Camino a la ban­ca­rro­ta – Isi­dro Esnaola

El Rei­no de Espa­ña tie­ne el dudo­so honor de ser el pri­mer esta­do en arrui­nar­se. Suce­dió en 1557 duran­te el rei­na­do de Feli­pe II. Ade­más, según un tra­ba­jo publi­ca­do por Reinhart y Rogoff, es el país que más veces ha que­bra­do: 1557, 1575, 1596, 1607, 1627, 1647, 1809, 1820, 1831, 1834, 1851, 1867, 1872 y 1882. En esta rela­ción, los auto­res no con­si­de­ran quie­bra la de la II Repú­bli­ca espa­ño­la al fina­li­zar la gue­rra, aun­que los ven­ce­do­res no se hicie­ron car­go de las deu­das del Gobierno legí­ti­mo. En cual­quier caso, inver­tir en deu­da espa­ño­la ha sido una ope­ra­ción arries­ga­da a lo lar­go de la his­to­ria. Todo pare­ce indi­car que este mile­nio comen­za­rá con una nue­va bancarrota.

¿Res­ca­te o ban­ca­rro­ta? El res­ca­te de Irlan­da ha vuel­to a poner enci­ma de la mesa el pro­ble­ma de la deu­da sobe­ra­na. Pare­ce que los inver­so­res inter­na­cio­na­les han deja­do de lado a Por­tu­gal y diri­gen sus bate­rías con­tra el Rei­no de Espa­ña. Un repa­so a la ban­ca­rro­ta de Islan­dia y al res­ca­te de Irlan­da pue­de dar algu­nas cla­ves de lo que está ocu­rrien­do en estos momen­tos con el Esta­do espa­ñol. El caso de Gre­cia, aun­que pro­vo­có la cas­ca­da de pla­nes de res­ca­te, es en cier­ta for­ma dife­ren­te, ya que el Esta­do grie­go acu­mu­la­ba pro­ble­mas que la cri­sis eco­nó­mi­ca dejó a la luz.

Islan­dia. Al prin­ci­pio de la cri­sis finan­cie­ra inter­na­cio­nal, Islan­dia fue el pri­mer país que que­bró. Los ban­cos habían infla­do una gran bur­bu­ja y, cuan­do esta­lló, el Gobierno optó por ase­gu­rar los depó­si­tos de la ciu­da­da­nía en los ban­cos; es decir, el dine­ro en las cuen­tas corrien­tes, pero no las inver­sio­nes que habían hecho sus pro­pios ciu­da­da­nos islan­de­ses o ciu­da­da­nos de otros paí­ses. Pos­te­rior­men­te, orga­ni­zó un refe­rén­dum que rati­fi­có la deci­sión de no devol­ver las inver­sio­nes fallidas.

Evi­den­te­men­te, des­pués de decla­rar la quie­bra y deci­dir que no devol­ve­ría las inver­sio­nes que ya no tenían nin­gún valor, nadie que­ría pres­tar­le dine­ro, así que recu­rrió al Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI), que le otor­gó un cré­di­to con el que ha sali­do ade­lan­te. Tras unos ini­cios com­pli­ca­dos, la eco­no­mía está empe­zan­do a cre­cer, el Ban­co Cen­tral de Islan­dia está bajan­do los tipos de inte­rés y, lo que resul­ta más intere­san­te de todo, los inver­so­res inter­na­cio­na­les están recu­pe­ran­do la con­fian­za en la eco­no­mía del país nór­di­co, tal y como los famo­sos CDS indi­can. Estos ins­tru­men­tos finan­cie­ros refle­jan la per­cep­ción de los inver­so­res sobre las posi­bi­li­da­des de que un país no pue­da devol­ver su deu­da. En el caso de Islan­dia han pasa­do de 600 cuan­do esta­lló la cri­sis a 285 en julio de este año, y con­ti­núan bajando.

La Repú­bli­ca de Irlan­da. El caso de Irlan­da es bas­tan­te pare­ci­do al de Islan­dia aun­que, a dife­ren­cia de ésta, el Tigre Cel­ta sí está den­tro de la zona euro. De todas for­mas, la mayor dife­ren­cia es el camino reco­rri­do por ambos esta­dos tras el esta­lli­do de la cri­sis. Irlan­da optó por ase­gu­rar todo tipo de acti­vos ban­ca­rios, no sólo las cuen­tas corrien­tes, sino tam­bién las inver­sio­nes. De esta for­ma, el Gobierno de Irlan­da sal­vó a sus ami­gos ‑empre­sa­rios y ban­que­ros- socia­li­zan­do las pér­di­das, que se trans­for­ma­ron de pri­va­das a públi­cas por la deci­sión del Eje­cu­ti­vo de Brian Cowen de ase­gu­rar todo tipo de inver­sio­nes. Así, de varias ban­ca­rro­tas indi­vi­dua­les se ha lle­ga­do a una quie­bra colec­ti­va del Estado.

Para hacer fren­te a estas garan­tías, el Gobierno de Dublín tomó una serie de medi­das como las que la UE está impo­nien­do a los paí­ses que res­ca­ta: subi­da de impues­tos y recor­te de las pres­ta­cio­nes socia­les. Este tipo de polí­ti­cas, en vez de esti­mu­lar la eco­no­mía, la depri­men. Y con una eco­no­mía depri­mi­da difí­cil­men­te se pue­de hacer fren­te a las deu­das, ya que con menos ingre­sos es más difí­cil pagarlas.

Con el paso del tiem­po las deu­das se vuel­ven más pesa­das y ter­mi­nan por aho­gar a todo el mun­do. Por ejem­plo, en el caso de la vivien­da, aque­llos con un cré­di­to hipo­te­ca­rio y sin pers­pec­ti­vas de poder devol­ver­lo inten­tan ven­der su casa; si la situa­ción gene­ral es mala, mucha gen­te inten­ta­rá hacer lo mis­mo empu­jan­do los pre­cios de la vivien­da hacia aba­jo. De esta for­ma, en Irlan­da en este momen­to los cré­di­tos hipo­te­ca­rios en los que la casa vale menos que el dine­ro que se pidió para com­prar­la son ya el 30% del total, lo que sig­ni­fi­ca que hay pér­di­das laten­tes que tar­de o tem­prano se harán evidentes.

La fal­ta de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co y los sín­to­mas evi­den­tes de que la situa­ción con­ti­nua­ba dete­rio­rán­do­se han aca­ba­do hun­dien­do a Irlan­da. Es más, a pesar de que Dublín ha acor­da­do un res­ca­te con la UE, los CDS con­ti­núan subien­do, lo que indi­ca que los inver­so­res inter­na­cio­na­les no creen que el país pue­da devol­ver el cré­di­to del res­ca­te y están des­con­tan­do que al final habrá una ban­ca­rro­ta con un impor­tan­te recorte.

Rei­no de Espa­ña. Del «aquí no pasa nada» y los estí­mu­los se ha pasa­do a seguir el camino de Irlan­da pre­sio­na­dos por la UE: subi­das de impues­tos y recor­te de las pres­ta­cio­nes socia­les; más tar­de y con más deu­das que al prin­ci­pio de la cri­sis. El Gobierno del PSOE, en vez de incen­ti­var las quie­bras de aque­llas empre­sas y ban­cos en ban­ca­rro­ta y reti­rar los acti­vos malos de cir­cu­la­ción, ha pues­to en mar­cha el ven­ti­la­dor; es decir, ha dilui­do los acti­vos malos entre los acti­vos bue­nos, com­pro­me­tien­do a todo el mun­do. Éste es, por ejem­plo, el caso de Caja­sur, adju­di­ca­da a BBK y en la que cada mes que pasa aumen­tan las pér­di­das cono­ci­das. A estas altu­ras, los direc­ti­vos de la enti­dad viz­cai­na segu­ra­men­te habrán deja­do de abrir cajo­nes para evi­tar­se más disgustos.

Ade­más, al igual que el Gobierno irlan­dés, el Eje­cu­ti­vo de José Luis Rodrí­guez Zapa­te­ro no pier­de opor­tu­ni­dad para ayu­dar a los empre­sa­rios mien­tras pre­di­can aus­te­ri­dad. Así, el pasa­do vier­nes, apro­ve­chan­do el paso de la Ley Pos­tal por el Sena­do, el PSOE y el PP, que en esto de ayu­dar a los empre­sa­rios se ponen rápi­da­men­te de acuer­do, apro­ba­ron una enmien­da para ayu­dar con 80 millo­nes de euros a las auto­pis­tas que han vis­to redu­ci­do el trá­fi­co a con­se­cuen­cia de la cri­sis. Asi­mis­mo, apro­ba­ron unos cré­di­tos blan­dos para las empre­sas con­ce­sio­na­rias de esas auto­pis­tas por un mon­tan­te de 200 millo­nes de euros con car­go a los Pre­su­pues­tos Gene­ra­les del Estado.

Poco a poco, las ban­ca­rro­tas pri­va­das se van trans­for­man­do en ban­ca­rro­ta públi­ca siguien­do la sen­da de Irlanda.

Des­de Eus­kal Herria esta­mos pagan­do todos estos des­ma­nes a tra­vés del Cupo.

La sali­da. Los que lo tie­nen bas­tan­te cla­ro son los inver­so­res inter­na­cio­na­les: se van. Según los últi­mos datos del Ban­co de Espa­ña, los depó­si­tos de no resi­den­tes han caí­do en 37.762 millo­nes en ape­nas medio año, un 7%, y des­de la cri­sis grie­ga de mayo no han deja­do de retro­ce­der. Con­ti­nuar con la polí­ti­ca de ajus­tes no trae­rá cre­ci­mien­to, ni empleo; sólo acu­mu­la­rá más deu­das y, tar­de o tem­prano, el Rei­no de Espa­ña ten­drá que decla­rar­se en bancarrota.

A la luz de la expe­rien­cia islan­de­sa, decla­rar una quie­bra y nego­ciar con los acree­do­res una reba­ja en el mon­to de la deu­da, un apla­za­mien­to de los pagos o ambas cosas, pue­de resul­tar trau­má­ti­co a cor­to pla­zo, pero a medio pla­zo supon­drá un ali­vio para la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca, para el empleo y para las eco­no­mías domés­ti­cas. Ade­más de ser un ejer­ci­cio de sobe­ra­nía. Es posi­ble que los acree­do­res no quie­ran ni oír hablar de esa posi­bi­li­dad, pero más tar­de o más tem­prano ten­drán que acep­tar cier­tas pérdidas.

A este res­pec­to, Ange­la Mer­kel y Nico­las Sar­kozy ya lo deja­ron muy cla­ro en la últi­ma cum­bre euro­pea, a fina­les de octu­bre, cuan­do anun­cia­ron que los inver­so­res ten­drán que asu­mir par­te de las pér­di­das en caso de que algún miem­bro de la Unión Euro­pea se decla­re en quie­bra. Este anun­cio ha des­ata­do la nue­va cri­sis de deu­da, por­que ha deja­do cla­ro a todo el mun­do que el ries­go de pér­di­das es real y que detrás no va a estar la UE para garan­ti­zar todo el mon­tan­te de las inversiones.

Este nue­vo posi­cio­na­mien­to polí­ti­co tie­ne varias con­se­cuen­cias. Por una par­te, asu­men implí­ci­ta­men­te que los pla­nes de res­ca­te no hacen más que retra­sar la quie­bra de los paí­ses res­ca­ta­dos y que las polí­ti­cas de ajus­te pues­tas en mar­cha has­ta aho­ra no van a cum­plir sus obje­ti­vos, con lo que los prin­ci­pa­les tene­do­res de deu­da, los ban­cos y empre­sas del Esta­do fran­cés y Ale­ma­nia, no podrán recu­pe­rar par­te de sus inversiones.

Por otra, defi­nen la natu­ra­le­za del meca­nis­mo per­ma­nen­te para hacer fren­te a las cri­sis que están dis­cu­tien­do en Euro­pa y del que poco se sabe. No pare­ce que vaya a ser un meca­nis­mo para sor­tear cri­sis futu­ras, sino más bien para garan­ti­zar la quie­bra orde­na­da de un país de la zona euro.

Ries­go

Según el Ban­co de Pagos Inter­na­cio­na­les de Basi­lea (BIS), los ban­cos espa­ño­les tie­nen com­pro­me­ti­dos unos 120.000 millo­nes de euros, de los cua­les 108.000 millo­nes están en Por­tu­gal y «sólo» 16.000 millo­nes en la Repú­bli­ca de Irlanda.

Repar­to oficial

Según datos ofi­cia­les, los inver­so­res no resi­den­tes, es decir, los ban­cos extran­je­ros, poseen casi la mitad de la deu­da espa­ño­la, el 47%; las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras resi­den­tes tie­nen algo más de la cuar­ta par­te, exac­ta­men­te el 26,31% de la deuda.

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