Venezuela. El «silencioso» ingreso de divisas a la economía

Vene­zue­la. El «silen­cio­so» ingre­so de divi­sas a la economía

Por Fran­co Viel­ma. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 19 de octu­bre de 2021.

En sep­tiem­bre de 2020 el pre­si­den­te Nico­lás Madu­ro anun­ció lo que sería la cifra más catas­tró­fi­ca jamás regis­tra­da en la eco­no­mía vene­zo­la­na y sus más de 100 años de ren­tis­mo petro­le­ro: para el momen­to, y com­pa­ra­do con el año 2014, se con­su­mó una caí­da del 99% de las divi­sas que ingre­sa­ban a la economía.

La cau­sas han sido más que evi­den­tes: un perio­do de depre­sión del pre­cio inter­na­cio­nal del cru­do des­de 2014, al cual se unen, des­de 2017, un con­jun­to de medi­das coer­ci­ti­vas esta­dou­ni­den­ses que prác­ti­ca­men­te erra­di­ca­ron las expor­ta­cio­nes petro­le­ras, que han repre­sen­ta­do his­tó­ri­ca­men­te más del 90% de los ingre­sos de mone­da extran­je­ra al país. En otras pala­bras, Vene­zue­la se «secó» de dólares.

Sin embar­go, la eco­no­mía vene­zo­la­na ha sido tam­bién un espa­cio de con­tra­dic­cio­nes. Mien­tras la ren­ta his­tó­ri­ca de petro­dó­la­res men­guó, a la par de pro­ce­sos demo­le­do­res de deva­lua­ción irrum­pió el dólar en ope­ra­cio­nes domés­ti­cas, cada vez más, en cada esqui­na, en cada lugar, has­ta que el Esta­do vene­zo­lano des­pe­na­li­zó las ope­ra­cio­nes con los bille­ti­cos verdes.

La eco­no­mía vene­zo­la­na, bajo blo­queo y de esta­do de sus­pen­sión coyun­tu­ral del ren­tis­mo petro­le­ro, ha diver­si­fi­ca­do los pro­ce­sos de muta­ción y des­fi­gu­ra­ción de la eco­no­mía como la cono­cía­mos. Bode­go­nes, reme­sas, gaso­li­na en dóla­res, com­pras en dóla­res, com­pras en crip­tos, suel­dos en la empre­sa pri­va­da y pro­duc­tos de con­su­mo cal­cu­la­dos en dóla­res, en fin, pare­mos de contar.

Según la fir­ma Data­ná­li­sis, para este año se cal­cu­la un ingre­so de 3 mil millo­nes de dóla­res en reme­sas. Exis­te tam­bién un pro­ce­so de inver­sión de capi­ta­les a gran esca­la en el país de la mano de car­te­ras pri­va­das de inver­sión. Exis­te ade­más un pro­ce­so toda­vía incal­cu­la­ble de mane­ra exac­ta, de rein­ser­ción de capi­ta­les nacio­na­les, en pro­ce­sos que regu­lar­men­te lla­ma­mos «repa­tria­ción», que según Hen­kel Gar­cía pro­vie­nen de vene­zo­la­nos que «los aho­rra­ron en el exte­rior». No dude­mos que este es un eufe­mis­mo para refe­rir al robo a Cadivi.

Pero en suma­to­ria, podría hablar­se de un pro­ce­so de dre­na­je de dóla­res pro­ve­nien­tes de diver­sas fuen­tes, que en bue­na medi­da expli­can la rela­ti­va esta­bi­li­dad de los tipos de cam­bio que han sido apre­cia­bles duran­te este año. Tan­to el lla­ma­do «dólar para­le­lo» como el «Dólar BCV» han fluc­tua­do en con­di­cio­nes de libre cam­bio demos­tran­do nive­les de esta­bi­li­dad mucho mayo­res a los de años anteriores.

Para poner un ejem­plo, a fina­les de enero, lue­go de un alza pro­nun­cia­da, el dólar para­le­lo alcan­za­ba el pre­cio de 1 millón 800 mil bolí­va­res sobe­ra­nos. Al momen­to de redac­tar­se esta publi­ca­ción, media­dos de octu­bre, el pre­cio del dólar para­le­lo es de 4,10 bolí­va­res digi­ta­les, lue­go de la recon­ver­sión. Es decir, la deva­lua­ción acu­mu­la­da en casi nue­ve meses ha sido menor a 140%, una cifra alta, pero mucho menor a lo que vivi­mos en años ante­rio­res, con deva­lua­cio­nes inter­anua­les de has­ta 1.000 ó 3.000%.

En la eco­no­mía de lo coti­diano, el flu­jo de divi­sas no se expli­ca úni­ca­men­te por reme­sas. Lo que en muchos casos lla­ma­mos «reme­sas» en reali­dad con­sis­ten en trans­fe­ren­cias en bolí­va­res rea­li­za­das por fami­lia­res en el extran­je­ro median­te cam­bis­tas, quie­nes no ingre­san dóla­res a la eco­no­mía real del país. Aun­que vemos muchos bille­tes ver­des, es un hecho que muchí­si­mas ope­ra­cio­nes finan­cia­das con «reme­sas» son en reali­dad ope­ra­cio­nes sin mone­da extran­je­ra en el país.

El cua­dro de expli­ca­cio­nes es incom­ple­to fren­te a las sin­gu­la­ri­da­des de la eco­no­mía vene­zo­la­na, pues en oca­sio­nes pasa por alto otros pro­ce­sos de asi­mi­la­ción que exis­ten en la eco­no­mía real y que refe­ri­mos a continuación.

El crip­to-boom venezolano

En 2018 cuan­do el Eje­cu­ti­vo vene­zo­lano pro­pu­so el Petro como pri­me­ra crip­to­mo­ne­da ofi­cial de un país, había la inten­ción sola­pa­da de nave­gar fren­te a una nue­va iner­cia. Para el momen­to, ya había aguas aba­jo un pro­ce­so real de ope­ra­cio­nes en Bit­coin, al pun­to de que Vene­zue­la fue duran­te años uno de los prin­ci­pa­les paí­ses don­de se rea­li­za­ban ope­ra­cio­nes con la mayor de las criptomonedas.

El sitio Local­Bit­coins regis­tra­ba volú­me­nes enor­mes de ope­ra­cio­nes, en tiem­pos en que la deva­lua­ción empu­ja­ba a los vene­zo­la­nos a res­guar­dar su capi­tal en ins­tru­men­tos como el bit­coin. Duran­te el trans­cur­so de 2020 las ope­ra­cio­nes de com­pra y ven­ta de crip­to­mo­ne­das, rea­li­za­das des­de Vene­zue­la, repre­sen­ta­ron 12,3% del volu­men total transa­do en Local­Bit­coin, que tie­ne alcan­ce glo­bal. El país es de los líde­res mun­dia­les en la materia.

Pero el pro­ce­so evo­lu­ti­vo de la inser­ción de crip­tos en la eco­no­mía real se ha ace­le­ra­do en pro­por­cio­nes inimaginables.

El país pasó de pro­ce­sar pago de gaso­li­na en Petros en las esta­cio­nes de ser­vi­cio a la nor­ma­li­za­ción de algu­nas pala­bras entre algu­nos sec­to­res infor­ma­dos en el país: Tra­ding, Bro­kers, Bina­rias, BTC, Tokens, BNB, Binan­ce, Axie Infi­nity, Play-To-Earn, son algu­nas de las pala­bras cla­ve, par­te de ese len­gua­je ins­tru­men­tal, que algu­nos hemos escu­cha­do algu­na vez, pero que son en reali­dad el medio de vidas de dece­nas y cien­tos de miles en Venezuela.

Las «crip­to-fuen­tes» de dóla­res en la economía

Hemos vis­to car­te­les en el cen­tro de Cara­cas sobre talle­res de tra­ding, que de entra­da nos pare­cen una esta­fa pira­midal, o pro­me­sa far­san­te de algún gurú eco­nó­mi­co que nos pro­me­te «ganar has­ta 500 dóla­res sin salir de tu casa».

Algu­na vez hemos sabi­do de jóve­nes colo­can­do moles­tos en sus esta­dos de WhatsApp que «bajó el SLP» y de entra­da no sabe­mos de qué dia­blos habla. Par­ti­cu­lar­men­te tuve mi pri­mer lla­ma­do de aten­ción cuan­do supe de un ami­go, con ya 45 años y de bar­ba cano­sa, jugan­do con ani­ma­li­tos que pare­cen poke­mo­nes y me decía que esta­ba «tra­ba­jan­do».

«Binan­ce», «Binan­ce», «Binan­ce», «pása­me­lo por Binan­ce»: qui­zá hemos escu­cha­do, como un secre­to a voces.

La pla­ta­for­ma Binan­ce es la más usa­da en Vene­zue­la por los juga­do­res de Axie Infi­nity para inter­cam­biar sus tokens por dóla­res o bolívares

¿De qué se tra­ta todo esto?

Hablan­do de tra­ding, se tra­ta de inver­sión en capi­ta­les de ries­go, es decir, en acti­vos, que bien pue­den ser median­te crip­to­mo­ne­das o dine­ro fiat (dine­ro con­ven­cio­nal), don­de los «inver­sio­nis­tas» apues­tan a la subi­da o a la baja­da en un indi­ca­dor determinado.

Para poner­lo en mane­ras más sim­ples, con una inver­sión míni­ma en un bro­ker (o pla­ta­for­ma) correc­to, una per­so­na que haga tra­ding y logre enten­der el mer­ca­do, pue­de ganar o «gene­rar» ingre­sos, modes­tos o expo­nen­cia­les. Esto depen­de de muchos fac­to­res, como si el tra­der (o inver­sio­nis­ta) for­ma par­te de algu­na escue­la don­de ha adqui­ri­do las herra­mien­tas, y tam­bién de su capa­ci­dad de inversión.

El pro­ce­so con­sis­te en entrar a dife­ren­tes «índi­ces» o bol­sas, como Crash 500 Index, Boom 1000 Index, Vola­ti­lity 100 Index, entre muchos otros, median­te bro­kers (pla­ta­for­mas) como Meta­tra­der, eTo­ro, Robinhood, Self­Bank, don­de se ingre­sa de mane­ra gra­tui­ta y hay meca­nis­mos para apren­der a hacer ope­ra­cio­nes con dine­ro simu­la­do, para no per­der dine­ro real.

Tra­tán­do­se del tra­ding pre­do­mi­nan las his­to­rias en que los tra­ders prin­ci­pian­tes ingre­san y explo­ran en este mun­do, per­dien­do algu­nas dece­nas de dóla­res y, por ende, se reti­ran de estas prác­ti­cas. Sin embar­go, son muchas las his­to­rias de tra­ders vene­zo­la­nos prin­ci­pian­tes que pagan cuen­tas para seguir indi­ca­cio­nes de tra­ders más consolidados.

Vale la pena decir que muchos de los tra­ders famo­sos para adqui­rir segui­do­res y sus­crip­to­res a sus cana­les exhi­ben una ima­gen pare­ci­da a una mez­cla de corre­dor de bol­sa de Wall Street con facha de nar­co colombiano.

Sin embar­go, quie­nes les siguen y apren­den sus téc­ni­cas, o inclu­so, si siguen sus seña­les, pue­den gene­rar al mes cien­tos de dóla­res, sin tener en muchos casos ver­da­de­ros estu­dios financieros.

En el mun­do de las crip­tos, con el Bit­coin (BTC) al fren­te, ha sur­gi­do toda una gene­ra­ción de com­pra­do­res y ven­de­do­res de por­cio­nes de BTC y de otras, como Ethe­reum, Doge­co­in y Ada Cardano.

La lógi­ca es muy sim­ple: com­prar cuan­do baja, ven­der cuan­do está arri­ba, en la mis­ma lógi­ca de cual­quier reven­de­dor de los tan­tos que pulu­lan en la eco­no­mía vene­zo­la­na, pero des­de la par­si­mo­nia sofis­ti­ca­da de la inver­sión de ries­go en el crip­to­mun­do. Es decir, al aca­pa­ra­dor acá se le lla­ma hol­der (o más bien hod­ler) por com­prar frac­cio­nes de BTC y sos­te­ner­las a la lar­ga, man­te­nien­do una base de aho­rro, pero es más que eso.

Un modes­to pro­pie­ta­rio de frac­cio­nes BTC pue­de incre­men­tar su patri­mo­nio en BTC adqui­rien­do más, cuan­do baja el pre­cio, para lue­go «hod­lear» solo una par­te de sus BTC y vivir sur­fean­do la ines­ta­bi­li­dad de esa crip­to­mo­ne­da, al pun­to de apro­ve­char las subi­das para ven­der arri­ba, ganar dine­ro con eso y has­ta cos­tear nece­si­da­des bási­cas, has­ta por cien­tos de dóla­res al mes.

Es decir, gas­tar BTC para vivir, pero al mis­mo tiem­po pre­ser­van­do una base de aho­rro cons­tan­te que se man­tie­ne por la ten­den­cia alcis­ta al lar­go pla­zo de esta crip­to­mo­ne­da. Hace poco el BTC vol­vió a supe­rar los 61 mil dóla­res, don­de estu­vo en el pasa­do mes de abril.

Axie Infi­nity, en cam­bio, es un jue­go de la gene­ra­ción Play-To-Earn (Jugar para ganar) basa­do en NFT (Non Fun­gi­ble Token, o token no fun­gi­ble), que bási­ca­men­te, por jugar, pre­mia a sus juga­do­res con SLP (Smooth Love Potion) un token que repre­sen­ta un valor en dólares.

Axie Infi­nity es el jue­go más popu­lar para el inter­cam­bio de tokens en Venezuela 

Axie Infi­nity es el jue­go más con­so­li­da­do en esta gene­ra­ción de crip­to-jue­gos, le siguen Plants vs Undead y Bina­mon, e inclu­so hay un crip­to-jue­go basa­do en Coun­terS­tri­ke. La lógi­ca es la mis­ma: jue­gas, ganas y lo que ganas es inter­cam­bia­ble en dóla­res en Binan­ce, que es una pla­ta­for­ma de inter­cam­bio de crip­to­mo­ne­das y dine­ro fiat, con su bille­te­ra incorporada.

Has­ta antes de una actua­li­za­ción del jue­go que se hizo en sep­tiem­bre, y otra actua­li­za­ción que se hizo el 15 de octu­bre, el jue­go podría gene­rar a los pro­pie­ta­rios de los «poke­mo­nes», mejor cono­ci­dos como «Axies», unos 600 u 800 dóla­res de ganan­cia al mes para peque­ños pro­pie­ta­rios, al pun­to de que al cre­cer su patri­mo­nio el jue­go brin­da­ba la facul­tad de «becar» a quien no tuvie­ra la posi­bi­li­dad de adqui­rir las «mas­co­tas», para ganar entre un 35 ó 40% de las ganan­cias que deja­ba el juego.

Muchos gran­des pro­pie­ta­rios de Axies en Vene­zue­la y el mun­do, quie­nes gana­ban inclu­so miles de dóla­res al mes, beca­ron a juga­do­res vene­zo­la­nos para que ope­ra­ran con sus mascotas.

Axie Infi­nity, par­ti­cu­lar­men­te popu­lar entre muchos jóve­nes, en un momen­to de boom per­mi­tió que dece­nas de miles de jóve­nes en Vene­zue­la pudie­ran ganar, por media­dos de julio, des­de 250 has­ta 400 dóla­res al mes sin hacer nin­gu­na inver­sión rele­van­te y jugan­do con Axies pro­pie­dad de otras personas.

Acor­de al medio El Dia­rio, Vene­zue­la está en el segun­do lugar del mun­do don­de el jue­go es más popu­lar, lue­go de Fili­pi­nas. Según Crip­to­ten­den­cias, a media­dos de sep­tiem­bre el jue­go sobre­pa­sa­ba los 2 mil millo­nes de ven­tas en todo el mun­do y con­ta­ba con 1.5 millo­nes de juga­do­res acti­vos al día.

El incal­cu­la­ble ingreso

Des­de una pers­pec­ti­va mera­men­te holís­ti­ca, la suma­to­ria de ingre­sos de quie­nes rea­li­zan estas acti­vi­da­des en el país está arro­jan­do cifras toda­vía incal­cu­la­bles, pero cuan­tio­sas para el volu­men actual de la eco­no­mía venezolana.

En otras pala­bras, las pro­pias infle­xio­nes que ha gene­ra­do el blo­queo a las expor­ta­cio­nes esta­ta­les gene­ra­ron boque­tes y evo­lu­cio­nes en la eco­no­mía inter­na que han ser­vi­do para el auge de acti­vi­da­des que has­ta hace algu­nos años eran impen­sa­bles en esca­las masi­vas en el país.

De ahí que los ras­gos de la eco­no­mía y el con­su­mo nacio­nal, en ple­na evo­lu­ción, no podría expli­car­se sola­men­te por el auge de bode­go­nes, Nute­lla y «ven­ta de teque­ños por 1 dólar», tal como en muchos casos tri­via­li­za­mos sobre el deve­nir económico.

Las nue­vas tec­no­lo­gías han veni­do empu­jan­do un pro­ce­so, no tan silen­cio­so, que aguas deba­jo de la eco­no­mía con­sis­te en uno, insis­to, toda­vía incal­cu­la­ble, de capi­tal forá­neo ingre­san­do al país, median­te por­cio­nes dis­gre­ga­das y dife­ren­cia­das, median­te crip­to­vías que en bue­na medi­da con­tri­bu­yen a resol­ver la situa­ción par­ti­cu­lar de muchas per­so­nas y fami­lias. La rele­van­cia de esto, veá­mos­lo así, resi­de en su gran poten­cial por sumatoria.

Uno de los ele­men­tos más dis­tin­ti­vos de este pro­ce­so, y que podría­mos carac­te­ri­zar, es que aun­que muchos par­ti­ci­pan­tes de estas prác­ti­cas hacen saber a quie­nes les rodean de su «tra­ba­jo», tam­bién hay muchas per­so­nas que las rea­li­zan como acti­vi­da­des com­ple­men­ta­rias, empren­di­mien­tos y fuen­tes de ingre­so segun­da­rios, en muchí­si­mas oca­sio­nes sin mani­fes­tar­lo abier­ta­men­te, dan­do a estas acti­vi­da­des una for­ma de tabú.

Lo cual nos per­mi­te suge­rir que en muchí­si­mos casos usted podría tener a un tra­der, a un hod­ler o a un juga­dor por tokens, jus­to a su lado. La dimen­sión de estas acti­vi­da­des podría ser mucho más gran­de de lo que gene­ran las actua­les impresiones.

Fuen­te: Misión Verdad

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