Nica­ra­gua. Coman­dan­tes san­di­nis­tas: una acla­ra­ción necesaria

Por Ati­lio A. Boron, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 7 de noviem­bre de 2021.

El día de hoy, 7 de Noviem­bre, la edi­ción digi­tal de Página/​12 publi­ca un artícu­lo con el títu­lo Elec­cio­nes en Nica­ra­gua: ¿A quién res­pal­dan los ex coman­dan­tes de la Revo­lu­ción San­di­nis­ta?que incu­rre en algu­nas inexac­ti­tu­des o lagu­nas que ame­ri­tan un bre­ve comen­ta­rio. La baja­da del artícu­lo dice tex­tual­men­te que “De los nue­ve miem­bros de la anti­gua direc­ción colec­ti­va, solo Bayar­do Arce apo­ya abier­ta­men­te a Daniel Ortega.”

Para comen­zar hay que decir que el FSLN se fun­da en 1961 y que las ten­den­cias alu­di­das en la nota de la Agen­cia Regio­nal de Noti­cias recién hacen su apa­ri­ción en 1976, en medio de la gue­rra con­tra el somo­cis­mo, y se disuel­ven meses antes del triun­fo de la revo­lu­ción en 1979. Daniel Orte­ga se incor­po­ra al FSLN en 1963, dos años des­pués de su fun­da­ción y en 1965 asu­me la jefa­tu­ra mili­tar de la Resis­ten­cia Urba­na. Es cier­to que hubo dos impor­tan­tes defec­cio­nes entre los coman­dan­tes: Luis Carrión, alguien que tuvo una cor­ta tra­yec­to­ria en la gue­rri­lla; y Henry Ruiz, quien sí hizo méri­tos nota­bles en la cam­pa­ña gue­rri­lle­ra pero en la lucha por el poder en el seno del san­di­nis­mo, en 1994, se dejó sedu­cir por la can­di­da­tu­ra a Secre­ta­rio Gene­ral del Fren­te pos­tu­la­do por el MRS (Movi­mien­to Reno­va­dor San­di­nis­ta) cuan­do esta ten­den­cia aún esta­ba incor­po­ra­da al FSLN. Al ser derro­ta­do, Ruiz optó por aban­do­nar la orga­ni­za­ción y años más tar­de pasar acti­va­men­te a la opo­si­ción des­ti­tu­yen­te tele­di­ri­gi­da des­de la Casa Blan­cahttps://​8a4272​c5​b1e465a44640196dd​f98​ce05​.safe​fra​me​.goo​glesyn​di​ca​tion​.com/​s​a​f​e​f​r​a​m​e/1 – 0‑38/html/container.html

Pero no ocu­rrió lo mis­mo con otros. Car­los Núñez falle­ció en 1990, sien­do toda­vía un acti­vo miem­bro de la Direc­ción Nacio­nal del FSLN. Y Tomás Bor­ge ‑falle­ci­do en 2012- apo­yó a Daniel Orte­ga has­ta el últi­mo momen­to. Bor­ge fue el úni­co fun­da­dor que lle­gó vivo al triun­fo de la Revo­lu­ción; el otro miem­bro fun­da­dor, Car­los Fon­se­ca Ama­dor, murió en com­ba­te en Boca de Pie­dra en noviem­bre de 1976. Uno de los más anti­guos coman­dan­tes, Víc­tor Tira­do López se dis­tan­ció unos años del gobierno san­di­nis­ta pero lue­go de la ofen­si­va sedi­cio­sa pro­mo­vi­da por Esta­dos Uni­dos en el 2018 se rein­cor­po­ró al FSLN y aho­ra apo­ya a Daniel Orte­ga de for­ma con­tun­den­te.

Jai­me Whee­lock es otra his­to­ria: se man­tu­vo acti­vo asu­mien­do res­pon­sa­bi­li­da­des polí­ti­cas en el Fren­te has­ta fina­les de los años noven­ta. Siem­pre man­tu­vo cier­ta cer­ca­nía con Daniel Orte­ga, pero en 2018 asu­mió posi­cio­nes vaci­lan­tes ante la ten­ta­ti­va de repli­car en Nica­ra­gua las “gua­rim­bas” vene­zo­la­nas del año ante­rior. Lue­go de eso se pasó al ban­do sedi­cio­so orga­ni­za­do por Washing­ton y exi­gió la renun­cia de Orte­ga. Caso pare­ci­do es el de Hum­ber­to Orte­ga, her­mano del pre­si­den­te, que que­dó al fren­te del Ejér­ci­to cuan­do se per­die­ron las elec­cio­nes en 1990; a par­tir de ese momen­to se man­tu­vo en el espa­cio san­di­nis­ta, más toda­vía lue­go del retorno del san­di­nis­mo al gobierno en 2007. Sin embar­go, la frus­tra­da “revo­lu­ción de colo­res” del 2018 lo empu­jó al cam­po de la opo­si­ción. Para resu­mir: no es Bayar­do Arce el úni­co inte­gran­te his­tó­ri­co de la Direc­ción Nacio­nal del FSLN que aún apo­ya al gobierno san­di­nis­ta de Daniel Orte­ga. Tam­bién lo hace Víc­tor Tira­do, como lo hicie­ron, has­ta su muer­te, Car­los Núñez y Tomás Bor­ge. Y tam­bién lo hace la mayo­ría de los coman­dan­tes gue­rri­lle­ros que sur­gie­ron, en los cam­pos de bata­lla, antes y des­pués del derro­ca­mien­to de Somo­za, y que no for­ma­ban par­te del núcleo fun­da­dor del FSLN.

Como en cual­quier pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio están los que se man­tie­nen fir­mes y tam­bién los que deser­tan o se entre­gan al enemi­go. Des­pués de la gue­rra con­tra la agre­sión nor­te­ame­ri­ca­na des­ata­da con furia lue­go de la vic­to­ria de 1979 y que se mate­ria­li­zó en la derro­ta elec­to­ral del FSLN a manos de Vio­le­ta Cha­mo­rro en 1990, muchos aban­do­na­ron al san­di­nis­mo y opta­ron por la clau­di­ca­ción. Meta­bo­li­za­ron de mal modo la derro­ta y plan­tea­ron que había lle­ga­do la hora para que el FSLN renun­cia­se al socia­lis­mo, al antim­pe­ria­lis­mo, a la lucha popu­lar y al carác­ter de van­guar­dia del Par­ti­do. No obs­tan­te, la mayo­ría del Con­gre­so Extra­or­di­na­rio reu­ni­do para defi­nir posi­cio­nes al res­pec­to (apro­xi­ma­da­men­te un 60 % de los dele­ga­dos) deci­dió man­te­ner esos prin­ci­pios. Meses des­pués los derro­ta­dos en el Con­gre­so aban­do­na­ron el FSLN y for­ma­ron el MRS. En elec­cio­nes de 1996 saca­ron el 1.5% de votos mien­tras el Fren­te obte­nía el 36%. En 2000 y 2001 par­ti­ci­pa­ron alia­dos con el Fren­te, pero en el 2006 rom­pie­ron y corrie­ron por su cuen­ta, obte­nien­do el 6%, mien­tras el Fren­te el 38%. Cuan­do el san­di­nis­mo retor­na al gobierno, en 2007, estos gru­pos se fue­ron extin­guien­do como opción polí­ti­ca. Su deca­den­cia adquie­re un giro dra­má­ti­co en los suce­sos del 2018, cuan­do con­for­ma­ron el man­do mili­tar del fra­ca­sa­do inten­to de gol­pe de Esta­do. Por cier­to, una bue­na par­te de quie­nes tuvie­ron car­gos en el gobierno y en el Fren­te en los años ochen­ta aban­do­na­ron la lucha en la déca­da siguien­te, deján­do­se sedu­cir por los can­tos de sire­na del impe­rio (dine­ro, pres­ti­gio, reco­no­ci­mien­to, figu­ra­ción social). No obs­tan­te, la mili­tan­cia his­tó­ri­ca así como la actual están fir­me­men­te ali­nea­das con el lide­raz­go de Daniel Ortega.

En rela­ción a esto últi­mo no hay que olvi­dar que en Nica­ra­gua hubo dos gue­rras: la de libe­ra­ción, con­tra la tira­nía somo­cis­ta, y la de los ochen­ta, cuan­do Washing­ton se lan­zó con furia para sem­brar la muer­te y la des­truc­ción en ese país arman­do, finan­cian­do y otor­gan­do pro­tec­ción diplo­má­ti­ca a los “con­tras” para tum­bar al gobierno revo­lu­cio­na­rio. Lle­gó inclu­si­ve a orde­nar que un alto ofi­cial del Ejér­ci­to de Esta­dos Uni­dos, el Coro­nel Oli­ver North, orga­ni­za­ra a reque­ri­mien­to del pre­si­den­te Ronald Reagan una red inter­na­cio­nal de nar­co­trá­fi­co y de ven­ta ile­gal de armas para con­se­guir los recur­sos para finan­ciar a la “Con­tra” nica­ra­güen­se. Una bue­na par­te de la mili­tan­cia san­di­nis­ta actual está for­ma­da por la gene­ra­ción que se inte­gró al Fren­te en esa gue­rra de los años ochen­ta, a eda­des muy tempranas.

Todo esto son mati­ces que nos pare­cen nece­sa­rio intro­du­cir para una mejor com­pren­sión de la nota que esta­mos comen­tan­do, y que tie­nen por pro­pó­si­to acla­rar un pano­ra­ma ende­mo­nia­da­men­te com­ple­jo. No es sólo Bayar­do Arce quien apo­ya a Daniel Orte­ga. Esta acla­ra­ción para nada sig­ni­fi­ca des­co­no­cer los pro­ble­mas exis­ten­tes en la expe­rien­cia de gobierno del san­di­nis­mo, que podría mejo­rar­se como la de cual­quier otro. Pero sí quie­re resal­tar que la crí­ti­ca de per­so­ne­ros o medios de comu­ni­ca­ción que sata­ni­zan, en línea con el libre­to per­ge­ña­do por Washing­ton, a Daniel Orte­ga y a Nica­ra­gua (y a Cuba, Vene­zue­la, Evo Mora­les, Rafael Correa, etcé­te­ra) mien­tras con­sien­ten y ocul­tan los crí­me­nes de gobier­nos feroz­men­te repre­si­vos como el de Colom­bia (pro­me­dio de un ase­si­na­to de un líder polí­ti­co o social cada dos días), o la cri­mi­nal repre­sión de Sebas­tián Piñe­ra en Chi­le, esa crí­ti­ca, repe­ti­mos, es insa­na­ble­men­te des­ho­nes­ta y reaccionaria. 

Itu­rria /​Fuen­te

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