Perú. Lo que se viene

Por Gus­ta­vo Espi­no­za M.*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 17 de agos­to de 2021.

Si alguien cree que la sali­da de Héc­tor Béjar de la Can­ci­lle­ría resuel­ve la “cri­sis polí­ti­ca” del momen­to, está com­ple­ta­men­te equi­vo­ca­do. Aquí, no ter­mi­na la cosa. Aquí, comienza.

La Mafia, tran­si­to­ria­men­te ven­ce­do­ra, pasa­rá a la ofen­si­va con la sober­bia que todos cono­ce­mos, y pre­ten­de­rá arra­sar con todo. Por lo pron­to, exi­gi­rá la sali­da de otros minis­tros; des­pués, el cam­bio del Gabi­ne­te, o su cen­su­ra; lue­go la rec­ti­fi­ca­ción de rum­bos por par­te del gobierno. Final­men­te bus­ca­rá derri­bar a Pedro Castillo.

No se tra­ta de una pre­mo­ni­ción, ni de un mal augu­rio. Es sim­ple­men­te la lógi­ca polí­ti­ca la que deter­mi­na las pau­tas. Y ella, en el caso, está sig­na­da por el com­por­ta­mien­to de las fuer­zas actuan­tes, y cuyos ante­ce­den­tes, el país cono­ce. Vea­mos algu­nos de los ele­men­tos que deben ser toma­dos en cuenta.

LAS DECLARACIONES CUESTIONADAS

Lo pri­me­ro que hay que seña­lar es que el Minis­tro de Rela­cio­nes Exte­rio­res cues­tio­na­do por el alto man­do naval, no hizo nin­gu­na decla­ra­ción que hubie­se podi­do afec­tar, ni a la Mari­na, ni a nadie.

La “decla­ra­ción” que gene­ró la indig­na­ción de los uni­for­ma­dos, fue hecha no por el minis­tro, sino por el pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio y ana­lis­ta polí­ti­co, mucho antes de ser Can­ci­ller, cuan­do ana­li­za­ba el con­jun­to del esce­na­rio nacio­nal en el mar­co de una inter­pre­ta­ción de hechos ocu­rri­dos, y su proyección.

Si usar eso, resul­ta váli­do, como herra­mien­ta polí­ti­ca, habría que pre­gun­tar­se por qué no se sir­vie­ron de ese, y otros argu­men­to afi­nes cuan­do Alan Gar­cía elo­gió el “mis­ti­cis­mo” de los sen­de­ris­tas y Arman­do Villa­nue­va colo­có flo­res ante la rum­ba de Edith Lagos?.

Por qué es “un horror” lo que dijo Héc­tor Béjar y no lo es cuan­do Fuji­mo­ri “nego­cio” con Abi­mael Guz­mán, por inter­pó­si­ta per­so­na, para obte­ner una cues­tio­na­da “ren­di­ción”?.

Lo que ocu­rre es que aho­ra toma­ron eso como argu­men­to para lograr la caí­da de un Minis­tro que ofre­ció una polí­ti­ca exte­rior autó­no­ma, inde­pen­dien­te y sobe­ra­na, dis­tin­ta a la que pro­mo­vie­ra la Mafia en la cam­pa­ña elec­to­ral, es decir, otra, some­ti­da a los dic­ta­dos del Impe­rio y supe­di­ta­da a los intere­ses de la ultra dere­cha inter­na y externa.

Derri­ban a Héc­tor Béjar por eso, por­que anun­ció el aban­dono del des­acre­di­ta­do y obso­le­to “Gru­po de Lima”; por­que anun­ció la reanu­da­ción de víncu­los con el Gobierno Cons­ti­tu­cio­nal de Vene­zue­la; por­que se decla­ró ami­go de Cuba; por­que recha­zó la polí­ti­ca de blo­queos, ame­na­zas e inje­ren­cias exter­nas como las que usa el gobierno de los Esta­dos Uni­dos para cas­ti­gar a los pue­blos. Ahí estri­ba la cau­sa de la furi­bun­da ofen­si­va des­ata­da por la reac­ción a tra­vés de sus dis­tin­tos voceros.

El tema de las “decla­ra­cio­nes”, fue solo un pre­tex­to que sir­vió para uni­fi­car volun­ta­des tras un mem­bre­te supues­ta­men­te patrió­ti­co. Los Mari­nos se decla­ra­ron “here­de­ros” de Grau, como si el Almi­ran­te hubie­se sus­cri­to algu­na vez una polí­ti­ca de signo contrario.

LA POLITICA EXTERIOR Y EL PRESIDENTE

Es indis­pen­sa­ble recor­dar que, según lo esta­ble­ce el artícu­lo 118 de la Cons­ti­tu­ción vigen­te ‑Pará­gra­fo 11- es atri­bu­ción del Pre­si­den­te de la Repu­bli­ca, diri­gir la Polí­ti­ca Exte­rior del Esta­do. Esa, no es fun­ción del Can­ci­ller. El Jefe del Esta­do nom­bra un Minis­tro para que eje­cu­te sus dis­po­si­cio­nes en torno a la mate­ria, pero el que deci­da es él.

Por eso, el Can­ci­ller no pue­de ser “Inter­pe­la­do”. A lo más, pue­de ser invi­ta­do a la Comi­sión de Rela­cio­nes Exte­rio­res del Con­gre­so para que “infor­me” del cur­so de la polí­ti­ca inter­na­cio­nal que dic­tó el Pri­mer Mandatario.

En otras pala­bras el Con­gre­so podría Inter­pe­lar a todos los minis­tros, menos al Can­ci­ller. Este, sólo le da cuen­ta de sus actos, al Pre­si­den­te. A nadie más.

Y, en efec­to, el Pre­si­den­te podría pedir­le al titu­lar de ese por­ta­fo­lio, cuen­tas de sus actos, o de la mane­ra cómo mane­jo la apli­ca­ción de sus políticas.

LA MARINA Y EL TERRORISMO

El “hue­so” de la decla­ra­ción que se cues­tio­na, tie­ne que ver con el terro­ris­mo y la Mari­na de Guerra.

Los Vice Almi­ran­tes ‑el úni­co Almi­ran­te es don Miguel Grau Semi­na­rio- han des­ata­do su ira al haber­se sen­ti­do “ofen­di­dos” por una alu­sión refe­ri­da a acti­vi­da­des terro­ris­tas de la Mari­na de Guerra.

Cesar Hil­de­brandt, que sabe del tema, puso cada cosa en su lugar. Pero no se nece­si­ta ser como él, para recor­dar algo que vive en la memo­ria de millo­nes de perua­nos. En los años de Velas­co Alva­ra­do, fue­ron dina­mi­ta­das las vivien­das de dos Coman­dan­tes de la Arma­da, los Vice Almi­ran­tes Lar­co Cox y Fau­ra Gaig. Eso fue entre 1974 y 1975, mucho antes de “Sen­de­ro Luminoso”.

Poco más tar­de, entre 1977 y 1978 ‑y tam­bién antes de “Sen­de­ro”-, fue­ron colo­ca­das car­gas explo­si­vas en dos bar­cos pes­que­ros cuba­nos ancla­dos en la rada del Callao. En todos los casos, el gobierno de los Esta­dos Uni­das, repor­tó la mano de la Mari­na de Gue­rra del Perú.

Ofi­cia­les de la Arma­da, como Álva­ro Arta­za -“Coman­dan­te Camión”- y Oscar Brain, par­ti­ci­pa­ron en esas y otras accio­nes terro­ris­tas. El pri­me­ro tuvo que irse del país. Le cam­bia­ron de nom­bre y “des­apa­re­ció”, para que nadie inda­gue sus accio­nes. Y el segun­do, se esfu­mó tam­bién en su momento.

Pero la Infan­te­ría de Mari­na ope­ró en Aya­cu­cho. Y tuvo par­ti­ci­pa­ción acti­va en la matan­za de Auca­ya­cu -¿lo recuer­dan?. Y tuvo tam­bién a su car­go el Esta­dio Muni­ci­pal de Huan­ta, don­de “des­apa­re­ció”, entre otros, Jai­me Aya­la Sul­ca, repor­te­ro del dia­rio “La Repú­bli­ca” ¿Lo han olvidado?.

Por lo demás, fue­ron infan­tes de Mari­na, los que mata­ron a Páez, el pobla­dor del Cono Nor­te; y los que qui­ta­ron la vida a 6 perua­nos el 19 de julio de 1977, duran­te el Paro Nacio­nal de la épo­ca. Y has­ta el “coche bom­ba” que esta­lo ante el Canal 2, fue un camión de la ara­da ¿Lo recuerdan?

Decir que la Mari­na tuvo que ver con estos hechos ‑y muchos más- no es pro­pia­men­te des­cu­brir la pól­vo­ra. Es poner el dedo en la lla­ga. Por eso sal­tan, cuan­do se recuer­dan esos epi­so­dios sinies­tros de la vida nacional.

Debie­ra el Man­do Naval, reco­no­cer­los, y pedir humil­de­men­te dis­cul­pas a todos los perua­nos. Pero no lo hace. Al con­tra­rio, escu­pe con fie­re­za a quie­nes alu­den a esa historia.

LA RENUNCIA

No obs­tan­te la furi­bun­da cam­pa­ña de la ultra dere­cha, el titu­lar de Torre Tagle no debió renun­ciar. Qui­zá lo hizo, des­alen­ta­do por la fal­ta de soli­da­ri­dad por par­te del Gabi­ne­te y por la faci­li­dad con la que algu­nos, como el titu­lar de Defen­sa y aun el Pri­mer Minis­tro, cedie­ron a la pre­sión del enemi­go. En todo caso, tuvo el valor de resis­tir y de afir­mar que para él, la lucha con­ti­núa. Y así debe ser.

Mani­fes­tan­tes de la dere­cha perua­na exi­gien­do renun­cia de Béjar.

Lo ocu­rri­do se expli­ca por la incon­sis­ten­cia del gobierno, por la debi­li­dad de la izquier­da y su len­ti­tud para reac­cio­nar, y sobre todo, por el peso de la reac­ción que tie­nen en sus manos prác­ti­ca­men­te todos los resor­tes del Poder.

Mien­tras ten­ga el apa­ra­to pro­duc­ti­vo y la eco­no­mía en sus manos; mien­tras sea due­ña de los medios de comu­ni­ca­ción ‑pren­sa escri­ta, radial y tele­vi­sa­da-; mien­tras el gobierno no supere el quie­tis­mo que lo para­li­za; y mien­tras Pedro Cas­ti­llo no asu­ma el lide­raz­go real del pue­blo para luchar con él, y a par­tir de él, toman­do sus manos las ban­de­ras esen­cia­les del pro­ce­so que vive el país; y la dere­cha luci­rá imbatible.

Las cosas podrán cam­biar cuan­do se per­fi­le la van­guar­dia, se homo­ge­ni­ce la ver­sión del gobierno, se afir­me la uni­dad y la capa­ci­dad ope­ra­ti­va de la izquier­da y se afian­ce el lide­raz­go de un Man­da­ta­rio que todo le debe al pueblo.

*Edi­tor de Resu­men Lati­no­ame­ri­cano en Perú.

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