Sáha­ra Occi­den­tal. Marrue­cos ten­drá estra­te­gias polí­ti­cas, pero jamás a los pue­blos de su lado

Por Mai­der Sara­le­gi, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 29 de octu­bre de 2021.

Cuan­do se habla de un con­flic­to, aso­cia­mos el ban­do más fuer­te a aquel que tie­ne el mayor apo­yo polí­ti­co, el mejor ejér­ci­to o la mejor eco­no­mía. Nun­ca nos dete­ne­mos a pen­sar de qué lado está la opi­nión públi­ca, pues­to que ese es ver­da­de­ra­men­te el ban­do fuerte.

En el con­flic­to saha­raui los pue­blos lo tie­nen cla­ro, sola­men­te nos hace fal­ta ver una con­cen­tra­ción o mani­fes­ta­ción en defen­sa de los DDHH o libe­ra­ción del Sáha­ra Occi­den­tal para dar­nos cuen­ta de ello.

Bil­bao, noviem­bre de 2010. Aque­lla fue la pri­me­ra vez que real­men­te fui cons­cien­te de la movi­li­za­ción que el pue­blo saha­raui era capaz de crear. Cien­tos de per­so­nas salían a la calle para rei­vin­di­car los DDHH de la pobla­ción saha­raui que días antes habían par­ti­ci­pa­do en el cam­pa­men­to de la resis­ten­cia, Gdeim Izik. A las afue­ras de la ciu­dad de El Aaiún ocu­pa­do, en el Sáha­ra Occi­den­tal, miles de fami­lias saha­rauis acam­pa­ron con sus jai­mas en for­ma de reve­la­ción con­tra las fuer­zas de ocu­pa­ción marro­quí. Estas y su gran apa­ra­to poli­cial, uno de los más vio­len­tos del mun­do, no tar­da­ron mucho tiem­po en des­alo­jar el cam­pa­men­to con deten­cio­nes ile­ga­les, pali­zas e inclu­so pren­dien­do fue­go. Varios jóve­nes fue­ron dete­ni­dos y con­de­na­dos por el Tri­bu­nal Mili­tar de Marrue­cos bajo una vio­la­ción de la ley jurí­di­ca inter­na­cio­nal. Nin­gún gobierno se pro­nun­cio res­pec­to a ello, pero eso ya no nos sorprende.

Las capi­ta­les de dife­ren­tes comu­ni­da­des y pro­vin­cias del pano­ra­ma nacio­nal e inclu­so inter­na­cio­nal se lle­na­ron de mul­ti­tu­des cami­nan­do o con­cen­tra­das con la ban­de­ra de la RASD (Repú­bli­ca Ára­be Saha­raui Demo­crá­ti­ca) al gri­to de «¡Liber­tad, liber­tad! ¡Para el Sáha­ra libertad!»

En aque­llas mul­ti­tu­des, como es lógi­co, esta­ban las fami­lias saha­rauis. Los que nacie­ron en el refu­gio y en el exi­lio o los que tuvie­ron que huir de su pro­pia tie­rra cuan­do Espa­ña ven­dió el Sáha­ra a Marrue­cos en 1975 crean­do así una de las mayo­res trai­cio­nes que se ha hecho en la his­to­ria a un pue­blo, el saha­raui. Pero a su lado esta­ban occi­den­ta­les, jóve­nes estu­dian­tes, ancia­nos, niños, fami­lias ente­ras. A su lado esta­ban per­so­nas que creen en la jus­ti­cia y saben que la cau­sa de este pue­blo está muy ale­ja­da de ella.

Per­so­nas con sus dere­chos, sus pri­vi­le­gios, sus eco­no­mías y socie­da­des desa­rro­lla­das salían a rei­vin­di­car unos dere­chos que ellos ya tenían, pero sus her­ma­nos saha­rauis no. Por­que eso es lo que ocu­rre entre las per­so­nas que apo­yan la cau­sa saha­raui y su pue­blo, un sen­ti­mien­to de her­man­dad y amor que rom­pe cual­quier fron­te­ra, cual­quier muro mili­tar y cual­quier con­flic­to. Es supe­rior a todo eso, un sen­ti­mien­to impa­ra­ble que aumen­ta con cada injus­ti­cia que este pue­blo sufre.

Aquel noviem­bre, hace más de 10 años, un hom­bre de una avan­za­da edad cami­na­ba por las calles de Bil­bao emo­cio­na­do jun­to a una fami­lia saha­raui. Él había sido mili­tar cuan­do el Sáha­ra Occi­den­tal era colo­nia espa­ño­la, vivió en pri­me­ra per­so­na el aban­dono de Espa­ña a los saha­rauis. Años des­pués via­jó a los cam­pa­men­tos de refu­gia­dos saha­rauis con un sen­ti­mien­to de cul­pa que le inva­día des­de hacía muchos años. Aquel via­je, como a muchas otras per­so­nas, le cam­bió la vida para siem­pre e hizo aún más fuer­te el lazo de her­man­dad que man­te­nía con los saha­rauis. Des­de enton­ces no había con­cen­tra­ción o mani­fes­ta­ción a la que fal­ta­se, en muchas de ellas acom­pa­ña­do por sus nie­tos pequeños.

Unas filas detrás hay dos niños. Un vas­co y un saha­raui, ami­gos del cole­gio. Aún son muy peque­ños para enten­der el con­flic­to en pro­fun­di­dad, pero saben a la per­fec­ción el sig­ni­fi­ca­do de injus­ti­cia. Jun­tos lle­van una ban­de­ra de la RASD con la fra­se «Sáha­ra Libre».

Des­de que Marrue­cos inva­dió el Sáha­ra Occi­den­tal su mayor pro­pó­si­to ha sido «marro­qui­zar» a las fami­lias saha­rauis y sus nue­vas gene­ra­cio­nes. En las escue­las el Sáha­ra y su geo­gra­fía se ense­ña como terri­to­rio de Marrue­cos, se ense­ñan can­tos ala­ban­do a su rey y un sin­fín de accio­nes que tras muchos años, no han teni­do éxi­to. Cada nue­va gene­ra­ción de saha­rauis here­da el sen­ti­mien­to de lucha de sus padres y sus abue­los. Mien­tras un solo saha­raui exis­ta en la tie­rra, la cau­sa de su pue­blo segui­rá viva.

De lo mis­mo se encar­gan los pro­saha­rauis. Per­so­nas que sin per­te­ne­cer al pue­blo saha­raui sien­ten una admi­ra­ción y amor tan gran­de que su deber es trans­mi­tír­se­lo a su entorno cer­cano. A sus hijos, a sus ami­gos, a sus com­pa­ñe­ros de escue­la, de tra­ba­jo… Y de esa mane­ra la cau­sa del pue­blo saha­raui aumen­ta y las per­so­nas que creen en ellos también.

Dicen que la soli­da­ri­dad es la ter­nu­ra de los pue­blos. Qui­zás el pue­blo saha­raui no ten­ga las mejo­res armas, ni la mejor eco­no­mía, ni los mejo­res alia­dos polí­ti­cos. Qui­zás al pue­blo saha­raui le hayan roba­do abso­lu­ta­men­te todo, pero tie­ne algo que le hace gana­dor en esta lucha. Tie­ne a su lado a per­so­nas de todas las par­tes del mun­do que no le aban­do­na­rán has­ta que sea libre. Y cuan­do un pue­blo posee eso se man­tie­ne vivo en la eternidad.

Si Marrue­cos qui­sie­se eli­mi­nar al pue­blo saha­raui debe­ría de ampliar su estra­te­gia hacia los miles y miles de per­so­nas occi­den­ta­les que lo defen­de­rán has­ta el últi­mo día de sus vidas. Ten­drán las mejo­res estra­te­gias polí­ti­cas, eco­nó­mi­cas y mili­ta­res, pero jamás ten­drán el apo­yo de los pue­blos. Y muy a su pesar, Marrue­cos tie­ne per­di­da esa lucha.

Mai­der Sara­le­gi. Inte­gra­do­ra Social espe­cia­lis­ta en refu­gio y migra­cio­nes y acti­vis­ta prosaharaui.

Fuen­te: Rebelión.

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