A las nueve de la mañana del día de hoy, 11 de noviembre de 2010, hemos sido detenidos y conducidos a comisaría por parte de la Policía Nacional española. La detención ha sido comunicada, con derecho a abogado de confianza, con asistencia del forense si así lo requeríamos y con unas formas “correctas” en todo momento. Nos han comunicado en la calle el delito del que estábamos acusados, Amenazas terroristas; al entrar en el coche nos han esposado las manos a uno por delante del cuerpo con unas esposas, y al otro por detrás con unas bridas y al llegar a comisaría nos han leído nuestros derechos como detenidos y nos han metido a cada uno en un calabozo. Después de hacernos todas las diligencias, cogernos huellas, muestra de ADN y fotografías, con asistencia del abogado de confianza hemos tenido la posibilidad de declarar, a lo que nos hemos negado ya que lo haremos en sede judicial y delante del juez. Finalmente se nos ha informado que nos llegará un requerimiento para declarar en la Audiencia.
Llevamos viviendo en el actual domicilio desde que, a los meses de casarse, nuestro aita y nuestra ama se trasladaron ahí. En el portal siguiente al nuestro vive desde hace unos diez años, más o menos (desconozco la fecha exacta) un concejal del Ayuntamiento de Iruñea. Debido a la política de protección de cargos públicos está siempre acompañado de dos o tres guardaespaldas. El concejal nos conoce desde hace muchos años, en especial a mi aita por cuestiones profesionales, como vecinos de la calle. Sus guardaespaldas, todos los que en estos años han ido pasando a trabajar con él, nos conocen sobradamente, a nosotros dos, a mi aita y a cualquier vecino de la calle. En ningún momento hemos tenido ningún tipo de problema con el concejal, salvo que nos dejó de saludar hace unos años y desde entonces nos limitamos a mirarnos y poco más. Con los guardaespaldas, según quién esté de servicio, sí hemos tenido más problemas, tanto nosotros dos como mi aita. Hay gente que por lo visto piensa que dentro de sus funciones están las de incomodar, atosigar y molestar a vecinos que viven cerca de su protegido. Normalmente no les hacemos ni caso. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
El pasado miércoles tuvimos que aguantar más de un mal gesto, amenazas verbales y demás por parte de uno de los guardaespaldas. Cuando el concejal se fue a pie a acompañar a sus hijas hasta el colegio junto con uno de los guardaespaldas, el otro, el que estaba con mal día, cogió el coche y al pasar por delante del portal de nuestra casa, en donde esperábamos para irnos al monte, fue frenando mientras nos hacía gestos y seguía gritándonos con furia desde dentro (llevaba haciendo esto desde hacía unos minutos desde la acera de enfrente). En ese momento lo único que le dijimos era que ya valía, que nos dejase en paz, que tuviese más respeto y nada más. Según él, resulta que dice que le insultamos (una burda mentira) y que incluso le hicimos un gesto con el dedo como si accionásemos un mando a distancia (es increíble que una persona se pueda inventar una patraña como esta y te llevan detenido durante toda la mañana).
En un momento en que una mayoría de la sociedad estamos ilusionados, porque se empieza a ver el final del túnel y el fin al conflicto que desgraciadamente vivimos en nuestro pueblo, es increíble que haya personas ancladas todavía en los parámetros que intentamos dejar atrás. El trabajo en común por parte de las fuerzas políticas que creen en las libertades democráticas de nuestra tierra y en el respeto a los derechos individuales y políticos es la base para ir desarrollando el camino que hemos emprendido conscientemente, pero creemos que es más necesario aún el compromiso de los agentes sociales y de la ciudadanía en general para hacer que este camino sea sin retorno y se convierta en un camino hacia la democracia para este pueblo. Seremos nosotras y nosotros, las gentes de la calle, las que logremos que episodios como el que acabamos de vivir nosotros dos sean malos recuerdos en la conciencia colectiva. De la misma manera tenemos que ser las ciudadanas y ciudadanos las que consigamos que las fuerzas políticas, agentes sociales y personas que no apuestan todavía por el diálogo político como instrumento para la resolución del conflicto y lograr las libertades democráticas se suban cuanto antes a este carro de compromiso, ilusión y esperanza.