Argen­ti­na. Habla­me de vio­len­cia institucional

por Marie­ne Peco­ra, Perió­di­co VAS, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de octu­bre de 2021.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

«Pare­ce que ser pobre es un deli­to, les pedí cin­co minu­tos para poder pro­ce­sar lo que esta­ba pasan­do, pero la poli­cía nos sacó de la cama a los empu­jo­nes, con los pues­to», dice Leo­ne­la llo­ran­do fren­te a la cáma­ra, detrás de ella, muni­da de toda cla­se de per­tre­chos, una hile­ra de poli­cías le impi­de el paso. No pue­de, ni podrá reti­rar las pocas per­te­nen­cias que sobre­vi­vie­ron al fue­go en el cober­ti­zo que habi­ta­ba jun­to a sus seis hijes.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

Leo­ne­la, cla­ma, rue­ga, implo­ra que le dejen reti­rar los úti­les y la ropa de sus hijes, mien­tras la topa­do­ra avan­za sobre las pre­ca­rias vivien­das impro­vi­sa­das en el terreno que, has­ta hace tres meses, era un basu­ral al cos­ta­do de la hipo­té­ti­ca urba­ni­za­ción de la ex Villa 31, en el sec­tor deno­mi­na­do La Contaneira.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

Este Guer­ni­ca ver­nácu­lo se des­ató la húme­da y fría madru­ga­da del 30 de sep­tiem­bre. A las 7 de la maña­na, fun­cio­na­rios de la admi­nis­tra­ción por­te­ña y de la fis­ca­lía 11, a car­go de Vale­ria Mes­sa­glia, se pre­sen­ta­ron en el lugar jun­to a un escua­drón de la poli­cía de la Ciu­dad, que rodeo el pre­dio y, tras dar lec­tu­ra a la sen­ten­cia judi­cial, comen­zó a des­alo­jar con fue­go y gol­pes, a las 100 fami­lias del asen­ta­mien­to Fuer­za de las muje­res, deno­mi­na­do así por la gran can­ti­dad de madres en situa­ción de vio­len­cia machis­ta que lo habitaban.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

Mien­tras las casi­llas ardían el per­so­nal del pro­gra­ma Bue­nos Aires Pre­sen­te inten­ta­ba tras­la­dar a las fami­lias desahu­cia­das al para­dor del Par­que Roca, a 19 kiló­me­tros del lugar, ase­gu­ran­do a las madres que al día siguien­te sus hijes regre­sa­rían a la escue­la con la nor­ma­li­dad habitual.

Leo­ne­la pre­gun­ta entre sollo­zos: «¿Con qué van a ir a estu­diar, nues­tros niñes si les rom­pie­ron todo? ¿Dón­de está la mochi­la, dón­de están los zapa­tos, don­de está la ropa? ¿Con qué libros van a estu­diar? ¿Con qué cabe­za se van a sen­tar en la escue­la a escu­char a la maes­tra? ¿Cómo van a com­pren­der lo que se les está ense­ñan­do des­pués de la vio­len­cia que sufrie­ron esta maña­na? ¿Ten­drán la opor­tu­ni­dad de rela­tar cómo la poli­cía los arro­jó a la calle y los tra­tó peor que a delincuentes?».

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

«¡No se pue­de creer la vio­len­cia que ejer­cie­ron sobre estas cria­tu­ras!», excla­ma Leo­ne­la. Cecia, su hija de ape­nas 8 años que está jun­to a ella, gri­ta con voz des­ga­rra­da: «¡Si quie­ren que este­mos bien, que nos den un techo para vivir!». De su figu­ra peque­ña, de su pelo revuel­to y del dolor de su mira­da no sur­ge más que una pre­gun­ta: ¿Ésta esta es la vida que que­re­mos para nues­tras infancias?

Foto: Álva­rez Julián /​Télam

«Vinie­ron, entra­ron y tira­ron todo. Nos des­alo­ja­ron por la fuer­za y la poli­cía no nos deja pasar reti­rar nues­tras per­te­nen­cias», rela­ta Este­la, una joven madre que car­ga en sus bra­zos un bebé, mien­tras que de sus pier­nas se ama­rran sus otros dos hijos. «Somos muje­res víc­ti­mas de vio­len­cia de géne­ro, esta­mos solas con nues­tros niñes, y el sub­si­dio habi­ta­cio­nal, de 8000 pesos, que nos ofre­ce el pro­gra­ma Bue­nos Aires Pre­sen­te no nos alcan­za para nada. El alqui­ler de una habi­ta­ción en la Villa ron­da entre los 10.000 y 15.000 pesos. Y, ade­más, nadie te quie­re alqui­lar con pibes», agrega.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

Pese a la situa­ción de vio­len­cia machis­ta que atra­ve­só la mayo­ría de las muje­res que enca­be­za­ron esta toma, el minis­te­rio de Muje­res (Nacio­nal) no inter­vino en nin­gún momen­to. Una de las pocas orga­ni­za­cio­nes que acom­pa­ñó inten­sa­men­te esta cru­za­da, fue el movi­mien­to popu­lar La Dig­ni­dad.
A prin­ci­pio de agos­to, Móni­ca Zára­te voce­ra de esta orga­ni­za­ción ase­gu­ra­ba a Perió­di­co VAS que nin­gún fun­cio­na­rio o fun­cio­na­ria del Minis­te­rio de Desa­rro­llo Social y Hábi­tat de Ciu­dad o Nación se había acer­ca­do al lugar. «Pedi­mos mesa de diá­lo­go por­que estas per­so­nas están en situa­ción de calle efec­ti­va y esta pro­ble­má­ti­ca requie­re una dis­cu­sión sobre polí­ti­cas de urba­ni­za­ción orien­ta­das a sec­to­res de meno­res recur­sos», decía.

Foto: Leo Vaca /​Télam

Este negro jue­ves de sep­tiem­bre, la voz doli­da de Móni­ca Zára­te, rela­ta: «Hubo vio­len­cia poli­cial, ins­ti­tu­cio­nal y de todo tipo, por­que has­ta pren­die­ron fue­go en el lugar. Y enci­ma rom­pie­ron las made­ri­tas con las que había­mos levan­ta­do las casi­tas. Esa cla­se de vio­len­cia es la que incul­ca Larre­ta. ¡Pobres fami­lias, pobres madres, pobres cria­tu­ras que tie­nen que ver todo este desas­tre! Ya es vio­len­cia no tener una casi­ta para vivir, y cuan­do con­si­guen un lugar­ci­to, lo man­da a destruir».

Foto: Álva­rez Julián /​Télam

«No sabe­mos dón­de vamos dor­mir esta noche con nues­tros niñes. Hace tres meses que esta­mos en este asen­ta­mien­to que arma­mos por­que no tene­mos un lugar para vivir», dice Gra­cie­la Sosa, otra de las voce­ras de la toma que, al igual que Móni­ca Zára­te, con­si­de­ra que se tra­ta del dere­cho humano de las muje­res y de las madres a tener una vivien­da dig­na. Y, como Este­la, ase­gu­ra que los alqui­le­res de la Villa 31 no se pue­den pagar. «Hoy que­da­mos a la deri­va», se lamenta.

Foto: Dabo­ve Daniel /​Télam

«No esta­mos pidien­do un sub­si­dio habi­ta­cio­nal, sino vivien­da, tie­rra y tra­ba­jo», dice Pedro Sán­chez un padre des­alo­ja­do, que rela­ta: «Hoy que­da­mos en situa­ción de calle, y el Gobierno de Larre­ta nos quie­re man­dar a un para­dor. Somos fami­lias que no tene­mos un lugar para vivir por­que no pode­mos alqui­lar, por­que tene­mos chi­cos y nadie nos alqui­la. Soy car­to­ne­ro y ten­go cin­co hijos. ¿Cómo hago para vivir en una pie­za de cua­tro por cuatro?».

Foto: Álva­rez Julián /​Télam

Cada tes­ti­mo­nio es tan estre­me­ce­dor como el pai­sa­je yer­mo del terreno don­de se eri­gía la toma. Tras el paso de la topa­do­ra yacen espar­ci­dos entre los escom­bros algu­nos jugue­tes mal­tre­chos, cha­pas retor­ci­das, tro­zos de vigas, telas roí­das. Reta­zos de vidas que niños y niñas inten­tan res­ca­tar jun­to a sus madres.
El dolor se hue­le, tan­to como la furia con­te­ni­da en esas peque­ñas mira­das de ojos gigan­tes. Son 200 infan­cias arro­ja­das a la intem­pe­rie. No hay argu­men­to ni expli­ca­ción que ava­le tama­ño des­am­pa­ro. Ni siquie­ra en nom­bre de la fútil e impro­ba­ble pro­me­sa de las auto­ri­da­des por­te­ñas de eri­gir en el lugar una escue­la, un jar­dín de infan­tes y un espa­cio verde.

Foto: Álva­rez Julián /​Télam

En para­le­lo al dra­má­ti­co des­alo­jo de la toma Fuer­za de las muje­res, el ofi­cia­lis­mo en la Legis­la­tu­ra por­te­ña, apro­ba­ba un con­ve­nio fir­ma­do entre el Jefe de Gobierno y un gru­po de cor­po­ra­cio­nes inmo­bi­lia­rias para eri­gir once torres de lujo en dis­tin­tos pun­tos de la Ciu­dad. Nin­gu­na de estas vivien­das está pen­sa­da para dar res­pues­ta al tre­men­do défi­cit habi­ta­cio­nal que sub­ya­ce en este terri­to­rio. No se tra­ta de la cons­truc­ción de vivien­das socia­les, sino de lujo­sos e inac­ce­si­bles habi­tácu­los para saciar la vora­ci­dad espe­cu­la­ti­va. La repe­ti­ción inde­fi­ni­da de una pos­tal que da cuen­ta de una ciu­dad pla­ga­da de casas sin gen­te y habi­ta­da por gen­te sin casas.

Foto: Álva­rez Julián /​Télam

Un infor­me ela­bo­ra­do por la Aso­cia­ción Civil por la Igual­dad (ACIJ) en diciem­bre del año pasa­do da cuen­ta de que en los últi­mos cua­tro años, el pre­su­pues­to por­te­ño orien­ta­do a la vivien­da social acu­mu­la una dis­mi­nu­ción del 39,78%. Mien­tras que 2021 des­cen­dió un 17,09% res­pec­to a 2020. Por­cen­ta­jes que repre­sen­tan una caí­da del 55,87% de las par­ti­das des­ti­na­das a pro­gra­mas de infra­es­truc­tu­ra, vivien­da y aten­ción de la emer­gen­cia habi­ta­cio­nal e inte­gra­ción socio­eco­nó­mi­ca en los pro­ce­sos de reur­ba­ni­za­ción de las villas de emer­gen­cia. En tan­to, que el pre­su­pues­to asig­na­do a las villas de emer­gen­cia en el pre­sen­te año es de 8.302 millo­nes de pesos, mon­to simi­lar al de 2020, y un 67,9% infe­rior al deven­ga­do en 2019.

Itu­rria /​Fuen­te

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