Por Mailenys Oliva Ferrales. Resumen Latinoamericano, 2 de enero de2022.
l programa de transformación de barrios y comunidades se basa en la participación colectiva para resolver problemas de esos escenarios, donde también se construye y defiende el Socialismo.
Un torrente de esperanzas y certezas se abre paso en la Cuba profunda que habita en más de 60 barrios vulnerables de la capital del país, y otros tantos existentes a lo largo de toda la Isla, donde se ha desatado una intensa labor para erradicar problemas materiales y sociales que afectan a sus habitantes.
Se trata del programa de transformación de barrios y comunidades que, con el empuje del Gobierno, el accionar de diversos actores económicos y el hacer de los pobladores, fomenta desde hace varios meses la participación colectiva para rehabilitar o construir viviendas, consultorios, panaderías, parques, viales, obras hidráulicas, bodegas…, y responder, además, a otras necesidades sentidas que conforman parte de la realidad de esos escenarios.
Tal vorágine –que incluye también una mirada profunda a temas tan sensibles como la desvinculación de los jóvenes del estudio o del trabajo y la indisciplina social, así como la atención a madres solteras con varios hijos y a otras personas vulnerables– se basa en el principio de que dichos espacios no se intervienen, porque en ellos se cultiva el esfuerzo de instituciones y vecinos empeñados en desterrar la inercia e impulsar juntos sueños posibles.
«…No es intervenir los barrios. Es colocar en el lugar que le corresponde al verdadero poder popular. Y desde el Gobierno, claro está, toda la ayuda», manifestó al respecto, en su cuenta en Twitter, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
UN TRABAJO QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE
El programa de transformación de los barrios –que inició desde el pasado mes de julio por comunidades vulnerables de la capital del país, para luego irse extendiendo de forma paulatina a todas las provincias, con las particularidades de cada territorio– no ha sido el resultado de un contexto específico, sino parte de una estrategia de país emprendida con anterioridad.
Por ejemplo, entre sus antecedentes más cercanos está la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista (2017), que en su primer capítulo señala la importancia de «perfeccionar la participación democrática a todos los niveles, en especial, el control popular y el involucramiento ciudadano en la solución de los problemas que afectan a cada territorio, centro de trabajo o comunidad».
De igual modo, este proyecto integrador encuentra respaldo en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030 en Cuba, el cual contempla, como uno de sus seis ejes estratégicos, el desarrollo humano, la equidad y la justicia social.
Y aunque el programa ha alcanzado ahora su mayor visibilidad, en el país ya se habían venido desplegando numerosas experiencias en el trabajo comunitario, que constituyen referentes para dicha actividad.
«A lo mejor no se mencionaba tanto ese nombre, pero sí existían desde mucho antes procesos que trabajan el desarrollo de sus comunidades desde distintos ámbitos, ya sean socioculturales, ambientales, del estímulo de los valores patrios o desde el punto de vista estético, desde el feminismo. En esa dirección, el trabajo comunitario constituye una herramienta fundamental para que la comunidad ejerza el poder popular», comentó a Cubahora, Giselle Armas Pedraza, profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), quien acompaña la transformación en barrios del municipio capitalino de Playa.
Esa labor demuestra la necesidad que han sentido las comunidades de hacer una apuesta por generar su propio desarrollo, ya sea material o espiritual. De ahí que se hayan promovido talleres de transformación integral de barrios que articulan varios proyectos que capacitan, forman y aglutinan desde la base.
A la par se ha desarrollado la labor sociocomunitaria que, desde la cultura, estimula la participación y la recreación de la comunidad no solo como un consumo cultural, sino también como un elemento central en el desarrollo del pueblo que va a ser de utilidad social, precisó Armas Pedraza.
Derivado, en parte, de ese entramado de acciones que ya se venían gestando en varios espacios, el programa de transformación… se erige en estos momentos como columna vertebral de un proceso democrático y participativo que pone en el centro de las prioridades del país la atención a las personas y comunidades más vulnerables.
Es, en definitiva, expresión de ese compromiso de la Revolución de no renunciar a la justicia social y de seguir impulsando el bienestar y la calidad de vida de las personas, en medio, incluso, del complejo escenario que enfrenta la nación con una economía que cerró en 2021 con un crecimiento moderado de solo un 2 %, y pérdidas en materia de ingresos de unos 500 millones de dólares en relación con 2020, debido al impacto de la pandemia de la covid-19, de la crisis mundial y del arreciado bloqueo estadounidense.
A pesar de esa compleja coyuntura, el miembro del Buró Político del Partido y secretario de Organización y Política de Cuadros del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, expresó en su cuenta en Twitter que: «La transformación en los barrios no es una consigna, constituye un hecho palpable y una realidad de participación popular en Cuba. Aunque nos quedan caminos por andar y desafíos que enfrentar, no cesamos en la búsqueda del bien para todos».
Asimismo, el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ratificó que, con estos proyectos, se está defendiendo el concepto del poder popular en el barrio, sobre la base de la participación de todos para resolver problemáticas acumuladas que no se atendieron adecuadamente por un grupo de instituciones.
Sabemos que «hay muchos problemas y no los podemos resolver de golpe, pero todos los días le vamos a estar arrancando un pedacito a cada uno, y así vamos a ir avanzando», destacó el Jefe de Estado en uno de los encuentros con pobladores de barrios vulnerables.
Es por ello, precisó Díaz-Canel, que en lo adelante el reto será seguir rompiendo rutinas y eliminando demoras en la ejecución de las obras, «porque este es un trabajo que llegó para quedarse».
QUE EL BARRIO TRACE EL CAMINO
Bajo la premisa de que todo cuanto vaya a ejecutarse en el barrio debe partir de diagnósticos y propuestas que realizan los vecinos, a lo largo de la Isla se emprenden ya numerosas acciones que convierten en realidad los anhelos de no pocas comunidades.
Precisamente, para constatar cuánto se ha avanzado en esa labor, el Jefe de Estado, junto a otros dirigentes del país, ha recorrido barrios en transformación de las provincias de Guantánamo, Granma, Holguín, Las Tunas, Villa Clara, Cienfuegos, Matanzas, Mayabeque y Artemisa, donde ha podido apreciar cómo se replica, con el mismo entusiasmo y rigor que en la capital, ese «huracán de amor y de entrega», que ya tiene en la mirada agradecida de mucha gente su resultado más concreto.
En cada uno de esos periplos Díaz-Canel ha insistido en que las prioridades del barrio las define la población, y luego los delegados, como sus representantes, tienen el deber de llevar esas propuestas y preocupaciones del pueblo a la Asamblea Municipal del Poder Popular, órgano representativo que es la máxima autoridad estatal y gubernamental en los territorios.
En este contexto también las autoridades territoriales se han dinamizado, y las empresas socialistas comienzan a retomar la responsabilidad social que tiene que caracterizarlas en el modelo de desarrollo cubano, teniendo en cuenta que si avanza el barrio, avanza el municipio, la provincia y el país.
Para ello, el programa ha apostado no solo por la calidad de las ejecuciones, sino también por el papel del control popular como una herramienta esencial para evaluar los servicios de las instituciones que se encuentran enclavadas en los barrios, al tiempo que se ha ido estimulando cada vez más la participación de los pobladores.
En tal sentido, el miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, aseveró que la principal inversión hoy en los barrios debe estar encaminada al alma de las personas. «Hace falta amor y mucha espiritualidad en todo lo que hacemos para hacer sostenible todo el esfuerzo que se realiza en los barrios», apuntó.
El Héroe de la República y coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, Gerardo Hernández Nordelo, resaltó el ambiente positivo que ya se respira en numerosas comunidades, «donde hay mucha gente trabajando, gente que no busca protagonismo, sino simplemente trabajar y hacer», subrayó.
Con esas motivaciones se anda edificando la esperanza, justo allí donde más se estrecha el vínculo del pueblo con la Revolución. Esa esencia no se puede olvidar, pues, como afirmó nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, «…si le ponemos corazón al barrio le estamos poniendo corazón a Cuba».
Tomado de Granma/Foto de portada: Ismael Batista Ramírez