La "primavera persa": el guión de Libia y Siria se reproduce ahora en Irán

La «pri­ma­ve­ra per­sa»: el guión de Libia y Siria se repro­du­ce aho­ra en Irán

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Si los actua­les dis­tur­bios aca­ban con­vir­tién­do­se en lo que sería una gue­rra por pode­res con­tra Irán, el gru­po de pre­sión para el cam­bio de régi­men se incli­na­rá sin duda por pedir una “inter­ven­ción huma­ni­ta­ria” al esti­lo de Libia con­tra la Repú­bli­ca Islámica.

La admi­sión del jue­ves por par­te del ex ase­sor de Segu­ri­dad Nacio­nal de Esta­dos Uni­dos y noto­rio hal­cón de Irán, John Bol­ton, de que se están pro­por­cio­nan­do armas a quie­nes lle­van a cabo el últi­mo inten­to de cam­bio de régi­men que se está pro­du­cien­do con­tra Tehe­rán, no debe­ría sorprender.

A par­tir del 16 de sep­tiem­bre, menos de 24 horas des­pués de que Irán se unie­ra a la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shan­gai ‑una alian­za des­ti­na­da a fomen­tar el desa­rro­llo polí­ti­co, eco­nó­mi­co y mili­tar en Eurasia‑, las pro­tes­tas que ini­cial­men­te comen­za­ron en res­pues­ta a la muer­te de Mah­sa Ami­ni, una mujer ira­ní de 22 años que falle­ció en un hos­pi­tal des­pués de des­ma­yar­se tras un alter­ca­do ver­bal con una agen­te de poli­cía en Tehe­rán, se con­ver­ti­rían rápi­da­men­te en vio­len­tos dis­tur­bios que arra­sa­ron rápi­da­men­te la Repú­bli­ca Islámica.

La natu­ra­le­za repen­ti­na y vio­len­ta de estos dis­tur­bios, y su cober­tu­ra coor­di­na­da por los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les, tenía todas las carac­te­rís­ti­cas de una revo­lu­ción de color orques­ta­da por la CIA, que más tar­de se con­fir­ma­ría como tal por la par­ti­ci­pa­ción de Masih Ali­ne­jad, un agen­te de EE.UU. que pre­via­men­te man­tu­vo una reu­nión con el ex Secre­ta­rio de Esta­do de EE.UU. Mike Pom­peo – como John Bol­ton, otro par­ti­da­rio de lar­ga data del cam­bio de régi­men en Irán.

De hecho, el derro­ca­mien­to vio­len­to de los líde­res ira­níes tie­ne un pre­ce­den­te his­tó­ri­co. En 1953, la Ope­ra­ción Ajax, orques­ta­da por el MI6 y la CIA, aca­bó con la des­ti­tu­ción del enton­ces pri­mer minis­tro Moham­mad Mosad­degh tras su deci­sión de nacio­na­li­zar las vas­tas reser­vas de petró­leo de Irán. El rey rei­nan­te, el Shah Pah­la­vi, apo­ya­do por Occi­den­te, sería derro­ca­do en la Revo­lu­ción Islá­mi­ca de 1979, que supu­so la lle­ga­da al poder del aya­to­lá Jomei­ni, anti­es­ta­dou­ni­den­se y anti­sio­nis­ta, y des­de enton­ces la Repú­bli­ca Islá­mi­ca sigue sien­do un fir­me enemi­go de Occidente.

Sin embar­go, la admi­sión de Bol­ton de que se están sumi­nis­tran­do armas a la “opo­si­ción ira­ní” tie­ne un uso his­tó­ri­co mucho más reciente.

En febre­ro de 2011, las pro­tes­tas en Libia que pedían una refor­ma del gobierno se con­ver­ti­rían rápi­da­men­te en vio­len­tos dis­tur­bios que pron­to arra­sa­ron el esta­do africano.

Con armas pro­por­cio­na­das por la CIA y el MI6 y la cober­tu­ra de una zona de exclu­sión aérea impues­ta por la OTAN, los terro­ris­tas inva­die­ron el país en el espa­cio de ocho meses, y el líder libio Muam­mar Gad­da­fi ‑cuya mone­da pla­ni­fi­ca­da, el “dinar de oro”, había des­en­ca­de­na­do la ope­ra­ción de cam­bio de régi­men- fue lin­cha­do en una calle de Sir­te en octu­bre de ese año, y su nación, antes prós­pe­ra, que­dó redu­ci­da a un pára­mo sin ley.

Del mis­mo modo, en mar­zo de 2011, una ope­ra­ción de cam­bio de régi­men simi­lar esta­lla­ría en Siria, cuan­do los terro­ris­tas arma­dos por Esta­dos Uni­dos, Gran Bre­ta­ña, “Israel” y Ara­bia Sau­dí toma­ron el con­trol de vas­tas fran­jas de la Repú­bli­ca Ára­be, sien­do el casus belli la nega­ti­va de Bashar al-Assad en 2009 a per­mi­tir que Qatar, alia­do de Esta­dos Uni­dos, cons­tru­ye­ra un oleo­duc­to a tra­vés de su país, un acuer­do que habría soca­va­do su rela­ción con su alia­do cla­ve, Rusia.

Sin embar­go, a dife­ren­cia de Libia, Damas­co ha sido capaz de resis­tir este inten­to de cam­bio de régi­men duran­te los últi­mos 11 años, per­ma­ne­cien­do Assad en el poder has­ta el día de hoy. A ello con­tri­bu­yó en gran medi­da una inter­ven­ción ira­ní en junio de 2013, en la que Damas­co y Tehe­rán com­par­tie­ron un acuer­do de defen­sa común, y otra cam­pa­ña aérea rusa que comen­zó en sep­tiem­bre de 2015, tam­bién a peti­ción de Damas­co, que per­mi­tió al Ejér­ci­to Ára­be Sirio reto­mar zonas que habían caí­do bajo con­trol terro­ris­ta, como la ciu­dad cla­ve de Alepo.

Aquí es don­de entran en jue­go las som­brías posi­bi­li­da­des de las simi­li­tu­des entre Libia y Siria y lo que está ocu­rrien­do actual­men­te en Irán.

Si los actua­les dis­tur­bios aca­ban por con­ver­tir­se en lo que sería una gue­rra por pode­res con­tra Irán, el gru­po de pre­sión para el cam­bio de régi­men se incli­na­rá sin duda por pedir una “inter­ven­ción huma­ni­ta­ria” al esti­lo de Libia con­tra la Repú­bli­ca Islámica.

Al poseer algu­nos de los sis­te­mas de defen­sa aérea más avan­za­dos de Orien­te Medio, cual­quier inten­to de cerrar los cie­los de Irán lle­va­ría sin duda a que las capa­ci­da­des de misi­les de Tehe­rán se pusie­ran al ser­vi­cio de los alia­dos regio­na­les de Washing­ton, como Israel y Ara­bia Sau­dí, con­vir­tien­do una gue­rra por dele­ga­ción en un con­flic­to regio­nal de gran envergadura.

De hecho, las capa­ci­da­des de Irán en este sen­ti­do ya se mos­tra­ron nota­ble­men­te en enero de 2020, cuan­do se lan­zó un ata­que de misi­les de repre­sa­lia con­tra la base aérea esta­dou­ni­den­se de Ain Al-Assad, en el vecino Irak, en res­pues­ta al ase­si­na­to del coman­dan­te de la Fuer­za Quds, Qasem Solei­ma­ni, por un ata­que con drones.

Sin embar­go, el esce­na­rio de un gran con­flic­to regio­nal se pro­du­ci­ría antes de que inclu­so los pro­pios alia­dos de Irán deci­die­ran implicarse.

En mar­zo de 2021, se fir­mó un acuer­do de coope­ra­ción de 25 años entre Irán y Chi­na, que cuen­ta con armas nuclea­res, para fomen­tar las rela­cio­nes en lo que res­pec­ta al desa­rro­llo de infra­es­truc­tu­ras ener­gé­ti­cas. Tras la ante­rior inter­ven­ción rusa en Ucra­nia, Tehe­rán y Mos­cú tam­bién han estre­cha­do sus lazos, y Vla­di­mir Putin visi­tó la capi­tal ira­ní en julio.

La posi­bi­li­dad de que tan­to Pekín como Mos­cú deci­dan inter­ve­nir en caso de que Occi­den­te actúe mili­tar­men­te con­tra Irán es cla­ra, y por tan­to no sólo intere­sa a Irán que los actua­les dis­tur­bios sean sofo­ca­dos lo antes posi­ble, sino a todo el mundo.

Gavin O´Reilly/espanol.almayadeen.net

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