Opi­nión. Refu­gia­dos, solo con dere­cho a morir

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de julio de 2021-.

Como si fue­ra un acci­den­te natu­ral, el mun­do se ha acos­tum­bra­do a tole­rar, las muer­tes de los desan­ge­la­dos que inten­tan lle­gar a Euro­pa. Se lee, como se lee el esta­do del tiem­po, el resul­ta­do del fút­bol o algún escan­dá­la­te que des­apa­re­ce­rá a la velo­ci­dad del rayo. Las cifras siguen tre­pan­do ver­ti­gi­no­sas mien­tras miles de seres huma­nos, encuen­tran en el fon­do del mar, su ansia­do bienestar.

Des­de el año pasa­do tras el esta­lli­do de la pan­de­mia la Unión Euro­pea (UE) ha endu­re­ci­do toda­vía mucho más sus con­tro­les fron­te­ri­zos y ha nega­do el acce­so a más de 40 mil soli­ci­tan­tes de asi­lo, inclu­yen­do ancia­nos y niños pro­ve­nien­tes, en su mayo­ría, de zonas de guerra.

Así todo duran­te el 2020, unos 100 mil “ile­ga­les” han con­se­gui­do acce­der a sus cos­tas, a pesar de la fuer­te cus­to­dia de la Agen­cia Euro­pea de la Guar­dia de Fron­te­ras y Cos­tas o FRONTEX, por sus siglas en ingles. Dicha ofi­ci­na, que ha reci­bi­do nume­ro­sas acu­sa­cio­nes por ope­ra­cio­nes ile­ga­les (per­se­cu­ción, aco­so, malos tra­tos en gene­ral) para evi­tar que los soli­ci­tan­tes de asi­lo arri­ben a las cos­tas de la UE, ha con­se­gui­do la dis­mi­nu­ción de las lle­ga­das. Que duran­te el año pasa­do ha sido sig­ni­fi­ca­ti­va, si se com­pa­ra con los 130 mil de 2019 o los casi 200 mil de 2017.

Esta dis­mi­nu­ción no se debe a que la situa­ción de los paí­ses irra­dian­tes haya mejo­ra­dos, sino al “buen” resul­ta­dos de las polí­ti­cas de la U E, res­pec­to a la pre­sión ejer­ci­da con las nacio­nes del sur del Medi­te­rrá­neo, lo que está pro­vo­can­do el aumen­to de naufragios.

De enero a junio la cifra “ofi­cial” de aho­ga­dos, según la Orga­ni­za­ción Inter­na­cio­nal para las Migra­cio­nes (OIM) de Nacio­nes Uni­das (NU) es de 1146 per­so­nas. La cifra de muer­tos reve­la­da por OIM, supera el doble de la regis­tra­da duran­te el mis­mo perío­do del 2020.

Con áni­mo de sim­ple comen­ta­ris­ta la OIM, expli­ca que al menos 741 per­so­nas murie­ron en la ruta del Medi­te­rrá­neo cen­tral, 149 en el Medi­te­rrá­neo occi­den­tal, otras seis murie­ron en el Medi­te­rrá­neo orien­tal entre Tur­quía y Gre­cia y 250 se aho­ga­ron al inten­tar lle­gar a las Islas Cana­rias (Espa­ña), cru­zan­do el Atlán­ti­co des­de Áfri­ca Occi­den­tal. Este pasa­do lunes doce de julio, se cono­ció la muer­te de 16 per­so­nas que inten­ta­ban lle­gar a la isla espa­ño­la, que habían par­ti­do de Cabo Boja­dor (Saha­ra Occidental).

Si bien estos núme­ros de por sí, son lo sufi­cien­te­men­te ate­rra­do­res como para con­mo­ver a cual­quie­ra, dife­ren­tes ONG, infor­man de cien­tos de nau­fra­gios a los que cata­lo­gan de “nau­fra­gios invi­si­bles”, no regis­tra­dos en las esta­dís­ti­cas ofi­cia­les, los que incre­men­ta­ría de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va el núme­ro de muer­tos en las rutas marí­ti­mas hacia Europa.

Citan­do el ejem­plo de Sohail al-Sagheer, un músi­co arge­lino de 22 años, que jun­to a nue­ve ami­gos había par­ti­do, el 24 de mar­zo, des­de una pla­ya de la ciu­dad de Orán (Arge­lia), habrían des­apa­re­ci­do fren­te a Alme­ría, (Espa­ña). Tras la bús­que­da enca­ra­da por su fami­lia, que el 5 de abril halló sus cuer­pos en cer­ca­nías de Aïn Témou­chent (Arge­lia) a unos seten­ta kiló­me­tros al sur­oes­te del pun­to de partida.

Según los datos ofi­cia­les se lee que la cri­sis migra­to­ria, está lejos de solu­cio­nar­se. En el pri­mer semes­tre de este año, casi 32 mil per­so­nas fue­ron inter­cep­ta­das o res­ca­ta­das por las auto­ri­da­des, mien­tras que en el mis­mo perio­do del año pasa­do habían sido 23 mil. Las ope­ra­cio­nes de res­ca­te fren­te a Túnez, se incre­men­ta­ron a com­pa­ra­ción del 2020 en un 90 por cien­to. 15.300 per­so­nas fue­ron devuel­tas a Libia en los pri­me­ros seis meses de 2021, tres veces más que en el mis­mo del año anterior.

La OIM, seña­la que el aumen­to de las muer­tes, está conec­ta­da, al incre­men­to de la vigi­lan­cia e inter­cep­cio­nes de las embar­ca­cio­nes ile­ga­les, por las auto­ri­da­des de los paí­ses del nor­te de Áfri­ca, finan­cia­das por la Unión Euro­pea, (U E) en pro­cu­ra de blo­quear el arri­bo de los miles de víc­ti­mas de las pro­pias polí­ti­cas euro­peas y nor­te­ame­ri­ca­nas hacía los paí­ses de origen.

Se cono­ce que las polí­ti­cas euro­peas de “con­tra­tar” a paí­ses extra­co­mu­ni­ta­rios para evi­tar la lle­ga­da de refu­gia­dos, finan­cian­do inclu­so embar­ca­cio­nes pri­va­das para inter­cep­tar embar­ca­cio­nes ile­ga­les y hacer­las retor­nar a sus puer­tos de ori­gen, don­de los pasa­je­ros, son dete­ni­dos, aun­que tam­bién exis­ten casos de que esos ope­ra­ti­vos ter­mi­nan, tras asal­tar las embar­ca­cio­nes gol­pear, robar y des­po­jar­los de todo a los via­je­ros, inclui­do sus ropas y sal­va­vi­das, aban­do­nán­do­los en el mar.

Los migran­tes sor­pren­di­dos en tie­rra fir­me, no la pasa mucho mejor. Como en el caso de Croa­cia, la fron­te­ra exte­rior más exten­sa de la UE, don­de duran­te el 2020, las patru­llas poli­cia­les, incre­men­ta­ron la vio­len­cia con­tra los refu­gia­dos. El Con­se­jo Danés para los Refu­gia­dos (RDC) ha regis­tra­do que apro­xi­ma­da­men­te unos 18 mil migran­tes fue­ron recha­za­dos por Croa­cia des­de el ini­cio de la pan­de­mia. Los que han sufri­do cas­ti­gos físi­cos, roba­dos, vio­la­dos e inclu­so se les pin­ta­ron cru­ces rojas en las cabe­zas para que sean fácil­men­te reco­no­ci­bles lle­ga­do el caso.

En Gre­cia, los casi 7 mil refu­gia­dos que han sido recha­za­dos duran­te el 2020, no la pasa­ron mucho mejor, más allá de los cas­ti­gos físi­cos, robos y vio­la­cio­nes de rigor, muchos de ellos fue­ron obli­ga­dos a abor­dar lan­chas, que tras ser remol­ca­das a aguas tur­cas, fue­ron aban­do­nas, en el mar sin víve­res, ni agua, ni cha­le­cos sal­va­vi­das, ni nin­gún medio para pedir socorro.

Mejor aho­ga­do, que rescatado.

Mejor aho­ga­do que res­ca­ta­do, es el razo­na­mien­to de muchos de los que, a ries­go de todo, jue­gan sus vidas al abor­dar cual­quie­ra de esas naves que pro­me­ten lle­var­los a las cos­tas euro­peas. Los refu­gia­dos, en muchas oca­sio­nes no solo deben enfren­tar las per­se­cu­cio­nes de las patru­llas marí­ti­mas, el cli­ma, el esta­do del mar y la segu­ri­dad de las embar­ca­cio­nes, que a pre­cio de cru­ce­ros de lujos, son col­ma­das de pasa­je muy por enci­ma de cual­quier regis­tro de segu­ri­dad, sino que tam­bién que­dan libra­dos a los capri­chos de los patro­nes de esas naves, que como se ha cono­ci­do en muchas opor­tu­ni­da­des, las aban­do­nan a la deri­va jun­to a su “car­ga” y esca­pan en lan­chas pre­via­men­te alistadas.

Con inten­sión de que el pro­ble­ma de los des­pla­za­dos, migran­tes o refu­gia­dos, como se pre­fie­ra lla­mar­los, que­de en las cos­tas afri­ca­nas, la Unión Euro­pea ha inter­ve­ni­do espe­cial­men­te en la Guar­dia Cos­te­ra libia, la más dura a la hora de cas­ti­gar a los “res­ca­ta­dos”. Finan­cia­do, entre­na­do y equi­pán­do­los, para evi­tar que los tra­fi­can­tes hagan su nego­cio, por los euro­peos, ade­más, cuen­tan con un bar­co de la mari­na ita­lia­na ancla­do en el puer­to de Trí­po­li que les pro­por­cio­na asis­ten­cia téc­ni­ca, a pesar de las múl­ti­ples acu­sa­cio­nes que pesan sobre la pre­fec­tu­ra libia como: deten­cio­nes arbi­tra­rias, extor­sio­nes, des­apa­ri­cio­nes, vio­la­cio­nes y tor­tu­ras a las que some­te a los rescatados

El dere­cho marí­ti­mo inter­na­cio­nal espe­ci­fi­ca que las per­so­nas res­ca­ta­das en el mar deben des­em­bar­car en un puer­to segu­ro y que Nacio­nes Uni­das no con­si­de­ra a Libia como un puer­to segu­ro, la Unión Euro­pea per­mi­te que la guar­dia libia, con­ti­núe con su “tarea”.

En abril pasa­do se cono­ció una acu­sa­ción con­tra Ita­lia y Libia, por igno­rar un lla­ma­do de soco­rro en medio de una tor­men­ta don­de las olas alcan­za­ban los seis metros. Horas más tar­de, una ONG des­cu­brió los cuer­pos de 130 per­so­nas flo­tan­do en el mar. Otras evi­den­cias acer­ca de la res­pon­sa­bi­li­dad de la UE en las muer­tes de refu­gia­dos en alta mar, es que sus arma­das, han deja­do de nave­gar por el Medi­te­rrá­neo cen­tral, para evi­tar ver­se obli­ga­das a res­ca­tar náufragos.

Por el aumen­to de la vio­len­cia con­tra los inter­nos, en los cen­tros de deten­ción de refu­gia­dos de Trí­po­li, Médi­cos Sin Fron­te­ras (MSF) infor­mó el pasa­do mes de junio, que se vie­ron obli­ga­dos a sus­pen­der sus ope­ra­cio­nes en dos de esos cen­tros, Abu Salim y Maba­ni, los que son finan­cia­dos por la UE. En el infor­me de Amnis­tía Inter­na­cio­nal (AI) deta­lla: pali­zas, vio­len­cia sexual, extor­sión y tra­ba­jos for­za­dos. La AI, denun­ció que des­de fina­les del año pasa­do la Direc­ción Libia de Lucha con­tra la Migra­ción Ile­gal (DCIM) “legi­ti­mó” las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos de los inter­na­dos en esos cen­tros, lo que incre­men­to mucho más la vio­len­cia por par­te de los guar­dias. Por lo que, para los refu­gia­dos, lo úni­co que tie­nen para con­ser­var es su dere­cho a morir.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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