El mun­do con­de­na hoy, de nue­vo, el blo­queo a Cuba – José Miguel Arrugaeta

La Asam­blea Gene­ral de Nacio­nes Uni­das con­de­na­rá el día de hoy, por una amplí­si­ma mayo­ría, el blo­queo que, des­de 1962, el Gobierno de los EEUU man­tie­ne con­tra Cuba. Aun­que el ges­to no ten­drá mayor valor que el de cons­ta­tar la tris­te sole­dad de la diplo­ma­cia nor­te­ame­ri­ca­na en este lar­go dife­ren­do, tam­bién resul­ta momen­to opor­tuno para refle­xio­nar sobre un tema que, a fuer­za de jus­ti­cia pen­dien­te y reite­ra­ción del deli­to, sim­ple­men­te cla­ma al cielo.

La Reso­lu­ción 646, que apro­ba­rá hoy el foro más amplio y repre­sen­ta­ti­vo de la ONU esti­pu­la la nece­si­dad de que los EEUU de Nor­te­amé­ri­ca pon­gan fin al blo­queo eco­nó­mi­co, finan­cie­ro y comer­cial que man­tie­nen, de mane­ra uni­la­te­ral e ile­gal, con­tra esta peque­ña nación del Caribe.

Según la docu­men­ta­ción, que acom­pa­ña a la decla­ra­ción de la Asam­blea Gene­ral, esta polí­ti­ca nor­te­ame­ri­ca­na vio­la de mane­ra reite­ra­da impor­tan­tes acuer­dos inter­na­cio­na­les, más exac­ta­men­te la Con­ven­ción de Gine­bra (inci­so C Art. II), refe­ri­do al deli­to de geno­ci­dio por «actos de gue­rra eco­nó­mi­ca», la Decla­ra­ción de Dere­chos de la Gue­rra Marí­ti­ma, esta­ble­ci­dos por la Con­fe­ren­cia Naval de Lon­dres de 1909, y las regu­la­cio­nes inter­na­cio­na­les sobre espa­cios de radio-tele­vi­sión y tele­co­mu­ni­ca­cio­nes (en este aspec­to inclu­so se irres­pe­tan las leyes inter­nas de los pro­pios EEUU).

De más está decir que en este caso el «vio­la­dor» es el país más pode­ro­so del mun­do, por lo que resul­ta sen­ci­lla­men­te impen­sa­ble que ade­más de con­de­na­do moral­men­te sea san­cio­na­do por su reite­ra­da acti­tud, aje­na a toda nor­ma de con­vi­ven­cia inter­na­cio­nal, pero no por ello deja de ser nece­sa­rio seña­lar­lo, ya que este mis­mo país se empe­ña en cas­ti­gar, a veces con suma agre­si­vi­dad e insis­ten­cia, a quie­nes, según su cri­te­rio, vio­lan otras reso­lu­cio­nes o acuer­dos de ámbi­to inter­na­cio­nal, siem­pre y cuan­do los infrac­to­res no sean él mis­mo o su vie­jo, y entra­ña­ble ami­go, el esta­do de Israel.

A fuer­za de con­vi­vir con el tér­mino «blo­queo a Cuba», qui­zás sea momen­to apro­pia­do tam­bién para hacer, en apre­ta­da sín­te­sis, una tra­duc­ción lite­ral de en qué con­sis­te exac­ta­men­te esta polí­ti­ca de aco­so eco­nó­mi­co per­ma­nen­te. La mis­ma, por ejem­plo, impi­de todo tipo de comer­cio de expor­ta­ción-impor­ta­ción, entre Cuba y los EEUU. El blo­queo regu­la ade­más de mane­ra estric­ta y res­tric­ti­va los via­jes par­ti­cu­la­res y de todo tipo, de nacio­na­les y resi­den­tes, con un lar­go lis­ta­do de con­di­cio­nan­tes, prohi­bi­cio­nes, medi­das coer­ci­ti­vas y per­mi­sos, al mis­mo tiem­po que se con­tro­la de mane­ra exhaus­ti­va el envío de reme­sas fami­lia­res hacia Cuba.

En el aspec­to finan­cie­ro, el blo­queo impi­de a Cuba el uso del dólar nor­te­ame­ri­cano como mone­da de inter­cam­bio, cobro o pago, y por lo tan­to man­te­ner cuen­tas o rea­li­zar tran­sac­cio­nes con esa mone­da, medi­da que afec­ta no sólo a empre­sas comer­cia­les cuba­nas, o a ciu­da­da­nos indi­vi­dua­les resi­den­tes en la isla, sino tam­bién a cual­quier enti­dad que man­ten­ga rela­cio­nes comer­cia­les con Cuba. Con­se­cuen­te­men­te con esa medi­da, al país anti­llano se le impi­de el acce­so a cré­di­tos y finan­cia­mien­tos en los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les don­de el domi­nio nor­te­ame­ri­cano es aplas­tan­te, como el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal, el Ban­co Mun­dial y el Ban­co Inter­ame­ri­cano de Desarrollo.

Por si esto todo esto fue­ra poco, a par­tir del ini­cio de la déca­da de 1990, cuan­do los «exper­tos» daban por segu­ra la irre­me­dia­ble caí­da de la Revo­lu­ción, las leyes Torri­ce­lli y Helms-Bur­ton cerra­ron el lazo corre­di­zo, con­vir­tien­do el blo­queo en una ley de apli­ca­ción inter­na­cio­nal y extra­te­rri­to­rial, al impe­dir cual­quier tipo de comer­cio con sub­si­dia­rias nor­te­ame­ri­ca­nas en ter­ce­ros paí­ses, esta­ble­cer san­cio­nes a quie­nes invier­tan en Cuba, inclui­da su prohi­bi­ción de entra­da a los EEUU, y poner en vigor el veto, por seis meses, del dere­cho de atra­que en cual­quier puer­to de los EEUU a bar­cos que toquen puer­to cubano, trans­por­ten mer­can­cías a la nación cari­be­ña o sim­ple­men­te ten­gan algún tri­pu­lan­te de esta nacionalidad.

Para ter­mi­nar de cerrar esta tupi­da red de asfi­xia, a par­tir del 11‑S, la lla­ma­da Ley Patrio­ta de los EEUU esta­ble­ce un lis­ta­do uni­la­te­ral de paí­ses que supues­ta­men­te «apo­yan al terro­ris­mo inter­na­cio­nal», entre los cua­les, por supues­to, se inclu­ye anual­men­te el nom­bre de Cuba, por lo cual muchas enti­da­des ban­ca­rias y empre­sa­ria­les, sin ser nor­te­ame­ri­ca­nas, pre­fie­ren sen­ci­lla­men­te repre­sa­lias optan­do por elu­dir cual­quier rela­ción eco­nó­mi­ca con Cuba, pues a nadie duda de que la mano pelu­da del poder nor­te­ame­ri­cano es lar­ga y áspera.

Duran­te todos estos lar­gos años el blo­queo de los Esta­dos Uni­dos le ha cos­ta­do a la eco­no­mía cuba­na un mon­to apro­xi­ma­do de algo más de cien mil millo­nes de dóla­res, o sea más de 2.000 millo­nes por año, eso sin aña­dir otras varia­bles, como pue­den ser la nor­mal depre­cia­ción de esa mone­da por el paso del tiem­po o su rela­ción de valor real con el oro, que subirían los núme­ros de mane­ra sus­tan­cial. En cual­quier caso, sólo el esti­ma­do más pru­den­te y aus­te­ro habla ya a las cla­ras de las serias afec­ta­cio­nes que una polí­ti­ca de este cor­te tie­nen en el des­en­vol­vi­mien­to nor­mal de cual­quier sis­te­ma económico.

Los diplo­má­ti­cos nor­te­ame­ri­ca­nos en Nacio­nes Uni­das repe­ti­rán hoy, sin nin­gu­na con­vic­ción, pues son muy cons­cien­tes de que es una bata­lla ideo­ló­gi­ca per­di­da, el repe­ti­do y mani­do argu­men­to de que es un tema «bila­te­ral», que sólo com­pe­te a los EEUU y Cuba, mien­tras deja­rán entre­ver que «Cuba sabe lo que tie­ne que hacer», o sea, ple­gar­se a las exi­gen­cias nor­te­ame­ri­ca­nas, ponien­do de mani­fies­to una vez más el sen­ti­do final de esta lar­ga «gue­rra no decla­ra­da»: el chan­ta­je des­ca­ra­do a la sobe­ra­nía de una nación, como si se tra­ta­se de un cas­ti­go ejem­plar, para que todo el mun­do copie que el ejer­ci­cio de la inde­pen­den­cia tie­ne un alto costo.

Como nove­dad en esta oca­sión, y para que vean que la polí­ti­ca de Barack Oba­ma sí «cam­bia» cosas, hay que con­sig­nar una cier­ta «libe­ra­ción» en el envío de dine­ro y via­jes fami­lia­res a Cuba, así como la auto­ri­za­ción, pre-medi­ta­da, de con­tra­ta­ción de algu­nos ser­vi­cios de Inter­net y tele­fo­nía móvil, des­de los EEUU, para ciu­da­da­nos cuba­nos que demues­tren ser ade­cua­dos, es decir, que no man­ten­gan rela­ción con su Gobierno ni con su régi­men social.

Para acom­pa­ñar cam­bios tan cla­ra­men­te «altruis­tas», la mis­ma admi­nis­tra­ción Oba­ma ha inver­ti­do, en el últi­mo año, un poco más de 30 millo­nes de dóla­res para man­te­ner una media de 2.000 horas sema­na­les entre emi­sio­nes radio­fó­ni­cas, y tele­vi­si­vas, amén de des­ti­nar otros 40 millo­nes de dóla­res para el «desa­rro­llo y pro­mo­ción de la socie­dad civil cuba­na», o sea, para la sub­ver­sión inter­na. Tema éste que es bueno sub­ra­yar en estos tiem­pos que corren, para que cuan­do algu­nos cali­fi­quen a la «opo­si­ción inter­na» como «mer­ce­na­rios», pien­sen que esta can­ti­dad, de 70 millo­nes de dóla­res, tie­ne des­ti­na­ta­rios con­cre­tos, con nom­bres, ape­lli­dos y cuen­tas corrientes.

El blo­queo nor­te­ame­ri­cano vie­ne acom­pa­ña­do con nume­ro­sos casos con­cre­tos y reales, que afec­tan direc­ta­men­te al con­jun­to de la pobla­ción cuba­na sin dis­tin­cio­nes en aspec­tos como la ali­men­ta­ción, la cul­tu­ra, el comer­cio exte­rior, la salud, la edu­ca­ción, el nor­mal fun­cio­na­mien­to ban­ca­rio… Sin embar­go, es en los ejem­plos más huma­nos don­de adquie­re su ver­da­de­ro sem­blan­te cri­mi­nal. Por eso a mí, como padre, me bas­ta y me sobra una peque­ña y dolo­ro­sa mues­tra: la nega­ti­va de ven­ta a Cuba del dis­po­si­ti­vo Amplatzen (de fabri­ca­ción y paten­te exclu­si­va nor­te­ame­ri­ca­na), que evi­ta el recha­zo orgá­ni­co y, por lo tan­to, la nece­si­dad de ciru­gía a cora­zón abier­to, ha «logra­do» que este año la lis­ta de espe­ra para tra­ta­mien­to de las gra­ves enfer­me­da­des en las que se apli­ca, se amplíe con cua­tro nue­vos pacien­tes. Se lla­man María Fer­nan­da Vidal, de cin­co años, Cyn­tia Soto Apon­te, de tres años, Mayu­li Pérez Ulboa de ocho años, y Lia­net D. Álva­rez, de cinco.

Más allá de inten­cio­nes, decla­ra­cio­nes, o de varia­cio­nes en su apli­ca­ción, la reali­dad es que el blo­queo de los Esta­dos Uni­dos con­tra Cuba se man­tie­ne y no va a variar a cor­to pla­zo, pues el pre­si­den­te Barack Oba­ma rati­fi­có el pasa­do 2 de sep­tiem­bre, por un año más, las 18 medi­das que están en su mano para sua­vi­zar­lo y atem­pe­rar­lo, ampa­ra­do en una lla­ma­da Ley de Comer­cio con el Enemi­go, que data de 1917. Yo no sé qué pen­sa­rá real­men­te este pre­si­den­te, al que evi­den­te­men­te le rega­la­ron un inme­re­ci­do pre­mio Nobel de la Paz, pero a mí me pare­ce más que evi­den­te que ni María Fer­nan­da, ni Cyn­tia, ni Mayu­li ni Lia­net son «enemi­gas» de nadie, ni cono­cen nada de dife­ren­cias polí­ti­cas. Ape­nas son unas niñas cuba­nas. El hecho de que hayan naci­do en su país es, al pare­cer, un gra­ve deli­to y son cas­ti­ga­das por ello; nos dicen que es para pre­ser­var los «intere­ses nacio­na­les» de los EEUU y pro­mo­ver los «dere­chos huma­nos», pero sólo es puro cinismo.

Por eso yo sus­cri­bo, más allá de cual­quier matiz o con­si­de­ra­ción, las argu­men­ta­cio­nes que pre­sen­ta este año el Gobierno cubano para soli­ci­tar la con­de­na inter­na­cio­nal a los Esta­dos Uni­dos, por esta polí­ti­ca geno­ci­da, y que hoy se hará reali­dad en la ONU: «El pre­si­den­te de los EEUU (…) no tie­ne volun­tad polí­ti­ca par pone

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