Gua­te­ma­la. Coman­dan­te César Mon­tes: “Mi figu­ra como un vie­jo de 80 años no pro­du­ce mie­do, mi orga­ni­za­ción sí”

Por Lois Pérez Lei­ra, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de sep­tiem­bre de 2021.

El míti­co gue­rri­lle­ro, fir­man­te de los Acuer­dos de Paz tras 36 años de con­flic­to arma­do en Gua­te­ma­la, fue expul­sa­do de Méxi­co hace un año sin orden judi­cial cuan­do tra­mi­ta­ba el asi­lo político.

Julio César Macías López, más cono­ci­do como Coman­dan­te César Mon­tes, “es una figu­ra his­tó­ri­ca de las insur­gen­cias en Gua­te­ma­la y Cen­troa­mé­ri­ca”, recuer­dan el argen­tino Adol­fo Pérez Esqui­vel, el expre­si­den­te hon­du­re­ño Manuel Zela­ya y la colom­bia­na Pie­dad Cór­do­ba, pre­si­den­ta de la Comi­sión de DD HH de la Inter­na­cio­nal de los Pue­blos, quie­nes denun­cian que la deten­ción del míti­co gue­rri­lle­ro y su pron­ta expul­sión de Méxi­co a Gua­te­ma­la hace un año fue ile­gal, que en su país es acu­sa­do de deli­tos que no come­tió y por tal razón recla­man su liber­tad. Mon­tes tie­ne 78 años y en la déca­da de los ’60 fue uno de los fun­da­do­res de las Fuer­zas Arma­das Rebel­des (FAR) y del Ejér­ci­to Gue­rri­lle­ro de los Pobres (EGP), y uno de los diri­gen­tes de la Uni­dad Revo­lu­cio­na­ria Nacio­nal Gua­te­mal­te­ca (URNG). Actual­men­te es pre­si­den­te de la Fun­da­ción Tur­cios Lima. Tiem­po pudo acer­car­le un cues­tio­na­rio a su cel­da en el Cen­tro de Deten­ción Peni­ten­cia­rio del Cuar­tel Mili­tar Maris­cal Zava­la. Estas son sus respuestas.

–¿Por qué fue secues­tra­do en Méxi­co y depor­ta­do a Guatemala?

–No fui depor­ta­do por­que no hubo trá­mi­te alguno de depor­ta­ción, fui expul­sa­do des­pués de mi deten­ción ile­gal en Aca­pul­co, Gue­rre­ro. Nun­ca orde­nó nin­gún juez mexi­cano mi deten­ción, por lo tan­to es ile­gal, lo mis­mo que mi expul­sión. Esta­ba en trá­mi­te mi asi­lo polí­ti­co. El gobierno de Gua­te­ma­la me acu­só, sin prue­ba algu­na, de haber ase­si­na­do a tres mari­nos, inten­ta­do ase­si­nar a otros tres que que­da­ron heri­dos y haber orde­na­do la per­se­cu­ción de otros tres. Pero yo nun­ca estu­ve en el lugar de los hechos, no pude orde­nar que lo hicie­ran por­que en ese sitio no hay señal de telé­fo­nos celu­la­res, tam­po­co ins­ti­gué esos hechos. En esa comu­ni­dad lo que hay es orga­ni­za­ción de mi Fun­da­ción para impul­sar pro­yec­tos de desa­rro­llo, la paz social y la dig­ni­fi­ca­ción de los pue­blos ori­gi­na­rios. Se des­ató una tre­men­da cam­pa­ña mediá­ti­ca de men­ti­ras y odio con­tra mí.

¿Su figu­ra aún pro­du­ce mie­do en la oli­gar­quía guatemalteca?

–Mi figu­ra como un vie­jo de casi 80 años no creo. Pero sí el cau­dal orga­ni­za­ti­vo que acu­mu­lé en más de 20 años de la fir­ma de los Acuer­dos de Paz (hecho que se pro­du­jo en diciem­bre de 1996 para poner fin a 36 años de con­flic­to arma­do). Muchos excom­ba­tien­tes fue­ron des­mo­vi­li­za­dos y nues­tra orga­ni­za­ción los movi­li­zó de nue­vo, sin armas pero con dis­ci­pli­na casi mili­tar. Eso le metió mucho mie­do a la oli­gar­quía domi­nan­te y sec­to­res de ultra­de­re­cha. La estruc­tu­ra de auto­de­fen­sa de sus tie­rras fren­te al des­po­jo, defen­sa de los recur­sos nacio­na­les y del medio ambien­te, defen­so­res de los Dere­chos Huma­nos muy acti­vos, ate­mo­ri­zó a la oli­gar­quía terrateniente.

–¿Cuá­les son sus con­di­cio­nes carcelarias?

–En estos momen­tos me encuen­tro en con­di­cio­nes de segu­ri­dad y con­fort muy bue­nas. A mi edad, y a cual­quier edad, no hay cár­cel bue­na. No hay con­di­cio­nes car­ce­la­rias bue­nas nun­ca. Aun­que la cár­cel sea de oro, no deja de ser pri­sión. La cár­cel me ha afec­ta­do gran­de­men­te en mi salud. Ten­go en este momen­to agu­dos pro­ble­mas visua­les, audi­ti­vos, de movi­li­dad y de afec­ta­ción de la memo­ria inme­dia­ta. Todo eso se agu­di­zó con mi encarcelamiento.

–¿Se sien­te ampa­ra­do por la Justicia?

–No me sien­to ampa­ra­do por la Jus­ti­cia por­que aquí se com­pran jue­ces, fis­ca­les del Minis­te­rio Públi­co; es un país don­de impe­ran la impu­ni­dad y la corrup­ción, y eso inclu­ye a los meca­nis­mos de jus­ti­cia. Gua­te­ma­la es un Esta­do falli­do don­de las ins­ti­tu­cio­nes no sir­ven para los fines que fue­ron crea­dos. Eso inclu­ye al corrup­to sis­te­ma elec­to­ral. El actual pre­si­den­te lle­gó de for­ma frau­du­len­ta. Los meca­nis­mos de con­trol social están bien acei­ta­dos y hay repre­sión con ase­si­na­tos por medio de sica­rios de defen­so­res de Dere­chos Huma­nos y lucha­do­res socia­les. Tie­nen ate­mo­ri­za­dos a grue­sos con­tin­gen­tes socia­les. Le reli­gión jue­ga un papel de dominación.

–¿Cuál es el papel de la soli­da­ri­dad internacional?

–La soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal sola no creo que pue­da con­se­guir mi liber­tad. Mis abo­ga­dos ya logra­ron en un caso con­se­guir mi liber­tad. La acu­sa­ción de usur­pa­ción agra­va­da ya fue des­es­ti­ma­da. En el otro caso, hubo cam­pe­si­nos que se defen­die­ron y dos de ellos fue­ron los que con armas de cace­ría mata­ron a tres, hirie­ron a tres y per­si­guie­ron a otros tres que huye­ron. Es con lo que jus­ti­fi­can mi encar­ce­la­mien­to. Ni mis abo­ga­dos sus­ti­tu­yen a la soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal ni al revés. La soli­da­ri­dad es un deber revo­lu­cio­na­rio y la prin­ci­pal carac­te­rís­ti­ca de un ver­da­de­ro revo­lu­cio­na­rio. No se con­ci­be un núcleo revo­lu­cio­na­rio que no luche con­tra la injus­ti­cia come­ti­da con­tra otro revo­lu­cio­na­rio que ocu­rra en cual­quier par­te del mun­do. Es la carac­te­rís­ti­ca más bella de un revolucionario.

fuen­te: Tiem­po Argentino

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