Por Emir Sader. 22 de septiembre de 2021.
Fue a la ONU a reafirmar que hizo de Brasil un país paria en el mundo y que él, oscurantista, niega la ciencia, las vacunas y las organizaciones de salud pública.
Mostró con orgullo que no había sido vacunado. Fue repudiado, rechazado y ridiculizado por manifestaciones públicas, por los medios de comunicación y por las propias Naciones Unidas.
Vergüenza
La imagen de Brasil en el mundo nunca ha estado tan degradada. Un presidente de mentalidad de paria en el mundo, alegando esta situación de la peor manera posible, se expuso al mundo y expuso al país a la peor vergüenza que jamás había experimentado.
Dejó a Brasil con una pandilla de descalificados para mostrar con orgullo su negacionismo. Trata las medidas de protección con actitudes desafiantes. Desafía la ciencia, las vacunas, las políticas para proteger la salud de las personas.
Aprovechó el privilegio de Brasil de ser el país que pronunció el primer discurso en la Asamblea General, para mostrar cómo no respeta todos los protocolos internacionales, cómo comete a diario delitos de responsabilidad, cómo viola todas las conductas de dignidad ligadas a un puesto como el que él ocupa.
Fraudulento
Llegó a la presidencia de manera fraudulenta, con la detención e impedimento de ser candidato de Lula, quien hubiera ganado las elecciones en la primera vuelta. Llegó a la presidencia con fraudes, con manipulaciones de los medios y violaciones de las normas de la campaña electoral. Fue elegido fraudulentamente, es un presidente fraudulento que no nos representa.
La gran mayoría de los brasileños, 94 por ciento según las encuestas, quiere vacunarse: una derrota devastadora para Bolsonaro. Fue a la ONU sin vacunarse, por lo que representa a una pequeña minoría de brasileños. Los brasileños no aceptan que Brasil sea un paria en el mundo, siguen orgullosos del país que ha sido, con Lula, un referente en el mundo. Bolsonaro habló en su propio nombre y no en nombre de la gran mayoría de brasileños.
Por lo tanto, no tenía derecho a utilizar el espacio reservado para Brasil para expresar sus estupideces en nombre del país. No nos representa, es rechazado por la gran mayoría de brasileños que no creen en lo que dice. Entonces no creen lo que dijo en la Asamblea General de la ONU.
Irrelevante
Ni él puede sentirse representado en sus palabras. Pintó un Brasil que no existe, a diferencia del Brasil real. Baste decir que afirmó que se recuperó la credibilidad internacional, para ver el nivel de mentiras que expresó.
Y cuando hace afirmaciones en las que no cree, asumiendo que puede engañar a la gente, queda como un farsante, porque ha hecho muchas promesas en éste y otros escenarios internacionales y nunca cumplió. Son palabras torpes y vacías.
Se vuelve aún más pequeño de lo que era, porque durante su viaje, el repudio mundial que sufre el país en su figura solo ha aumentado. Su imagen y el cargo que ostenta son cada vez mas chicos e irrelevantes.