Ecología Social. Empresas y bancos europeos participan en la destrucción de bosques y sabanas de Brasil

Eco­lo­gía Social. Empre­sas y ban­cos euro­peos par­ti­ci­pan en la des­truc­ción de bos­ques y saba­nas de Brasil

Por ENCO, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de ocu­bre de 2021.

Tra­du­ci­do del fran­cés para Rebe­lión por Bea­triz Mora­les Bastos

La Ama­zo­nia y la región del Cerra­do se enfren­tan a una des­truc­ción devas­ta­do­ra debi­do a la expor­ta­ción de car­ne y soja a bajo pre­cio. Un infor­me iné­di­to seña­la la res­pon­sa­bi­li­dad que tie­nen empre­sas europeas.

La depen­den­cia de Bra­sil de la expor­ta­ción de mate­rias pri­mas es la cau­sa prin­ci­pal del nivel sin pre­ce­den­tes de defo­res­ta­ción y explo­ta­ción exce­si­va de la natu­ra­le­za en los dos eco­sis­te­mas más ricos de Bra­sil: la Ama­zo­nia y el Cerra­do (la región de saba­na). La Ama­zo­nia es cla­ve para la salud medioam­bien­tal del mun­do ya que influ­ye en el cli­ma debi­do a su papel de recep­to­ra y alma­ce­na­do­ra de car­bono; el Cerra­do, por su par­te, es la saba­na más rica del mun­do. Y gran­des empre­sas y esta­ble­ci­mien­tos finan­cie­ros euro­peos desem­pe­ñan ahí un papel importante.

Más allá de la extre­ma abun­dan­cia de flo­ra y fau­na, de agua y bio­di­ver­si­dad que poseen, las regio­nes de la Ama­zo­nia y del Cerra­do son el hábi­tat de muchas comu­ni­da­des tra­di­cio­na­les (pobla­cio­nes autóc­to­nas, peque­ños agri­cul­to­res, comuni­da­des reco­lec­to­ras del coco de la pla­me­ra «babass, comu­ni­da­des de afro­des­cen­dien­tes) que des­de hace siglos han per­mi­ti­do que la eco­no­mía local coexis­ta con la per­vi­ven­cia de los recur­sos natu­ra­les. Muchos intere­ses eco­nó­mi­cos ame­na­zan vas­tos terri­to­rios de estos eco­sis­te­mas: el avan­ce de la agro­in­dus­tria basa­da en la gana­de­ría, los gran­des mono­cul­ti­vos de soja, car­ne y made­ra, y las acti­vi­da­des mine­ras y de explo­ta­ción fores­tal vin­cu­la­das a las indus­trias de mate­rias primas.

Incen­dios, con­flic­tos debi­do a la apro­pia­ción de tie­rras, agre­sio­nes a las comu­ni­da­des autóctonas

En 2019 unos incen­dios gene­ra­li­za­dos, la mayo­ría de los cua­les se pro­du­je­ron a con­se­cuen­cia de la prác­ti­ca de abrir zonas de pas­to para el gana­do, devas­ta­ron gran par­te de las sel­vas tro­pi­ca­les ama­zó­ni­cas. La can­ti­dad de focos de incen­dio iden­ti­fi­ca­dos en la región ama­zó­ni­ca en agos­to de 2019 fue la más alta des­de 2010 y el doble de las cifras regis­tra­das en el mis­mo perio­do del año ante­rior. En la región del Cerra­do inmen­sas exten­sio­nes de vege­ta­ción de tie­rras indí­ge­nas se han con­ver­ti­do en zonas de pas­to y de pro­duc­ción agrí­co­la. Se cal­cu­la que la expan­sión de la agro­in­dus­tria ha modi­fi­ca­do apro­xi­ma­da­men­te el 80% de la vege­ta­ción ori­gi­nal del Cerrado.

Figu­ra 1: Lugar de pro­ce­den­cia y paí­ses a los que se des­ti­na la soja que pue­de haber sido la cau­sa de defo­res­ta­cio­nes ile­ga­les. Cálcu­los de las medias anua­les entre 2009 y 2017 (Tra­se, 2020).

Actual­men­te las regio­nes de la Ama­zo­nia y del Cerra­do son terri­to­rios de con­flic­to polí­ti­co, eco­nó­mi­co y medioam­bien­tal, unos con­flic­tos que no se deben solo a la com­pe­ten­cia inter­na entre los sec­to­res eco­nó­mi­cos que explo­tan soja, maíz, car­ne de vacuno, cue­ro, made­ra, caña de azú­car, algo­dón y recur­sos mine­ra­les, sino tam­bién a los con­flic­tos entre las empre­sas agrí­co­las gran­des y media­nas (a las que el gobierno de Jair Bol­so­na­ro apo­ya eco­nó­mi­ca­men­te) y las pobla­cio­nes forestales.

Bajo el gobierno Bol­so­na­ro han segui­do aumen­tan­do las agre­sio­nes, expul­sio­nes y des­pla­za­mien­tos de las comu­ni­da­des tra­di­cio­na­les. La pan­de­mia ha supues­to un nue­vo reto pues­to que los orga­nis­mos del Esta­do encar­ga­dos de vigi­lar que se res­pe­tan los dere­chos tam­bién han esta­do en con­fi­na­mien­to, lo que ha hecho más fácil vio­lar los dere­chos de varias comu­ni­da­des de las regio­nes del Mato Gros­so, del Pará, de la Ron­dô­nia y del Maranhão. Por ejem­plo, el pue­blo indí­ge­na xavan­te, en el Mato Gros­so, ha sufri­do más agre­sio­nes duran­te la pan­de­mia. Ade­más, en agos­to de 2020 tan­to las comu­ni­da­des cam­pe­si­nas de Bal­sas, en el esta­do del Maranhão, como la comu­ni­dad de Bom Acer­to, sufrie­ron un des­pla­za­mien­to for­za­do (1).

¿Qué papel desem­pe­ñan las empre­sas europeas?

La lucha con­tra la defo­res­ta­ción ile­gal tie­ne por obje­ti­vo las empre­sas impli­ca­das en la cade­na de pro­duc­ción de los pro­duc­tos de base, inclui­das las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras y otras empre­sas mul­ti­na­cio­na­les que for­man par­te del pro­ce­so de apro­vi­sio­na­mien­to. Por ejem­plo, en 2016 el Ban­co San­tan­der espa­ñol fue con­de­na­do a una mul­ta de 15 millo­nes de dola­res por haber pro­por­cio­na­do apo­yo finan­cie­ro a unos cul­ti­vos que se habían rea­li­za­do en unas zonas defo­res­ta­das ile­gal­men­te. Gran­des socie­da­des del nego­cio de los cerea­les, entre ellas Car­gill y Bun­ge (Esta­dos Uni­dos), fue­ron con­de­na­das a pagar unas mul­tas que ascen­dían a 29 millo­nes de dóla­res tras una inves­ti­ga­ción del IBAMA (Ins­ti­tu­to Bra­si­le­ño del Medio Ambien­te y de los Recur­sos Natu­ra­les Reno­va­bles) que des­cu­brió que apro­xi­ma­da­men­te 3.000 tone­la­das de cerea­les pro­du­ci­das por cin­co empre­sas se habían cose­cha­do en zonas en las que la agri­cul­tu­ra esta­ba prohibida.

Ade­más del apo­yo finan­cie­ro, empre­sas euro­peas ope­ran direc­ta­men­te en las regio­nes de la Ama­zo­nia y el Cerra­do, y a algu­nas se les acu­sa de vio­lar dere­chos ahí. Se ha acu­sa­do de gene­rar impac­tos nega­ti­vos sobre el terri­to­rio a socie­da­des mine­ras pre­sen­tes en el esta­do de Pará (como la fran­ce­sa Imerys y la norue­ga Norsk Hydro) y a gru­pos del sec­tor de las infra­es­truc­tu­ras (pri­va­das y esta­ta­les) que ges­tio­nan con­ce­sio­nes de trans­por­te y de dis­tri­bu­ción de ener­gía. Según las orga­ni­za­cio­nes de la socie­dad civil, la pre­sen­cia de estas socie­da­des mul­ti­na­cio­na­les ha con­tri­bui­do a aumen­tar la ten­sión sobre el terri­to­rio con­tra los dere­chos de las comu­ni­da­des locales.

Los Paí­ses Bajos y Espa­ña son los prin­ci­pa­les des­ti­nos euro­peos de la soja vin­cu­la­da a la deforestación

De todos los pro­duc­tos de base que pre­sen­tan un ries­go medioam­bien­tal, la soja es el más nego­cia­do en los mer­ca­dos inter­na­cio­na­les. En 2016 tres paí­ses de Amé­ri­ca del Sur (Bra­sil, Argen­ti­na y Para­guay) repre­sen­ta­ban el 50% de la pro­duc­ción mun­dial de soja, lo que corres­pon­de a una super­fi­cie de apro­xi­ma­da­men­te 56 millo­nes de hec­tá­reas. Tres cul­ti­vos (soja, caña de azú­car y maíz) ocu­pan el 70% de la super­fi­cie agrí­co­la y repre­sen­tan más del 60% del valor total de la pro­duc­ción agrí­co­la del país. En vein­ti­cin­co años la pro­duc­ción de soja ha aumen­ta­do un 400% en Brasil.

En un prin­ci­pio los cul­ti­vos de soja se plan­ta­ron en las regio­nes del sur del país, que están más adap­ta­das a esta pro­duc­ción. Des­pués de la déca­da de 1970 empre­sas como Syn­gen­ta (Sui­za) y Pio­neer (Esta­dos Uni­dos) invir­tie­ron en semi­llas trans­gé­ni­cas adap­ta­das al eco­sis­te­ma del Cerra­do con el apo­yo del gobierno bra­si­le­ño. Una vez que se logró “domi­nar” las saba­nas, la expan­sión de la agro­in­dus­tria se diri­gió a la región de la Ama­zo­nia des­de la déca­da de 2000.

Según las cifras de la base de datos Tra­se, los Paí­ses Bajos y Espa­ña son los prin­ci­pa­les des­ti­nos euro­peos de la soja vin­cu­la­da a la defo­res­ta­ción, segui­dos de Fran­cia y Ale­ma­nia. Estu­dios recien­tes cal­cu­lan que en los últi­mos años lle­ga­ron al mer­ca­do euro­peo apro­xi­ma­da­men­te dos millo­nes de tone­la­das soja plan­ta­da ile­gal­men­te cada año, de las cua­les 500.000 tone­la­das se pro­du­je­ron en la región de la Ama­zo­nia. Cer­ca de la mitad de las pro­pie­da­des rura­les de la Ama­zo­nia y de las tie­rras agrí­co­las de la región del Cerra­do, que pro­du­cen soja y car­ne de vacuno para la expor­ta­ción, no res­pe­tan los lími­tes de defo­res­ta­ción fija­dos por el códi­go forestal.

La cade­na de pro­duc­ción de la soja en Bra­sil esta domi­na­da por cin­co gran­des socie­da­des comer­cia­les mun­dia­les: ADM, Bun­ge, Car­gill, Louis Drey­fus y COFCO. Entre los diez pri­me­ros paí­ses des­ti­na­ta­rios de la soja de la Ama­zo­nia y el Cerra­do están los Paí­ses Bajos (36%), Espa­ña (21%), Ale­ma­nia (10%) y Fran­cia (10%).

Figu­ra dos: Cálcu­lo del ries­go de defo­res­ta­ción por par­te de los nego­cian­tes de soja en Bra­sil (2020, en hectáreas).

Los nego­cian­tes de soja reci­ben el apo­yo finan­cie­ro direc­to de muchas ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras vin­cu­la­das a ellos a tra­vés de fon­dos pro­pios (sobre todo par­ti­ci­pa­cio­nes y pro­pie­da­des pri­va­das) y de deu­das (como obli­ga­cio­nes, prés­ta­mos y faci­li­da­des de cré­di­tos renovables).

La Unión Euro­pea es el segun­do prin­ci­pal com­pra­dor de car­ne bra­si­le­ña, des­pués de China

Bra­sil tie­ne más vacas (214 millo­nes de cabe­zas de gana­do) que habi­tan­tes. Esta cifra sigue aumen­tan­do, sobre todo en la Ama­zo­nia y el Cerra­do. En 2019 Bra­sil expor­tó 1,84 millo­nes de tone­la­das de car­ne bovi­na, lo que le con­vier­te en el mayor expor­ta­dor del mun­do, según la Aso­cia­ción Bra­si­le­ña de Indus­trias Expor­ta­do­ras de Car­ne (ABIEC). A dife­ren­cia de la cade­na de pro­duc­ción de la soja, el sec­tor de la car­ne está ges­tio­na­do por gran­des empre­sas nacio­na­les finan­cia­das por capi­ta­les nacio­na­les y extran­je­ros. Con la com­pra en 2017 de más de 180.000 tone­la­das de car­ne bra­si­le­ña la Unión Euro­pea es el segun­do prin­ci­pal com­pra­dor de car­ne bra­si­le­ña, des­pués de China.

El gobierno bra­si­le­ño ha fomen­ta­do mucho la polí­ti­ca de expor­ta­ción a tra­vés de la crea­ción en 2008 de un pro­gra­ma de apo­yo a los “cam­peo­nes nacio­na­les”. El Ban­co Nacio­nal para el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co y Social (BNDES) des­blo­queó una serie de sub­ven­cio­nes para fomen­tar algu­nas empre­sas en sec­to­res espe­cí­fi­cos, como la trans­for­ma­ción de la car­ne, y esti­mu­lar su cre­ci­mien­to. Estas sub­ven­cio­nes ayu­da­ron a desa­rro­llar­se a empre­sas bra­si­le­ñas de trans­for­ma­ción de la car­ne como JBS y Mar­frig. Esta últi­ma se ha con­ver­ti­do en el ter­cer mayor pro­duc­tor de car­ne del mun­do. JBS es el pri­mer pro­duc­tor mun­dial de car­ne y figu­ra entre las diez mayo­res empre­sas agro­ali­men­ta­rias del mun­do. Como expor­ta­dor, JBS se apro­vi­sio­na en 1.324 muni­ci­pios, esto es, el 47% de los muni­ci­pios pro­duc­to­res de car­ne bovi­na de Bra­sil en 2017. Ade­más, BRF, empre­sa de trans­for­ma­ción de aves de corral, se ha con­ver­ti­do en uno de los mayo­res expor­ta­do­res del mun­do de este pro­duc­to y tie­ne dos fábri­cas de trans­for­ma­ción en Euro­pa (Paí­ses Bajos e Ingla­te­rra) y nue­ve en Argentina.

Sin embar­go, el pre­cio del cre­ci­mien­to de estas mul­ti­na­cio­na­les ha sido alto: el aumen­to gene­ra­li­za­do de la des­truc­ción de los bio­mas de la Ama­zo­nia y del Cerra­do, pero tam­bién las deplo­ra­bles con­di­cio­nes de tra­ba­jo a las que se some­te a sus empleados.

No es una nove­dad las terri­bles con­di­cio­nes de la cade­na de pro­duc­ción de la car­ne, tan­to para el gana­do como para las per­so­nas que tra­ba­jan ahí. La situa­ción es simi­lar en la cade­na de la soja: ade­más de las con­di­cio­nes labo­ra­les degra­dan­tes, de los casos de tra­ba­jo for­za­do y del aca­pa­ra­mien­to de tie­rras, Bra­sil pue­de pre­sio­nar sobre los cos­tes de pro­duc­ción y expor­tar a bajo pre­cio, y pro­du­cir la car­ne más bara­ta del mun­do en la Amazonia.

Cade­na de la car­ne: BNP, Carre­four, Nestlé y mucha otras

Miner­va, uno de los tres gran­des enva­sa­do­res de car­ne de Bra­sil, obtie­ne al menos una ter­ce­ra par­te de sus ingre­sos bru­tos de sus expor­ta­cio­nes de car­ne de vacuno bra­si­le­ña, vin­cu­la­das a 10.900 hec­tá­reas que corren peli­gro de defo­res­ta­ción debi­do a la expan­sión de los pas­tos para el gana­do en 2017. Par­te de los accio­nis­tas de Miner­va son gran­des inver­so­res mun­dia­les que actual­men­te no tie­nen com­pro­mi­so alguno en mate­ria de defo­res­ta­ción, como Mor­gan Stan­ley (4,94% del capi­tal), Van­guard (2,21%) y Blac­kRock (0,4%), así como ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras que han reco­no­ci­do públi­ca­men­te el pro­ble­ma del ries­go de defo­res­ta­ción, como BNP Pari­bas (2,26%).

Ade­más, JBS, Mar­frig y Miner­va reci­bie­ron más de 9.000 millo­nes de reales (1.500 millo­nes de euros al cam­bio actual) en inver­sio­nes y prés­ta­mos de ban­cos euro­peos y no euro­peos que han fir­ma­do acuer­dos medioam­bien­ta­les, como Deu­ts­che Bank, Ban­co San­tan­der, BNP Pari­bas y HSBC. Por des­gra­cia, la ausen­cia de leyes en Euro­pa sobre el tema “sig­ni­fi­ca que los ban­cos, los inver­so­res, las agen­cias de cali­fi­ca­ción, los impor­ta­do­res y los super­mer­ca­dos no tie­ne la obli­gación legal derea­li­zar un con­trol pre­vio sobre el ries­go de defo­res­ta­ción antes de hacer nego­cios con las empre­sas del sec­tor de la car­ne de vacuno”, se lamen­ta­ba la ONG Glo­bal Wit­ness en un infor­me sobre el tema de diciem­bre de 2020.

En 2014 varios gobier­nos, la socie­dad civil y varias empre­sas pri­va­das apro­ba­ron la Decla­ración de Nueva York sobre lobos­ques, cuyo obje­ti­vo era redu­cir la defo­res­ta­ción mun­dial de aquí a 2020. Los esta­dos bra­si­le­ños de Pará, Ama­zo­nas y Acre figu­ran entre los sig­na­ta­rios bra­si­le­ños, mien­tras que Deu­ts­che Bank y Nestlé figu­ran entre los sig­na­ta­rios euro­peos. Sin embar­go, según Mighty Earth, los gru­pos Nestlé y Carre­four toda­vía no han deja­do de com­prar car­ne a JBS y Marfrig.

Impli­ca­ción de fon­dos de inver­sión ale­ma­nes, neer­lan­de­ses y suecos

El pre­cio de las tie­rras agrí­co­las bra­si­le­ñas, en par­ti­cu­lar en el Cerra­do, ha aumen­ta­do de for­ma expo­nen­cial debi­do a la explo­ta­ción finan­cie­ra de las tie­rras. Los inver­so­res ins­ti­tu­cio­na­les, como los fon­dos de pen­sio­nes y los fon­dos de capi­tal-inver­sión, las socie­da­des inmo­bi­lia­rias y la agro­in­dus­tria, apli­can un mode­lo de empre­sa que da valor a las tie­rras adqui­rien­do y des­bro­zan­do para la agri­cul­tu­ra zonas de vege­ta­ción autóc­to­na, en vez de basar sus ingre­sos en la pro­duc­ción de mercancías.

En los últi­mos 15 años se han crea­do muchas socie­da­des inmo­bi­lia­rias cen­tra­das total­men­te en la adqui­si­ción, ven­ta, arren­da­mien­to y ges­tión de tie­rras agrí­co­las en estas regio­nes. En el Cerra­do se han pri­va­ti­zan­do ile­gal­men­te vas­tas zonas indí­ge­nas que ofi­cial­men­te per­te­ne­cen al Esta­do. Este pro­ce­so con­lle­va gene­ral­men­te la expul­sión vio­len­ta de los habi­tan­tes (muchos de los cua­les pro­vie­nen de comu­ni­da­des tra­di­cio­na­les o de las pobla­cio­nes rura­les pobres), así como des­bro­ces o defo­res­ta­cio­nes exten­si­vos. Últi­ma­men­te se han ven­di­do estas zonas agrí­co­las a socie­da­des agro­in­dus­tria­les o socie­da­des inmo­bi­lia­rias, que pue­den alqui­lar o ven­der las tierras.

Tres fon­dos de inver­sión euro­peos con­tri­bu­yen al fun­cio­na­mien­to de las socie­da­des inmo­bi­lia­rias en la región del Cerra­do: el fon­do de pen­sio­nes ale­mán Ärz­te­ver­sor­gung West­fa­len-Lip­pe, el neer­lan­dés Alge­meen Bur­ger­lijk Pen­sioen­fonds (ABP) y el sue­co Andra AP-fon­den (AP2). Estos fon­dos de pen­sio­nes invier­ten en fon­dos de inver­sión ges­tio­na­dos por la Tea­chers Insu­ran­ce and Annuity Asso­cia­tion of Ame­ri­ca (TIAA), un fon­do de pen­sio­nes pri­va­do sin áni­mo de lucro que actual­men­te está con­si­de­ra­do el mayor inver­sor en tie­rras agrí­co­las y el ter­cer ges­tor mun­dial de inmo­bi­lia­rio comer­cial. A la hora actual posee en Bra­sil unos acti­vos valo­ra­dos en 2.000 millo­nes de dólares.

La mayo­ría de las tie­rras agrí­co­las que per­te­ne­cen a empre­sas extran­je­ras en la región del Cerra­do se finan­cian a tra­vés de la TIAA. Este fon­do tam­bién está pre­sen­te en el mer­ca­do de tie­rras agrí­co­las a tra­vés de empre­sas como Radar Pro­prie­da­des Agrí­co­las (una empre­sa con­jun­ta entre una socie­dad bra­si­le­ña, Cosan, y Man­si­lla Par­ti­ci­pações, una socie­dad que per­te­ne­ce total­men­te a TIAA) y Tellus Bra­sil Par­ti­ci­pações, una filial nacio­nal cen­tra­da en la adqui­si­ción de tie­rras, en la que TIAA tie­ne una par­ti­ci­pa­ción impor­tan­te (49%). TIAA ha crea­do una com­ple­ja red de socie­da­des para com­prar e inver­tir en tie­rras agrí­co­las al mar­gen de las res­tric­cio­nes lega­les impues­tas por las leyes nacio­na­les sobre la pro­pie­dad inmo­bi­lia­ria por par­te de per­so­nas extran­je­ras. En medio de todo esto, la res­pon­sa­bi­li­dad de las empre­sas e ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras euro­peas tien­de a invi­si­bi­li­zar­se, aun­que no desaparece.

Véa­se el infor­me ínte­gro en inglés, publi­ca­do por ENCO (siglas en inglés de Red Euro­pea de los Obser­va­to­rios de las Multinacionales).

Nota:

(1) Véa­se la pági­na web de noti­cias de la Agen­cia Públi­ca.

Fuen­te: https://​www​.bas​ta​mag​.net/​D​e​f​o​r​e​s​t​a​t​i​o​n​-​A​m​a​z​o​n​i​e​-​B​r​e​s​i​l​-​r​o​l​e​-​d​e​s​-​e​n​t​r​e​p​r​i​s​e​s​-​E​u​r​o​p​e​-​b​a​n​q​u​e​s​-​f​o​n​d​s​-​d​e​-​p​e​n​s​i​o​n​s​-​v​i​a​n​d​e​-​s​o​j​a​-​e​x​p​o​r​t​a​t​i​ons

Esta tra­duc­ción se pue­de repro­du­cir libre­men­te a con­di­ción de res­pe­tar su inte­gri­dad y men­cio­nar al autor, a la tra­duc­to­ra y Rebe­lión como fuen­te de la traducción.

Fuen­te: Rebelión.

Itu­rria /​Fuen­te

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