijo Garzón en la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado. Sin comentarios.
Que los bienes básicos, de primera necesidad sean de propiedad del Estado no parece siquiera una medida revolucionaria, sólo de sentido común. ¿Por qué lucrar con lo imprecindible?
Fuente: Insurgente.