Vene­zue­la. La Misión de Obser­va­ción Elec­to­ral que vino por lana y tuvo que com­prar cotufas

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 21 de noviem­bre de 2021.

Una situa­ción pro­ble­má­ti­ca en la vida es que uno se pro­pon­ga hacer algo y ter­mi­ne hacien­do otra cosa. Suce­de en la casa, en el tra­ba­jo y, sobre todo, en la polí­ti­ca, que nun­ca ha deja­do de medir­se por sus resultados.

Aho­ra, la Unión Euro­pea ten­drá que medir los resul­ta­dos de su Misión de Obser­va­ción Elec­to­ral en Vene­zue­la (MOE UE) en fun­ción del para qué vinie­ron a Vene­zue­la, se supo­ne que a acom­pa­ñar un pro­ce­so elec­to­ral demo­crá­ti­co, y cómo ter­mi­na­ron reu­nién­do­se (y lle­van­do rega­ños, segu­ra­men­te) de fac­to­res que no saben con qué se come eso de la demo­cra­cia y que mucho menos pue­den mos­trar un resul­ta­do en política.

Ya las decla­ra­cio­nes de la jefa de esa misión, Isa­bel San­tos, sobre el epi­so­dio de la cache­ta­da que Yusef le pro­pi­nó a De Gra­zia en el esta­do Bolí­var, decían que hay un pro­ble­ma en la pun­te­ría ana­lí­ti­ca. Cuan­do dijo que era un «peque­ño inci­den­te» en un «ambien­te elec­to­ral muy pola­ri­za­do», como pasa «en muchas par­tes del mun­do», dejó de decir que la vio­len­cia es el apor­te más nota­ble de cier­to anti­cha­vis­mo, lue­go del robo y el ase­si­na­to, y que les pola­ri­za que haya un sec­tor que la recha­ce a priori.

San­tos se reu­nió el pasa­do jue­ves 18 de noviem­bre con Juan Guai­dó para «dis­cu­tir la situa­ción polí­ti­ca de Vene­zue­la», dicen los medios, pero no se entien­de mucho cómo se reúne con alguien que dice no creer en el pro­ce­so elec­to­ral aun­que ins­cri­bió can­di­da­tos; y que, ade­más, ha renun­cia­do a hacer polí­ti­ca des­de hace rato.

Como se sabe, el inte­ri­no fake ha decla­ra­do con­ti­nua­men­te con­tra los comi­cios regio­na­les y muni­ci­pa­les (o mega­elec­cio­nes) que se lle­va­rán a cabo este 21 de noviem­bre, en mayo pasa­do afir­mó que no se pres­ta­rían para «far­sas», cali­fi­can­do al Con­se­jo Nacio­nal Elec­to­ral (CNE) de «abso­lu­ta­men­te ilegítimo».

Quien ha sido pie­za cla­ve en el saqueo de acti­vos a su pro­pio país dijo que «ahí hay un CNE desig­na­do de mane­ra írri­ta, abso­lu­ta­men­te ile­gí­ti­mo en su ori­gen y lo prin­ci­pal es que nece­si­ta­mos un acuer­do, todo tie­ne que ver con las con­di­cio­nes. Para far­sas no nos vamos a pres­tar», pero, como no sabe can­tar, no se lan­zó la can­cion­ci­ta pavo­sa aque­lla que ter­mi­na­ba en «elec­cio­nes libres».

El mis­mo «líder opo­si­tor» (como se resig­na­ron a lla­mar­le las agen­cias) que deci­dió por su cuen­ta has­ta cuán­do será pre­si­den­te inte­ri­no, o como le quie­ran lla­mar en la pla­za Sadel, sus alre­de­do­res y sitios aná­lo­gos, deci­de demo­crá­ti­ca­men­te cuán­do unas elec­cio­nes valen y cuán­do no, pero todos saben que no es él quien deci­de qué posi­ción tomar al respecto.

Ade­más, San­tos tuvo un encuen­tro con otra abs­ten­cio­nis­ta: María Cori­na Macha­do. Esta ha recha­za­do abier­ta­men­te la par­ti­ci­pa­ción del anti­cha­vis­mo en los comi­cios, en sep­tiem­bre ase­gu­ró que en Vene­zue­la no están dadas las con­di­cio­nes téc­ni­cas, polí­ti­cas ni logís­ti­cas para el des­plie­gue de una misión de obser­va­ción elec­to­ral y el miér­co­les 17 de esta mis­ma sema­na sen­ten­ció: «Gra­ve error de la Unión Euro­pea. Esto no ayu­da a la lucha demo­crá­ti­ca del pue­blo vene­zo­lano, sino a la per­ma­nen­cia del régi­men» (les debo otras tres o cua­tro erres).

Macha­do les dis­pa­ró que su deci­sión «incum­ple los están­da­res téc­ni­cos y polí­ti­cos de la UE» para un manual de obser­va­ción elec­to­ral, lo que «afec­ta su cre­di­bi­li­dad». Cono­cien­do al per­so­na­je segu­ra­men­te se los dijo en la reu­nión del jue­ves pasa­do, a ella le encan­ta cose­char ami­gos y segu­ra­men­te la seño­ra San­tos que­da­ría con la duda de como para qué se reúne con alguien que no cree en el tema de la reu­nión ni de la misión. Lo dicho: se pro­pu­so a hacer algo pero le salió otra cosa, órde­nes son órdenes.

Lo tra­gi­có­mi­co de Guai­dó, vol­vien­do al pate­tis­mo ori­gi­na­rio, es que has­ta pos­tu­ló can­di­da­tos a las elec­cio­nes, varios exfun­cio­na­rios y fans de su gobierno fake se ins­cri­bie­ron y has­ta echa­ron su pelea­di­ta para que los deja­ran par­ti­ci­par. No se habían baja­do del avión y ya esta­ban dan­do coda­zos para que los deja­ran pro­nun­ciar­se sobre cual­quier cosa que vie­ran en la calle, pero sobre todo para decir «¡Qué bolas, hay un hue­co en una ave­ni­da, este pare­ce un país bloqueado!».

No es como quie­ren hacer­nos creer los car­te­les mediá­ti­cos, eso de que «no le hicie­ron caso y se ins­cri­bie­ron» es más fal­so que una huel­ga de ham­bre de manos blan­cas, se ins­cri­bie­ron por­que su plan ori­gi­nal es asal­tar al Esta­do como sea, des­de una alcal­día has­ta un curul en la AN.

Los que se bebie­ron los whiskys con Gua­ni­pa, Sca­rano y Oli­va­res, pero que no se fue­ron, le dicen a su socie­dad civil que ellos no los deja­ron solos jamás, nada más y nada menos. Nadie se ente­ró, pero ellos esta­ban acá pidien­do «san­cio­nes» o deján­do­las correr sin que­jar­se, pero acá, tra­ba­jan­do… o decla­ran­do, como es menes­ter. Otros miem­bros de la com­par­sa ofre­cen que si notas de pren­sa a los can­di­da­tos, ade­más de otros ele­men­tos de cober­tu­ra mediá­ti­ca a pre­cios USAID por­que, al pare­cer, ya se comie­ron la remesa.

Entre­tan­to la seño­ra San­tos obser­va y ano­ta. Es casi impo­si­ble que no haya teni­do una impre­sión sobre María Cori­na simi­lar a la que reco­rre a Vene­zue­la ente­ra, pero ella vino a obser­var y ano­tar. Por su par­te Borrell, quien está «con­ven­ci­do» de que la labor de la misión elec­to­ral «será una con­tri­bu­ción impor­tan­te a una solu­ción pací­fi­ca y con­tro­la­da por los vene­zo­la­nos» tie­ne bas­tan­te que con­tro­lar pero en el sec­tor polí­ti­co que respalda.

Al final todo les sale bien, con apli­car una de Abrahms y til­dar­les de medio­cres, pero con pala­bras tier­nas, sal­drán bien libra­da la UE y su supe­rio­ri­dad, para escon­der cómo le hue­len el ras­tro a los grin­gos es suficiente.

Más si le meten un ado­bo de «tie­nen que ser creí­bles, inclu­si­vas y trans­pa­ren­tes» a las elec­cio­nes de los paí­ses que ellos eli­jan inter­ve­nir. Nadie ha medi­do esa cre­di­bi­li­dad, pero ajá.

Reu­nir­se con la UE para decir­les que no tie­nen nada que hacer acá por­que, según ella, estas elec­cio­nes no ser­vi­rán de nada es lo menos cipa­yo que pudo haber dicho María Cori­na des­de hace tiem­po. Asu­mir que, de cada can­di­da­to cha­vis­ta hay como 20 del anti­cha­vis­mo, pudo haber sido la pri­me­ra ver­dad que habría dicho Guai­dó en mucho tiempo.

Ellos siguen pidien­do abs­ten­ción y el pue­blo sigue salien­do a votar, para más dolor: el cha­vis­mo sigue ganan­do elec­cio­nes y con­so­li­dan­do espa­cios para resis­tir la pela que Esta­dos Uni­dos nos ha jurado.

Fuen­te: Misión Verdad

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