La campaña de vacunación es una campaña publicitaria como otra cualquiera

La cam­pa­ña de vacu­na­ción es una cam­pa­ña publi­ci­ta­ria como otra cualquiera

En una socie­dad capi­ta­lis­ta sólo se ven­de y sólo tie­ne sali­da en los mer­ca­dos aque­llo que se pro­mo­cio­na. Las vacu­nas, como cual­quier otra mer­can­cía, las han ven­di­do las gran­des empre­sas mun­dia­les de publi­ci­dad, sub­con­tra­ta­das por los gobier­nos para fabri­car una “ima­gen de mar­ca” con ayu­da de “exper­tos” y periodistas.

Las empre­sas publi­ci­ta­rias, como las far­ma­céu­ti­cas, son empre­sas pri­va­das, que lle­nan sus bol­si­llos con adju­di­ca­cio­nes, lici­ta­cio­nes y dine­ro públi­co, en defi­ni­ti­va. Cali­for­nia, por ejem­plo, sub­con­tra­tó la dis­tri­bu­ción de vacu­nas a la empre­sa Blue Shield, una com­pa­ñía de segu­ros de salud, por 15 millo­nes de dóla­res, más otros 13 millo­nes de dóla­res para la mul­ti­na­cio­nal McKin­sey, uno de los gran­des gigan­tes mun­dia­les de la publicidad.

Lo mis­mo hicie­ron otros 25 esta­dos. “La cam­pa­ña de vacu­na­ción esta­dou­ni­den­se lle­gó a depen­der de gigan­tes mun­dia­les como McKin­sey y Bos­ton Con­sul­ting Group”, con­clu­ye el Washing­ton Post (*), lo cual es muy extra­ño: la logís­ti­ca de las vacu­nas se enco­men­dó a empre­sas publi­ci­ta­rias que nada tie­nen que ver con ello, por­que lo impor­tan­te no era el trans­por­te ni la ino­cu­la­ción sino el lava­do de cere­bro publi­ci­ta­rio o, como dice el perió­di­co, “gene­rar con­fian­za” en las vacunas.

Otra empre­sa publi­ci­ta­ria Deloit­te, tra­ba­jó en 10 esta­dos. Bos­ton Con­sul­ting Group reci­bió millo­nes de dóla­res del gobierno fede­ral para coor­di­nar la pla­ni­fi­ca­ción de las vacu­nas, ade­más de otros 11 esta­dos que tam­bién con­tra­ta­ron a la mis­ma empre­sa, en algu­nos casos pagán­do­le para que resol­vie­ra las defi­cien­cias de la pla­ni­fi­ca­ción federal.

No tie­ne nada que ver con “sal­var vidas”. Se ven­den vacu­nas como se ven­den can­di­da­tos a las elec­cio­nes. Algu­nos con­tra­tis­tas publi­ci­ta­rios con­tri­bu­ye­ron a las cam­pa­ñas elec­to­ra­les y a los pro­yec­tos de los polí­ti­cos elec­tos que lue­go se con­vir­tie­ron en clien­tes, lo que ha pro­vo­ca­do acu­sa­cio­nes de favo­ri­tis­mo, y… un favor se paga con otro. Por ejem­plo, el gober­na­dor de Cali­for­nia, Gavin New­som, sub­con­tra­tó a Blue Shield por­que es su caje­ro, el hol­ding que finan­cia sus cam­pa­ñas políticas.

Ade­más de la publi­ci­dad, los gobier­nos tam­bién sub­con­tra­ta­ron el ras­treo de con­tac­tos, por lo que depen­dan cada vez más de las empre­sas pri­va­das para sal­va­guar­dar la salud públi­ca. Las empre­sas, no sólo las far­ma­céut­cas, están desean­do que haya nue­vas pan­de­mias y enfer­me­da­des para vol­ver a fir­mar más contratos.

Por 4,9 millo­nes de dóla­res, los CDC (Cen­tros para el Con­trol y la Pre­ven­ción de Enfer­me­da­des) tam­bién encar­ga­ron a Bos­ton Con­sul­ting Group la pla­ni­fi­ca­ción de la dis­tri­bu­ción y admi­nis­tra­ción de vacu­nas, según un con­tra­to fir­ma­do con la empre­sa en sep­tiem­bre del año pasa­do y amplia­do este mar­zo por otros 4,7 millo­nes de dólares.

Des­de que comen­zó la pan­de­mia, Bos­ton Con­sul­ting Group ha obte­ni­do con­tra­tos con el Depar­ta­men­to de Salud y Ser­vi­cios Huma­nos, la agen­cia matriz de los CDC, por valor de más de 165 millo­nes de dólares.

Las empre­sas con­sul­to­ras care­cen de expe­rien­cia en logís­ti­ca y vacu­na­ción y aho­ra los medios se lamen­tan de que no cum­plie­ron sus com­pro­mi­sos. Nadie sabe cuá­les fue­ron esos com­pro­mi­sos, por la opa­ci­dad de las cláu­su­las. Las empre­sas rea­li­za­ban ser­vi­cios rudi­men­ta­rios, como tomar notas duran­te las lla­ma­das entre los esta­dos y los CDC, y lue­go orga­ni­zar esa infor­ma­ción en dia­po­si­ti­vas para las pre­sen­ta­cio­nes promocionales.

No fue­ron los médi­cos, sino Bos­ton Con­sul­ting Group, quien con­vo­có a la buro­cra­cia sani­ta­ria de sie­te esta­dos del nores­te para dis­cu­tir polí­ti­cas que iban des­de la inmu­ni­za­ción de per­so­nas de fue­ra del esta­do, has­ta la ace­le­ra­ción de las ino­cu­la­cio­nes en los asi­los de ancianos.

Ha sido una pri­va­ti­za­ción encu­bier­ta. Los recor­tes en los pre­su­pues­tos en sani­dad aca­ba­ron en con­tra­tos millo­na­rios de publi­ci­dad con empre­sas pri­va­das. Debi­do a la fal­ta de fon­dos públi­cos para la sani­dad, Pen­sil­va­nia con­tra­tó a Bos­ton Con­sul­ting Group por casi 13 millo­nes de dóla­res por­que su sis­te­ma de salud era inca­paz de vacu­nar a la pobla­ción masivamente.

Ohio recu­rrió a McKin­sey, fir­man­do un con­tra­to de 6 millo­nes de dóla­res que pos­te­rior­men­te se amplió por otros 2,6 millo­nes para ven­der la moto de las vacu­nas a los medios de comunicación.

Los esta­dos que no sub­con­tra­ta­ron la vacu­na­ción a empre­sas pri­va­das fue­ron los que más dine­ro gas­tan en salud. Ver­mont, el pri­mer esta­do en sumi­nis­trar una dosis al 80 por cien­to de los resi­den­tes, no con­tra­tó con­sul­to­res. Tam­po­co lo hizo Colo­ra­do, el esta­do con mejo­res resul­ta­dos en las Mon­ta­ñas Roco­sas, ni Nue­vo Méxi­co, en el sur­oes­te. Estos esta­dos gas­tan más per cápi­ta en salud públi­ca que Pen­sil­va­nia u Ohio.

(*) https://​www​.washing​ton​post​.com/​h​e​a​l​t​h​/​2​0​2​1​/​0​8​/​2​2​/​p​r​i​v​a​t​e​-​c​o​n​s​u​l​t​a​n​t​s​-​v​a​c​c​i​n​a​t​i​o​n​-​d​r​i​v​e​-​o​u​t​s​o​u​r​c​ed/

Fuen­te: mpr21​.info

La entra­da La cam­pa­ña de vacu­na­ción es una cam­pa­ña publi­ci­ta­ria como otra cual­quie­ra se publi­có pri­me­ro en La otra Anda­lu­cía.

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