En toda elección estadunidense, los candidatos ‑tanto los que buscan la relección como sus oponentes- coinciden en que el “sistema está descompuesto”.
Si uno revisa los espots políticos, o escucha los discursos, tanto de un político que ha pasado décadas como parte del gobierno en Washington, o los que desean llegar, casi sin excepción son variaciones sobre el mismo tema: se requiere “componer” el sistema, o como lo repetía el entonces candidato presidencial Barack Obama junto con miles de políticos más, se necesita “cambiar” Washington.
En los comicios intermedios que culminarán el 2 de noviembre, éste es una vez más el tema, empleado tanto por derechistas, conservadores moderados, liberales y progresistas. Casi todos denuncian la influencia de los “intereses especiales” en contaminar la política, reconocen la frustración del electorado y su falta de confianza en los políticos, prometen ser agentes del cambio y representar, esta vez sí, los intereses de la mayoría, del pueblo.
Y claro, acusan a sus contrincantes de sacrificar los intereses del país para el beneficio de unos cuantos, y en esta elección, algunos acusan que sus contrincantes son casi traidores al no defender los principios “fundamentales” del país. Durante meses, candidatos conservadores y ultraderechistas han empleado las imágenes de Stalin y Hitler para aludir a Obama, como las palabras “socialista” y “musulmán”, combinando así los dos términos más “tóxicos” en el debate político estadounidense.
Ahora, hasta los chinos y Mao (de quien ya ni en China se encuentra su imagen) son empleados en el debate electoral sobre qué tan descompuesto está el sistema. Uno de los espots más efectivos es el de un grupo conservador, Citizens Against Government Waste, que se opone al gasto social federal y los impuestos. El espot trasmitido por televisión en varias regiones (Nueva York incluido) empieza en una enorme sala, y se informa que estamos en Pekín en el año 2030. Un “profesor” sube al podio frente a cientos de estudiantes, y pregunta ¿por qué fracasan las grandes naciones como los griegos, el imperio romano, el británico y Estados Unidos? En chino (con rótulos en inglés) responde que todos cometen el mismo error: violan sus principios fundamentales. Así Estados Unidos que ‑todo en tenso pasado- intentó gastar y gravar para salir de una gran recesión con un llamado gasto de estímulo, cambiar su sistema de salud, “la toma de industrias enteras por el gobierno”, y una deuda aplastante.
Continúa, ante una enorme imagen de Mao, y de las banderas rojas nacionales: “Claro, nosotros éramos dueños de la mayoría de su deuda” y con una risa, concluye: “y ahora ellos trabajan para nosotros”, y estalla una gran carcajada colectiva de los estudiantes (http://swineline.org/media/).
Dentro de una crisis económica y la creciente ansiedad, históricamente la derecha ha sido muy efectiva en promover una agenda racista y xenofóbica, y pide “rescatar” el país de las amenazas externas. En estas contiendas, varios candidatos derechistas han logrado manipular el racismo y la xenofobia, algo que se les facilita con el hecho de que el presidente es afroestadunidense.
Como resultado, se pronostica el triunfo de decenas de candidatos de la ultraderechista corriente republicana Tea Party. Tampoco se puede descartar que alguien como Tom Tancredo, quien es tal vez la figura política antinmigrante más famosa del país, sorprenda al ganar la elección para gobernador en Colorado (estado con 20 por ciento de latinos en su población), y donde los demócratas celebraron su última convención política nacional.
Frente a estas amenazas, cuando faltan cuatro días para la elección, Obama continuó este viernes su extensa e intensa gira por varias esquinas del país y visitará ciudades en Virginia, Connecticut, Pensilvania e Illinois para promover el voto para los demócratas y tratar de reducir los daños pronosticados para su partido. Los analistas electorales más destacados del país, como el Cook Political Report, consideran ahora que los demócratas podrían perder hasta 65 escaños en la cámara baja (los republicanos necesitan una ganar un total neto de 39 para lograr la mayoría).
Por supuesto, todos advierten que lo que está amenazado es la “libertad”, esa palabra sagrada de la retórica política aquí y, por tanto, para salvarla se requiere un “cambio” para componer el sistema (o continuar con el “cambio” que Obama dice prometer). Pero resulta que, como dijo un cómico aquí, jugando con las palabras en inglés “freedom isn’t free or cheap” ‑la libertad no es gratuita ni barata.
Las elecciones intermedias para “cambiar”, “componer” y “rescatar” al país serán las más caras de su tipo en la historia, dice el Center for Responsive Politics ‑especializado en rastrear fondos en el ciclo electoral- que las cifra en más de 3.7 mil millones. The Washington Post reporta que sólo los candidatos para la cámara y el Senado están por gastar más que 2 mil millones, unos 4 millones para cada escaño que está en juego este año.
Gran parte de estos fondos provienen de empresas y multimillonarios, junto con algunos sindicatos y asociaciones políticas, que cada ciclo electoral lubrican con dólares la maquinaria “democrática”. Muchos de ellos son justo los que se han beneficiado con lo que los políticos repetidamente llaman un “sistema descompuesto”. Más bien, a veces, este sistema parece estar muy compuesto, para algunos.