Jorge Briceño, «el Mono Jojoy», comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), campesino, revolucionario, hijo de padre guerrillero y de madre guerrillera, fue abatido hoy en una operación del ejército de la oligarquía en la zona central de Colombia. Treinta aviones, veintisiete helicópteros y cincuenta años de guerra han necesitado para acabar con un solo revolucionario.
En lo que va de septiembre el ejército y la policía colombiana han sufrido 90 bajas confirmadas, las FARC 22, no confirmadas. Sea como fuere, muchos muertos por ambos bandos. Hoy, hablando de este operativo, el ministro de Defensa colombiano lamentó la pérdida de una perrita anti-explosivos llamada “Sacha”. Nosotros lamentamos la pérdida de un ser humano. Esa es la diferencia entre ellos y nosotros.
Pero la vida sigue. Otro tomará el fusil que hoy deja el Mono Jojoy, mientras dure el conflicto que negaba Uribe y que este mes está mostrando toda su crudeza. Y no hay conflicto que no termine con un papel firmado por los contendientes.
Honor a quien honor merece. Descanse en paz Jorge Briceño. Hasta la victoria siempre, camarada.