Por Maite Torrente, Resumen Latinoamericano, 16 de septiembre de 2021.
La salud de la activista, que continúa bajo arresto domiciliario, empeora tras haber sido infectado, al parecer intencionadamente, de covid 19.
Mientras los ojos de medio mundo están puestos en Afganistán y en la difícil situación a la que se enfrentan mujeres y niñas tras la vuelta al poder de los talibanes, en la ciudad de Bojador del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, otra mujer sufre desde hace más de 300 días una violación gravísima de sus derechos fundamentales. Hablamos de la activista saharaui Sultana Jaya, que sigue bajo arresto domiciliario en su casa y cuya salud empeora por momentos tras ser infectada, al parecer intencionadamente, de covid 19 sin recibir asistencia médica y viviendo en unas condiciones dramáticas junto a su familia.
Pese a las tibias protestas de la comunidad internacional y la reclamación del presidente saharaui Brahim Ghali ante Naciones Unidas, la situación de Sultana no cambia. Hemos hablado con ella y nos ha contado en primera persona un escalofriante relato de violencia y humillación frente al que ella resiste con fuerza y coraje. ¿Hasta cuándo? Nadie se aventura a decirlo… A pesar de ello, la activista quiere empezar esta entrevista con este mensaje: “Gracias por la atención que están prestando a la grave situación por la que atraviesa mi familia, así como a mi propia situación como defensora de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental”.
– Primero de todo, ¿cómo se encuentra?
Nuestra salud no es buena, especialmente la mía, que es crítica debido a una infección por covid-19 después de que nuestra casa fuera asaltada la noche del 22 de agosto por las fuerzas de ocupación marroquíes, quienes deliberadamente nos acosaron sexualmente antes de mancharnos la ropa y todo el contenido de la casa con sustancias desconocidas y malolientes. Esto provocó que estuviéramos sin aliento y extremadamente cansados.
Después de realizar las pruebas del covid 19, el resultado fue positivo para mí y para mi hermana Oum Elmouminin. Sufro dificultad para respirar, dolor de cabeza, vómitos y diarrea intensa. Además de esta mala situación de salud, sufrimos asedio, arresto domiciliario, falta de atención médica o vigilancia y privación de electricidad durante más de cinco meses.
– Asegura que su contagio fue provocado.
Sí, se ha transmitido un virus peligroso en mi hogar, un virus fácil de propagar y que causa la muerte, mientras el mundo entero lo está combatiendo con un conjunto de medidas preventivas. Esto es una grave violación de los derechos humanos que equivale a crímenes de guerra.
– Ha habido muchas protestas, tanto por parte de las autoridades saharauis como de la comunidad internacional, pero eso no parece surtir ningún efecto ante el gobierno marroquí, ¿qué esperanzas tienen de que esto llegue a su fin?
¡Realmente sí tengo esperanza! Por supuesto, creo que el silencio de la comunidad internacional no durará para siempre. La conciencia de la humanidad debe elevarse, la comunidad internacional debe asumir sus responsabilidades morales y la ocupación marroquí debe dejar de vengarse de los indefensos civiles saharauis.
– El 21 de noviembre de 2020 comenzó su encierro, en el que organizaciones defensa de derechos humanos han dicho que se violaron todos los derechos… ¿Cómo recuerda ese día?
Después de que el estado de ocupación marroquí violara el alto el fuego, el 13 de noviembre de 2020, y el Polisario anunciara la reanudación de la guerra, decidí regresar a mi país para poder estar con mi familia y mi pueblo en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. El 19 de noviembre, cuando llegué al puesto de control policial en la entrada norte de la ciudad ocupada de Bojador, encontré un gran número de fuerzas de ocupación esperándome, encabezadas por el comisario de policía Abdel Hakim Aamer.
Este último fue quien les ordenó que me sacaran a la fuerza del coche, donde fui golpeada, acosada sexualmente y registraron minuciosamente todas las zonas sensibles de mi cuerpo. Dos horas después me soltaron y me dirigí a mi casa familiar para encontrarme con la misma escena y el mismo trato, donde esta vez ellos también sufrieron violencia, especialmente mi madre de 82 años que resultó gravemente herida. La golpearon en la cabeza, perdió el conocimiento y fue trasladada al hospital de la ciudad.
– Y han pasado 300 días y la situación continúa…
Sí, desde ese día estoy en residencia obligatoria, y la casa ha sido asediada por las fuerzas de ocupación marroquíes. Se han prohibido las visitas y se ha impedido y acosado a un gran número de activistas solidarios que han intentado llegar a la casa. Este asedio estuvo acompañado de repetidos ataques contra mí y los miembros de mi familia, especialmente mi hermana El Waara. El 13 de febrero, agentes de la policía me arrojaron piedras para evitar que filmara las violaciones, me hirieron de gravedad en el ojo izquierdo y casi pierdo la vista. Me han robado el móvil varias veces…
– Viven en condiciones extremas, sin electricidad y temiendo constantemente por sus vidas…
En abril, las autoridades de ocupación cortaron la luz de la casa y desde entonces no tenemos electricidad. Esto es preocupante, sobre todo porque mi madre es diabética y necesita una nevera para guardar los medicamentos. Pero no contentos con estas medidas represivas y punitivas, la situación se volvió aún más peligrosa. Saquean la casa a altas horas de la noche, nos agreden, nos acosan, intoxican nuestra comida… Hoy no hay colchones, ni ropa en la casa.
– ¿Cuál creen que será el futuro más inmediato?
Marruecos se ve fuerte por sus relaciones con Israel y confía en su maquinaria represiva para cometer crímenes contra la humanidad, contra el indefenso pueblo saharaui y se siente alentado en esto por el silencio de la comunidad internacional. Si no hay una fuerte reacción de la ONU y sus mecanismos, no veo ningún cambio en el futuro cercano.
– ¿Confían en una intervención del Gobierno español para la resolución del conflicto que les afecta?
“Tengo una gran confianza en el pueblo español que nos apoyó y aún nos apoya”
Pero tengo una gran confianza en el pueblo español que nos apoyó y aún nos apoya a través de manifestaciones, protestas, seminarios intelectuales y la ayuda humanitaria que brindan a los refugiados saharauis. Desde aquí me gustaría expresar mi agradecimiento y mi gratitud al pueblo español por sus nobles posiciones hacia el pueblo saharaui en dificultad.
– Su lucha continúa…
Desde la invasión del Sáhara Occidental por Marruecos el 30 de octubre de 1975, el pueblo saharaui no ha dejado de resistir y protestar contra la ocupación. Las fuerzas de ocupación marroquíes reprimen toda forma de manifestación y protesta, pero los militantes saharauis están inventando formas diferentes y civilizadas para su rechazo a la ocupación y de su solidaridad conmigo. Han demostrado un gran coraje. Muchas gracias, mis camaradas, y la injusticia no durará para siempre.
fuente: Público.es