Perú. Inmi­nen­te des­ti­tu­ción de cues­tio­na­do minis­tro del Interior

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de noviem­bre de 2021

La suer­te del minis­tro peruano del Inte­rior, obje­to de múl­ti­ples cues­tio­na­mien­tos, pare­ce echa­da hoy en Perú, tras con­si­de­rar la pri­me­ra minis­tra, Mirtha Vás­quez, inacep­ta­bles sus expli­ca­cio­nes sobre un com­por­ta­mien­to indebido.

Vás­quez dijo ano­che que hoy, al retorno del pre­si­den­te Pedro Cas­ti­llo de un via­je al inte­rior, toma­rá con él “las deci­sio­nes que corres­pon­dan”, lo cual, según inter­pre­ta­ción gene­ral, sería pedir la dimi­sión del titu­lar, Luis Barren­zue­la, en el ojo de la tor­men­ta por hacer una fies­ta en su casa pese a estar prohi­bi­do por la emer­gen­cia sani­ta­ria con­tra la Covid-19.

“He reci­bi­do una res­pues­ta del minis­tro del Inte­rior sobre el even­to rea­li­za­do en su casa, que con­si­de­ro inacep­ta­ble. Maña­na, al retorno del Pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y de mane­ra con­jun­ta, toma­re­mos las deci­sio­nes que corres­pon­dan”, escri­bió Vás­quez en su cuen­ta de Twitter.

El reti­ro de Barren­zue­la es recla­ma­do por la mayo­ría de las fuer­zas polí­ti­cas y la pren­sa debi­do al agra­van­te de que, sien­do minis­tro del Inte­rior, él tenía la res­pon­sa­bi­li­dad de velar por el cum­pli­mien­to de la prohibición.

Ante el escán­da­lo des­ata­do por la noti­cia, el minis­tro ale­gó que no hizo nin­gu­na fies­ta y lo suce­di­do en su casa fue una reu­nión de tra­ba­jo, lo cual la pren­sa con­si­de­ró poco creí­ble. La pri­me­ra minis­tra lo empla­zó públi­ca­men­te ayer a pre­sen­tar­le con urgen­cia sus expli­ca­cio­nes y ano­che anun­ció en un Twit­ter que las había reci­bi­do y eran inaceptables.

El inci­den­te dio pie a empla­za­mien­to a voce­ros de diver­sas ban­ca­das par­la­men­ta­rias que ame­na­za­ron con negar su con­fian­za al nue­vo gabi­ne­te minis­te­rial ins­ta­la­do el 6 de octu­bre últi­mo, sin la cual Vás­quez y todos los minis­tros ten­drían que renun­ciar por man­da­to constitucional.

El caso tuvo como con­tex­to una serie de con­flic­tos socia­les, como el blo­queo por una comu­ni­dad cam­pe­si­na, de la carre­te­ra de acce­so a la impor­tan­te mina Anta­mi­na, explo­ta­da por capi­ta­les nor­te­ame­ri­ca­nas en la nor­te­ña región de Áncash.

La empre­sa afec­ta­da anun­ció el domin­go últi­mo la sus­pen­sión de sus acti­vi­da­des, pese a los esfuer­zos de apa­ci­gua­mien­to de la pri­me­ra minis­tra, y la patro­nal Socie­dad de Mine­ría, Petró­leo y Ener­gía des­ple­gó una cam­pa­ña publi­ci­ta­ria a su favor.

La com­pa­ñía reci­bió el apo­yo de fuer­zas polí­ti­cas de dere­cha y cen­tro y de la mayo­ría de la pren­sa, de línea neo­li­be­ral, aun­que tam­bién sur­gie­ron crí­ti­cas que cali­fi­ca­ron la medi­da como chan­ta­je para pre­sio­nar al gobierno a repri­mir a los comu­ne­ros, que has­ta ayer man­te­nían blo­quea­da la vía.

Los cam­pe­si­nos exi­gen que la empre­sa acep­te tra­tar con ellos un acuer­do de com­pen­sa­ción por el uso de sus tie­rras para ins­ta­la­cio­nes mine­ras, lo cual la com­pa­ñía niega.

FUENTE: Pren­sa Latina

Itu­rria /​Fuen­te

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