Libia tras la inter­ven­ción de la OTAN

Apro­ve­chan­do los levan­ta­mien­tos popu­la­res en el mun­do ára­be en 2011, el impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se y su cani­che euro­peo inva­die­ron Libia. El pue­blo libio ha sido pri­va­do de su revo­lu­ción, de sus rique­zas y se encuen­tra en una situa­ción tan trá­gi­ca como la del pue­blo ira­quí actual, por ejemplo.

Esta inter­ven­ción mili­tar tam­bién ha des­tro­za­do la inmen­sa espe­ran­za, sus­ci­ta­da por las revo­lu­cio­nes tune­ci­na y egip­cia en las masas ára­bes opri­mi­das, de una socie­dad mejor libre de la domi­na­ción impe­ria­lis­ta y de sus ser­vi­do­res locales.

El régi­men de Gada­fi fue sus­ti­tui­do, a cos­ta de miles de muer­tos, de la des­truc­ción de la infra­es­truc­tu­ra eco­nó­mi­ca y de la uni­dad del pue­blo libio, por mili­cias isla­mis­tas que siguen luchan­do entre sí actualmente.

Así, el país está aso­la­do por una gue­rra inter­mi­na­ble entre mili­cias riva­les, ali­men­ta­da por poten­cias extran­je­ras que solo bus­can defen­der sus intere­ses geo­po­lí­ti­cos y saquear las rique­zas del pue­blo libio.

La vio­len­cia, la arbi­tra­rie­dad y la anar­quía, en el mal sen­ti­do de la pala­bra, for­man par­te de la vida coti­dia­na de los libios, a quie­nes la OTAN había pro­me­ti­do demo­cra­cia, liber­tad, res­pe­to de los dere­chos huma­nos y pros­pe­ri­dad. En la actua­li­dad, la situa­ción eco­nó­mi­ca de gran par­te de la pobla­ción es desas­tro­sa: según LVSL «En 2017, el 60% de la pobla­ción libia sufría des­nu­tri­ción. 1,3 millo­nes de libios espe­ran la ayu­da huma­ni­ta­ria de emer­gen­cia, de una pobla­ción total de 6,4 millo­nes. Esta situa­ción catas­tró­fi­ca se pro­du­ce tras la gue­rra relám­pa­go diri­gi­da por la OTAN en 2011». Hay que recor­dar que Libia, antes de la inter­ven­ción impe­ria­lis­ta, era el país más prós­pe­ro de todo el con­ti­nen­te afri­cano.

Las mino­rías no ára­bes, bere­be­res, tua­regs y otros recla­man sus espe­ci­fi­ci­da­des cul­tu­ra­les y lin­güís­ti­cas. Las ten­sio­nes con las tri­bus ára­bes domi­nan­tes se resuel­ven a menu­do con las armas, con el resul­ta­do de varias dece­nas de muer­tos. Una de las con­se­cuen­cias direc­tas de esta inter­ven­ción impe­ria­lis­ta es la rup­tu­ra de la nación libia, una cons­truc­ción recien­te y frá­gil, en enti­da­des más o menos inde­pen­dien­tes del poder cen­tral y domi­na­das por tri­bus que se matan entre sí.

La uni­dad y la sobe­ra­nía de Libia son aho­ra un recuer­do lejano. Hoy, el Esta­do libio, o al menos lo que que­da de él, está en manos de una feroz jau­ría de hienas.

Hay que decir que Libia cuen­ta con algu­nos de los recur­sos petro­lí­fe­ros, gasís­ti­cos y mine­ros más impor­tan­tes del mun­do. A par­tir de aho­ra, las mul­ti­na­cio­na­les petro­le­ras pue­den bom­bear el petró­leo libio como vam­pi­ros con total tranquilidad.

La inter­ven­ción de la OTAN en Libia tam­bién ha hecho que la situa­ción en el nor­te de Malí y en la región del lago Chad, en par­ti­cu­lar, sea más ines­ta­ble y los con­flic­tos más vio­len­tos. El impe­ria­lis­mo no solo des­tru­ye el país ata­ca­do, sino que des­es­ta­bi­li­za toda la región al enfren­tar a comu­ni­da­des con len­guas, reli­gio­nes y cul­tu­ras dife­ren­tes para domi­nar­las mejor.

No se pue­de hablar de Libia sin men­cio­nar el cruel des­tino de los tra­ba­ja­do­res inmi­gran­tes, espe­cial­men­te los afri­ca­nos. El últi­mo infor­me de las Nacio­nes Uni­das, publi­ca­do en mar­zo de 2022, seña­la que la tor­tu­ra es una prác­ti­ca sis­te­má­ti­ca y gene­ra­li­za­da y que «las per­so­nas encar­ce­la­das en Libia son rete­ni­das sis­te­má­ti­ca­men­te de for­ma arbi­tra­ria duran­te perío­dos pro­lon­ga­dos». Según los infor­mes, se les tor­tu­ra sis­te­má­ti­ca­men­te, se les vio­la o se les ame­na­za con vio­lar­los, inclu­so a las muje­res de la fami­lia, y a veces se les mata.

La inter­ven­ción impe­ria­lis­ta en Libia se ha cobra­do dece­nas de miles de vidas ino­cen­tes. Ha des­trui­do la mayor par­te de la infra­es­truc­tu­ra eco­nó­mi­ca del país. Ha des­tro­za­do la uni­dad de la nación libia. Las bur­gue­sías nor­te­ame­ri­ca­na y euro­pea hablan incan­sa­ble­men­te de dere­chos huma­nos, pero masa­cran a las per­so­nas que les hacen fren­te en todas par­tes. Toda su his­to­ria es de des­pre­cio y nega­ción de los dere­chos huma­nos. Pri­va­do de su rique­za, inte­gri­dad y sobe­ra­nía, el futu­ro del pue­blo libio sigue sien­do som­brío. La his­to­ria siem­pre nos ha ense­ña­do que el impe­ria­lis­mo es el enemi­go de los pue­blos en todas partes.

Moha­med Belaali

4 de abril de 2022

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