Regre­sión social sin pre­ce­den­tes en Euro­pa – Moha­med Belaali

Un hura­cán de regre­sión social sin pre­ce­den­tes azo­ta con vio­len­cia a Euro­pa y pue­de arras­trar a su paso todas las con­quis­tas socia­les arran­ca­das en duros com­ba­tes por varias gene­ra­cio­nes suce­si­vas. Las cla­ses diri­gen­tes euro­peas libran una autén­ti­ca gue­rra con­tra todos los avan­ces socia­les, peque­ños y gran­des. Son los enemi­gos decla­ra­dos del pro­gre­so. Nin­gún ámbi­to está a sal­vo: empleo, tra­ba­jo esta­ble, jubi­la­cio­nes, fami­lia, sani­dad, liber­ta­des públi­cas, etc. La regre­sión es gene­ral y abso­lu­ta. El fan­tas­ma de la mise­ria pla­nea sobre Euro­pa. Los tra­ba­ja­do­res uni­dos deben enfren­tar­se a esa bur­gue­sía retró­gra­da que los explo­ta y los redu­ce a una exis­ten­cia inhumana.

El gobierno con­ser­va­dor bri­tá­ni­co no ha encon­tra­do nada mejor para satis­fa­cer a los mer­ca­dos finan­cie­ros, y por lo tan­to a la bur­gue­sía ingle­sa, ¡que hacer tra­ba­jar gra­tui­ta­men­te a los para­dos! En reali­dad la bur­gue­sía siem­pre ha des­pre­cia­do a los pobres y a los parados.

Mal­thus, aquel eco­no­mis­ta pre­di­ca­dor, ¿no tra­ta­ba a los para­dos, ya en el siglo XIX, de cri­mi­na­les a los que sim­ple­men­te había que supri­mir? Esto es lo que escri­bía F. Engels al res­pec­to en La situa­ción de la cla­se obre­ra en Ingla­te­rra: «Mal­thus tra­ta al pobre que bus­ca un empleo como a un cri­mi­nal aña­dién­do­le la eti­que­ta de «super­fluo» y reco­mien­da a la socie­dad que le cas­ti­gue con la muer­te por ina­ni­ción» (1). La bur­gue­sía no siguió a Mal­thus en este pun­to. Pero supri­mió, por medio de la Ley de 1834, todas las ayu­das en dine­ro y en ali­men­tos. Tam­bién creó las famo­sas y sinies­tras workhou­ses (asi­los) don­de ence­rra­ba a los pobres. Esto da una bue­na medi­da del enor­me pro­gre­so social que se ha con­se­gui­do des­de enton­ces. Pero el nue­vo gobierno quie­re lle­gar has­ta el fon­do de su lógi­ca retró­gra­da y des­truc­to­ra de las con­quis­tas sociales.

Los para­dos no son los úni­cos afec­ta­dos por la regre­sión social: los estu­dian­tes (tri­pli­ca­ción de las tasas uni­ver­si­ta­rias), los fun­cio­na­rios (supre­sión de 500.000 pues­tos de tra­ba­jo, con­ge­la­ción de suel­dos…) los dis­ca­pa­ci­ta­dos (fuer­te recor­te del pre­su­pues­to), los jubi­la­dos (la edad ofi­cial de jubi­la­ción se fija­rá en 66 años des­de 2020), los arren­da­ta­rios modes­tos (revi­sión a la baja de los sub­si­dios de vivien­da), los con­su­mi­do­res (el IVA pasa­rá del 17,5 al 20% en enero de 2011), etc.

La bur­gue­sía fran­ce­sa no es más sua­ve con las cla­ses popu­la­res. Su polí­ti­ca de regre­sión social no tie­ne nada que envi­diar a la de los ricos de Gran Bre­ta­ña. Así, dece­nas de miles de pues­tos de tra­ba­jo se supri­men todos los años en la fun­ción públi­ca, en par­ti­cu­lar en la Edu­ca­ción y la Sani­dad públi­cas. Los gas­tos rela­cio­na­dos con la salud, por ejem­plo, no dejan de cre­cer en los pre­su­pues­tos fami­lia­res: «En ocho años el por­cen­ta­je de los gas­tos de sani­dad en los pre­su­pues­tos de las fami­lias ha subi­do del 40 al 50% de media» (2).

En 2011 el gobierno tie­ne pre­vis­to un paque­te de medi­das para devol­ver a los ciu­da­da­nos el acce­so a la asis­ten­cia, cada vez más prohi­bi­ti­va para las cla­ses popu­la­res (3).

A los tra­ba­ja­do­res que tie­nen la «suer­te» de tra­ba­jar se les obli­ga a seguir tra­ba­jan­do siem­pre para engor­dar toda­vía más a la ocio­sa cla­se diri­gen­te. Hay que tra­ba­jar de día, de noche, el domin­go, el lunes y todos los días de la sema­na. La ley de 35 horas esta­ble­ci­da en 2002 está en la pico­ta. Hay que retro­ce­der y tra­ba­jar cua­tro horas más mien­tras que el actual gra­do de desa­rro­llo de la socie­dad, en los pla­nos de la cien­cia y la téc­ni­ca, per­mi­te tra­ba­jar bas­tan­te menos. En el siglo XIX, y más con­cre­ta­men­te a par­tir de 1830, la dura­ción media anual de tra­ba­jo era de 3.000 horas y «sólo» de 1.451 horas en 2006, es decir, la mitad (4) ¡Qué for­mi­da­ble pro­gre­so social arran­ca­do por los tra­ba­ja­do­res a los patronos!

Pero el gobierno actual quie­re vol­ver la rue­da de la his­to­ria hacia atrás. Pre­ten­de escla­vi­zar a todo un pue­blo impo­nién­do­le tra­ba­jar has­ta los 67 años o más, ¡éste es el ideal de esta bur­gue­sía libe­ral y moder­na! ¡Menu­da regre­sión social!

En Gre­cia, Irlan­da, Por­tu­gal y Espa­ña, la situa­ción eco­nó­mi­ca y social de las cla­ses tra­ba­ja­do­res no es mucho mejor. Los gobier­nos de esos paí­ses, autén­ti­cos repre­sen­tan­tes de la bur­gue­sía, se ensa­ñan con un celo sin­gu­lar para des­truir todo lo que los tra­ba­ja­do­res en gene­ral obtu­vie­ron gra­cias a sus luchas y sus sacri­fi­cios pasa­dos: supre­sión masi­va de empleos en la fun­ción públi­ca, eli­mi­na­ción o dis­mi­nu­ción drás­ti­ca de las pres­ta­cio­nes socia­les, reduc­ción y con­ge­la­ción de los suel­dos de los fun­cio­na­rios, dis­mi­nu­ción del sala­rio míni­mo, cuan­do exis­te, como en irlan­da, que ha pasa­do de 8,65 euros por hora a 7,65, reba­ja de las pen­sio­nes de jubi­la­ción y alar­ga­mien­to del perío­do de coti­za­ción, subi­da del impues­to sobre el valor aña­di­do paga­do esen­cial­men­te por quie­nes no pue­den aho­rrar, ya que se tra­ta de un impues­to sobre el con­su­mo, etc. Por el con­tra­rio el impues­to sobre los bene­fi­cios de las empre­sas, por ejem­plo en Irlan­da, sigue sin tocar­se: un 12,5% úni­ca­men­te, ¡el más bajo de los paí­ses capi­ta­lis­tas industrializados!

El pre­si­den­te del gobierno espa­ñol, el social­de­mó­cra­ta José Luis Rodrí­guez Zapa­te­ro, a prin­ci­pios de diciem­bre de 2010 deci­dió poner en mar­cha una nue­va bate­ría de medi­das para satis­fa­cer a los mer­ca­dos finan­cie­ros. Hay que seña­lar, entre otras, la supre­sión del sub­si­dio espe­cial de 426 euros con­ce­di­do a los para­dos al final de la pres­ta­ción por des­em­pleo y la reduc­ción del impues­to de socie­da­des a las peque­ñas y media­nas empre­sas. Este enési­mo plan tam­bién pre­vé la pri­va­ti­za­ción par­cial de aero­puer­tos y la trans­fe­ren­cia de la ges­tión públi­ca de los aero­puer­tos de Madrid y Bar­ce­lo­na al sec­tor pri­va­do, con todas las con­se­cuen­cias socia­les desas­tro­sas que con­lle­va para los tra­ba­ja­do­res, como el alar­ga­mien­to de la dura­ción del trabajo.

Para demos­trar su agra­de­ci­mien­to a Zapa­te­ro, la Bol­sa de Madrid subió un 4,4% jus­to des­pués del anun­cio de esas medi­das anti­so­cia­les. La Comi­sión Euro­pea , a su vez, cele­bró «la deter­mi­na­ción del gobierno» (5). Por el con­tra­rio los con­tro­la­do­res aéreos des­en­ca­de­na­ron inme­dia­ta­men­te una huel­ga sor­pre­sa. La res­pues­ta del gobierno social­de­mó­cra­ta espa­ñol fue tam­bién muy rápi­da al decla­rar «el Esta­do de aler­ta» ¡por pri­me­ra vez en la Espa­ña post­fran­quis­ta! El vice­pre­si­den­te del gobierno Alfre­do Pérez Rubal­ca­ba decla­ró, tras una reu­nión urgen­te del gobierno que «si los con­tro­la­do­res no acu­den a tra­ba­jar come­te­rán un deli­to de des­obe­dien­cia según el códi­go penal mili­tar» (6).

Los pla­nes de regre­sión eco­nó­mi­ca y social se repi­ten, se suce­den y son curio­sa­men­te simi­la­res. Todos tie­nen el mis­mo deno­mi­na­dor común: obli­gar al pue­blo a pagar muy caras las cri­sis del capi­ta­lis­mo. El pue­blo tie­ne que sufrir por­que los ban­que­ros, los espe­cu­la­do­res y otros pará­si­tos viven en la opu­len­cia. Paul Lafar­gue (1842−1911), en su famo­so El dere­cho a la pere­za, des­cri­be de esta for­ma la Fran­cia capi­ta­lis­ta, los ban­cos y los pro­le­ta­rios: « La Fran­cia capi­ta­lis­ta, una enor­me hem­bra de cara vellu­da y crá­neo pela­do, se esti­ra sobre un sofá de ter­cio­pe­lo (…). La ban­ca, con hoci­co de coma­dre­ja, cuer­po de hie­na y mano de arpía, le esca­mo­tea las pie­zas del fon­do del bol­si­llo. Los pro­le­ta­rios lle­van a los pies de la Fran­cia capi­ta­lis­ta mon­to­nes de mer­can­cías, barri­cas de vino, sacos de oro y de trigo».

Los bur­gue­ses euro­peos con la cola­bo­ra­ción de las agen­cias de cali­fi­ca­ción, el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI), cuyo jefe no es otro que Domi­ni­que Strauss-Kahn, el Ban­co Cen­tral Euro­peo (BCN), la Comi­sión Euro­pea y todas las ins­ti­tu­cio­nes de la Unión , no retro­ce­den ni retro­ce­de­rán ante nada para encon­trar los miles de millo­nes de euros nece­sa­rios para la super­vi­ven­cia del capi­tal (7). Este últi­mo, como un vam­pi­ro, sólo pue­de vivir y expan­dir­se chu­pan­do la rique­za pro­du­ci­da por los tra­ba­ja­do­res. ¡Cuán­to más suc­cio­na más recla­ma! Por lo tan­to se redu­ce a los tra­ba­ja­do­res a sim­ples máqui­nas pro­duc­to­ras, sin tre­gua, de rique­za para la cla­se dominante.

Pue­blos ente­ros, de Irlan­da a Espa­ña, de Por­tu­gal a Gre­cia, pasan­do por Gran Bre­ta­ña, Ita­lia y Fran­cia, son some­ti­dos al dic­ta­do del capi­tal y de la cla­se que lo deten­ta. Es ese des­po­tis­mo, entre otras cosas, el que hace de la bur­gue­sía una cla­se des­pre­cia­ble, ya que su des­pre­cio por los seres huma­nos no tie­ne lími­tes. Los pri­va de toda dig­ni­dad y de toda humanidad.

Mien­tras Euro­pa se hun­de len­ta­men­te en las tinie­blas, otros paí­ses del mun­do han ele­gi­do salir de la oscu­ri­dad y nos pro­por­cio­nan algu­nos rayos de espe­ran­za. Algu­nos pue­blos de Amé­ri­ca Lati­na han deci­di­do seguir otro camino, el del pro­gre­so social y el res­pe­to a la dig­ni­dad huma­na. El caso de Boli­via, por ejem­plo, es muy sig­ni­fi­ca­ti­vo al res­pec­to. El pue­blo boli­viano, guia­do por el Movi­mien­to al Socia­lis­mo de Evo Mora­les, no sólo se ha com­pro­me­ti­do des­de 2005 en un pro­ce­so de reapro­pia­ción de las rique­zas del país, antes en las garras de las mul­ti­na­cio­na­les, sino que ade­más aca­ba de rea­li­zar una con­quis­ta social de alcan­ce his­tó­ri­co: ¡la edad de jubi­la­ción ha pasa­do de los 65 a los 58 años! Cier­ta­men­te Boli­via no es Euro­pa, pero la expe­rien­cia de algu­nos paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na demues­tra a los tra­ba­ja­do­res euro­peos que no pue­den espe­rar nada de sus res­pec­ti­vas bur­gue­sías, que otro camino es posi­ble. Los tra­ba­ja­do­res euro­peos no tie­nen más reme­dio que levan­tar­se y diri­gir­se uni­dos con­tra su enemi­go de cla­se, la bur­gue­sía que tan­to los desprecia.

Notas:

(1) K Marx, F Engels, Cri­ti­que de Mal­thus. Peti­te collec­tion Mas­pe­ro, pági­na 69.

(2) http://​www​.lese​chos​.fr/​p​a​t​r​i​m​o​i​n​e​/​a​s​s​u​r​a​n​c​e​/​3​0​0​3​8​8​9​3​7​.​htm

(3) http://​www​.20mi​nu​tes​.fr/​a​r​t​i​c​l​e​/​6​0​2​5​1​4​/​s​o​c​i​e​t​e​-​b​u​d​g​e​t​-​s​e​c​u​r​i​t​e​-​s​o​c​i​a​l​e​-​d​e​f​i​c​i​t​-​d​e​v​r​a​i​t​-​e​t​r​e​-​l​i​m​i​t​e​-​1​1​6​-​m​i​l​l​i​a​r​d​s​-​e​u​r​o​s​-​2​011

(4) Ver Alter­na­ti­ves Éco­no­mi­ques, hors-série nº 80 pági­na 60.

(5) Ver Le Mon­de del 3 de diciem­bre de 2010.

(6) http://​tem​ps​reel​.nou​ve​lobs​.com/​a​c​t​u​a​l​i​t​e​/​m​o​n​d​e​/​2​0​1​0​1​2​0​4​.​F​A​P​1​9​4​9​/​l​e​-​g​o​u​v​e​r​n​e​m​e​n​t​-​e​s​p​a​g​n​o​l​-​c​a​s​s​e​-​l​a​-​g​r​e​v​e​-​s​u​r​p​r​i​s​e​-​d​e​s​-​a​i​g​u​i​l​l​e​u​r​s​-​d​u​-​c​i​e​l​.​h​tml

(7) El 2 de diciem­bre de 2010, el Ban­co Cen­tral Euro­peo deci­dió pro­por­cio­nar a los ban­cos sumas ili­mi­ta­das a intere­ses fijos ven­ta­jo­sos. Ver Le Mon­de del 4 de diciem­bre, pági­na 12. Por su par­te, la Comi­sión Euro­pea publi­có los mon­tan­tes de ayu­das públi­cas auto­ri­za­das para sus ayu­das, que se ele­van a 4,589 billo­nes de euros: «el volu­men de las ayu­das públi­cas a favor del sec­tor finan­cie­ro, auto­ri­za­das por la Comi­sión Euro­pea entre octu­bre de 2008 y octu­bre de 2010, se ele­va a unos 4,589 billo­nes de euros». Ver: http://​www​.media​part​.fr/​a​r​t​i​c​l​e​/​o​f​f​e​r​t​/​e​b​7​a​c​6​b​d​b​5​6​2​3​0​6​8​f​2​5​8​4​8​9​2​b​a​4​6​0​29e

Tra­du­ci­do para Rebe­lión por Caty R.

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