Bah­rein. El prin­ci­pal líder de la opo­si­ción: Sie­te años de per­se­cu­ción para adop­tar la demo­cra­cia y la reconciliación

Por Son­doss Al Asaad, Al Maya­deen, Resu­men de Medio Orien­te, 1 de enero de 2022.

Al-Wefaq y Wa’ad eran los dos prin­ci­pa­les gru­pos polí­ti­cos de la opo­si­ción y fue­ron disuel­tos por acu­sa­cio­nes de tener víncu­los con el «terro­ris­mo».

En el país de las mara­vi­llas, don­de no hay ley ni habla la con­cien­cia, sólo pre­va­le­ce la retó­ri­ca de la opre­sión. Cada vez que te atre­vas a soñar con la liber­tad, te con­ver­ti­rás en un cri­mi­nal terro­ris­ta; se pre­sen­ta­rán car­gos inven­ta­dos con­tra ti; se fal­sea­rán los hechos y se inven­ta­rán los acon­te­ci­mien­tos para perseguirte. 

Es Bah­réin, y en una de sus pri­sio­nes más noto­rias, el sím­bo­lo de la paz, el diá­lo­go y la uni­dad, Su Emi­nen­cia el Jeque Ali Sal­man, des­ta­ca­do líder de la opo­si­ción, está reclui­do arbi­tra­ria­men­te. El jeque Alí está dete­ni­do allí por el mero hecho de haber «come­ti­do el deli­to» de recla­mar los dere­chos de su pue­blo opri­mi­do, y por ser par­ti­da­rio de la paci­fi­ca­ción del levan­ta­mien­to popu­lar, en un momen­to en que los terro­ris­tas se diri­gen a Siria para ase­si­nar a su pueblo. 

Mien­tras tan­to, han trans­cu­rri­do sie­te años de for­ma som­bría. Su hijo mayor se ha casa­do, sus dos her­mo­sas hijas Nabaa y Sarah han cre­ci­do, y su fami­lia le echa de menos en cada ocasión.

El jeque Alí está ausen­te de su pue­blo, mien­tras los cri­mi­na­les han hecho estra­gos en el país, cuyos ciu­da­da­nos se han con­ver­ti­do en extra­ños. Por el con­tra­rio, los sio­nis­tas, con toda su inso­len­cia, se mue­ven libre­men­te des­pués de haber dis­tor­sio­na­do la bri­llan­te his­to­ria de este país anti­im­pe­ria­lis­ta median­te la omi­no­sa nor­ma­li­za­ción de los víncu­los, que que­da­ría gra­ba­da para siem­pre en la memo­ria de los bah­rei­níes, par­ti­da­rios de Pales­ti­na y de su jus­ta causa.

El secre­ta­rio gene­ral de la aho­ra ile­ga­li­za­da Socie­dad Islá­mi­ca Nacio­nal Al-Wefaq, el prin­ci­pal gru­po polí­ti­co de la opo­si­ción de Bah­réin, está encar­ta­do des­de diciem­bre de 2014. Ini­cial­men­te fue con­de­na­do a cua­tro años de pri­sión por pre­sun­ta «inci­ta­ción a la des­obe­dien­cia y al odio».

La sen­ten­cia ha sido amplia­men­te recha­za­da como un acto de ven­gan­za polí­ti­ca y ha sido cali­fi­ca­da, por las Nacio­nes Uni­das, como una «vio­la­ción de sus dere­chos huma­nos fundamentales».

El Tri­bu­nal Supe­rior de Pri­me­ra Ins­tan­cia de Bah­réin absol­vió al jeque Sal­man el 21 de junio de 2018. Des­pués, el Tri­bu­nal de Ape­la­ción anu­ló la abso­lu­ción, el 4 de noviem­bre de 2018, con­de­nán­do­lo a cade­na per­pe­tua tras decla­rar­lo cul­pa­ble de espiar para Qatar «para trans­fe­rir infor­ma­ción con­fi­den­cial a cam­bio de una com­pen­sa­ción económica».

Los car­gos por moti­vos polí­ti­cos se deri­va­ron de una media­ción abier­ta y bien docu­men­ta­da, tras el levan­ta­mien­to pro­de­mo­crá­ti­co de 2011, que dio lugar a comu­ni­ca­cio­nes pre­li­mi­na­res entre Mana­ma, Doha y la opo­si­ción bah­rei­ní. Sin embar­go, des­de que se impu­so el blo­queo a Qatar, por par­te de Ara­bia Sau­dí y la U.A.E., Mana­ma mani­pu­ló la dispu­ta diplo­má­ti­ca para inten­si­fi­car su repre­sión con­tra cual­quier voz crítica.

Como par­te del boi­cot a lo que lla­man «polí­ti­cas extre­mis­tas», acu­sa­cio­nes que Doha negó enér­gi­ca­men­te, el jui­cio del jeque Sal­man se tras­la­dó a un caso de inter­cam­bio de infor­ma­ción, rela­cio­na­do con una gra­ba­ción de audio recor­ta­da de una lla­ma­da tele­fó­ni­ca con el ex pri­mer minis­tro de Qatar.

El clip incom­ple­to se reali­zó en 2011, en el mar­co de una media­ción entre Mana­ma y la opo­si­ción, super­vi­sa­da y alen­ta­da por Esta­dos Uni­dos, para hacer fren­te a la agi­ta­ción polí­ti­ca, es decir, se remon­ta a varios años atrás. Así, el clip edi­ta­do fue des­pres­ti­gia­do por el gobierno bah­rei­ní para pro­lon­gar el encar­ce­la­mien­to del jeque Sal­man, sim­ple­men­te por­que des­de hace tiem­po pedía refor­mas demo­crá­ti­cas que inclu­ye­ran una monar­quía cons­ti­tu­cio­nal y un pri­mer minis­tro elegido.

El 28 de enero de 2019, el Tri­bu­nal de Casa­ción de Bah­réin con­de­nó al jeque Ali y a los otros dos a cade­na per­pe­tua. Los dos coacu­sa­dos, Has­san Sul­tan, y Ali al-Aswad son des­ta­ca­das figu­ras de la opo­si­ción bah­rei­ní y fue­ron juz­ga­dos en ausencia.

Al-Wefaq afir­mó que el vere­dic­to se basa en «inven­cio­nes y frau­des», y que cons­ti­tu­ye una «bur­la» del poder judi­cial de Bah­réin. El gru­po polí­ti­co, aho­ra ile­ga­li­za­do, pro­me­tió que estas medi­das no pon­drían fin a su movi­mien­to en favor de las refor­mas democráticas.

Al-Wefaq y Wa’ad habían sido los dos prin­ci­pa­les gru­pos polí­ti­cos de la opo­si­ción y fue­ron disuel­tos por acu­sa­cio­nes de tener víncu­los con el «terro­ris­mo».

La direc­to­ra de Cam­pa­ñas para Orien­te Medio de Amnis­tía Inter­na­cio­nal, Samah Hadid, decla­ró que el vere­dic­to pone de mani­fies­to la «deter­mi­na­ción de Mana­ma de silen­ciar las voces crí­ti­cas», y aña­dió que es «otro cla­vo más en el ataúd del dere­cho a la liber­tad de expre­sión en Bah­réin y expo­ne el sis­te­ma judi­cial del país como una com­ple­ta farsa».

Aun­que la liber­tad de expre­sión es un dere­cho cons­ti­tu­cio­nal rati­fi­ca­do, cons­ti­tu­ye un deli­to atroz y supo­ne una ame­na­za exis­ten­cial para el régi­men de Manama. 

Es inne­ga­ble que la per­se­cu­ción de este líder pací­fi­co está rela­cio­na­da con su com­pro­mi­so con la pro­tes­ta pací­fi­ca y con las polí­ti­cas de lucha con­tra la corrup­ción, la mar­gi­na­ción y el mono­po­lio del poder. 

La per­se­cu­ción de disi­den­tes pací­fi­cos se ha con­ver­ti­do en la nor­ma en Bah­réin y soca­va cual­quier posi­bi­li­dad de diá­lo­go polí­ti­co o de recon­ci­lia­ción inclu­si­va. Ade­más, el espa­cio polí­ti­co cada vez más res­trin­gi­do y las vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos se han vuel­to muy graves.

El jeque Ali Sal­man lle­va mucho tiem­po en el pun­to de mira de las auto­ri­da­des de Bah­réin, ya que fue tor­tu­ra­do y dete­ni­do duran­te meses sin jui­cio, en 1994, antes de ser depor­ta­do y exi­lia­do duran­te más de 15 años. El clé­ri­go es un líder caris­má­ti­co y ha sido un fir­me defen­sor de las pro­tes­tas pací­fi­cas. Se le con­si­de­ra un disi­den­te mode­ra­do que exi­ge refor­mas cons­ti­tu­cio­na­les, a dife­ren­cia de los gru­pos de línea dura que exi­gen el derro­ca­mien­to del régimen.

Bah­réin alber­ga la 5ª flo­ta de la mari­na esta­dou­ni­den­se y una base per­ma­nen­te del Rei­no Uni­do. Sin embar­go, estos dos pode­ro­sos alia­dos no se han pro­nun­cia­do abier­ta­men­te sobre el dete­rio­ro de la situa­ción de los dere­chos huma­nos, la actual repre­sión de los pre­sos de con­cien­cia y la con­de­na por moti­vos polí­ti­cos y el encar­ce­la­mien­to ile­gal del jeque Ali Sal­man y el res­to de los líde­res de la oposición.

El levan­ta­mien­to pro­de­mo­crá­ti­co esta­lló en febre­ro de 2011, pero fue repri­mi­do vio­len­ta­men­te por las tro­pas sau­díes. Des­de enton­ces, el minúscu­lo archi­pié­la­go se ha vis­to sacu­di­do por los dis­tur­bios, ya que el gobierno ha inten­si­fi­ca­do su cam­pa­ña de per­se­cu­ción con­tra todas las for­mas de opo­si­ción pací­fi­ca que exi­gen refor­mas, liber­tad de expre­sión, la libe­ra­ción de los pre­sos polí­ti­cos y el fin de la dis­cri­mi­na­ción por moti­vos polí­ti­cos con­tra la pobla­ción mayo­ri­ta­ria chiíta.

El gobierno ha res­trin­gi­do los dere­chos a la liber­tad de aso­cia­ción y de reu­nión, ha ile­ga­li­za­do a los gru­pos de la opo­si­ción, ha dete­ni­do a miles de disi­den­tes, ha pro­vo­ca­do la ciu­da­da­nía de cien­tos de per­so­nas y ha pro­ce­sa­do injus­ta­men­te a los ciu­da­da­nos en los tri­bu­na­les mili­ta­res, acom­pa­ña­do de una amplia gama de tor­tu­ras y malos tra­tos físi­cos, sexua­les y psicológicos.Las ideas y opinio

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