Por Marc Vandepitte, Resumen Latinoamericano, 14 de diciembre de 2021.
La Guerra Fría fue la mayor propaganda ideológica de la historia moderna del mundo. En esa batalla propagandística de más de 40 años los derechos humanos y la democracia fueron las dos campañas principales. Con la Cumbre de la Democracia el presidente Biden está volviendo a esa vieja retórica bélica. Los que pensaban que la paz mundial estaría mejor servida por Biden que por Trump podrían equivocarse
Joe Biden organizó los días y 10 de diciembre una cumbre virtual por la democracia a la que fueron invitados representantes de 110 países entre los que había muchos líderes mundiales occidentales.
Se supone que la cumbre debe promover la «democracia» y los «derechos humanos universales» en todo el mundo. Pero si examinamos de más cerca a algunos de los países invitados, vemos rápidamente que una agenda muy diferente está en juego. Algunos ejemplos.
Extrañas democracias
Colombia es el segundo país más peligroso del mundo para los defensores de los derechos humanos o del medioambiente. En 2020 fueron asesinados más de 250 líderes indígenas, activistas de derechos, ecologistas o excombatientes de las FARC. En el primer semestre de este año ascendían ya a más de 350. En las protestas callejeras que comenzaron en abril de 2021 al menos 44 personas fueron asesinados y otras 500 «desaparecieron».
Otro país invitado es India, la llamada «mayor democracia» del mundo. El 29% de los parlamentarios tienen pendientes causas penales lo suficientemente graves como para merecer cinco años de prisión. Se construyeron campamentos en el norte del país para albergar a dos millones de inmigrantes ilegales. Por cierto, tal vez deberías preguntarte por qué no te has enterado de eso. El contraste con los informes sobre los uigures en China es especialmente llamativo.
Cada vez se reprime más en India a las organizaciones de derechos humanos. Por eso, el año pasado Amnistía Internacional abandonó el país.
¿Y qué pasa con Brasil? Jair Bolsonaro, el presidente de ese país, es un admirador del dictador chileno Pinochet, que «hizo lo que había que hacer». El hecho de que unos 3.000 opositores políticos fueran asesinados y decenas de miles torturados en el proceso no molesta a Bolsonaro. Su gobierno incluye más de 100 militares activos o retirados, entre ellos varios ministros y un vicepresidente. Cuando su posición se vio amenazada en 2020, Bolsonaro planteó la posibilidad de una intervención militar.
Su ministro de cultura tuvo que dimitir por haber citado a Goebbels. Cada año mueren asesinados por armas de fuego más de 60.000 brasileños. «Un policía que no mata no es un policía«, dijo el presidente.
En mala posición
También podríamos hablar de Filipinas, Israel, Polonia, Georgia, etc., o sobre el propio Estados Unidos. Hace casi un año una turba irrumpió en Congreso. Existe una posibilidad real de que el instigador de esta fallida incursión vuelva a ser presidente dentro de tres años.
Estados Unidos es el mayor proveedor de armas a toda una serie de dictaduras brutales. En Guantánamo ha mantenido abierto durante casi 20 años un campo de concentración donde hasta la fecha se ha detenido y torturado sin juicio a 780 personas.
Los intentos de Estados Unidos de instaurar la democracia en Afganistán, Irak, Siria o Libia han terminado en un desastre humanitario. En cualquier caso, Washington está en muy mala posición para dar lecciones de democracia o de derechos humanos.
¿Una nueva Guerra Fría?
Está claro que esta cumbre no tiene nada que ver con la democracia. Se trata de poder y de formación de bloques. Tras la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos buscó el dominio absoluto. «Tener el poder preponderante debe ser el objetivo de la política estadounidense», decía en 1952. Desde entonces esta ha sido la doctrina oficial.
La cuestión para Estados Unidos no es si su país o la paz mundial están amenazados, sino que se trata de seguir siendo el jefe absoluto. Estados Unidos corre peligro de perder su monopolio a causa del rápido desarrollo económico y tecnológico de China. Biden quiere evitarlo a toda costa.
Para seguir imponiendo este mundo unipolar liderado por Estados Unidos la Casa Blanca necesita cada vez más el apoyo de otros países. Por eso intenta formar un bloque. Los países invitados a la cumbre no fueron elegidos por su democracia, sino por su obediencia a Estados Unidos.
La formación de bloques fue característica de la Guerra Fría, al igual que la retórica de los «derechos humanos» y la «democracia». Justo cuando el mundo necesita unidad y una estrategia común sobre el clima o la lucha contra una pandemia, Biden impulsa la formación de bloques.
En lugar de unir al mundo, está impulsando la división, una nueva Guerra Fría. Depende de nosotros desenmascararlo y no dejarnos arrastrar.
Fuente: Rebelion