La vida de la activista saharaui, Aminetu Haidar, corre serio peligro, tras veintitres días de huelga de hambre. El pasado 14 de Noviembre, Haidar fue expulsada a Canarias desde El Aaiún, su ciudad, por las autoridades marroquíes de ocupación que le retiraron además el pasaporte, tras regresar de EEUU, donde había acudido para recoger un premio a su actividad de defensa de los derechos del pueblo saharaui. El régimen marroquí se niega a devolverle el pasaporte salvo que “pida perdón o acepte la marroquinidad del Sáhara.Desde entonces, Haidar permanece en huelga de hambre, defendiendo dignamente su derecho y el de su pueblo, frente al atropello y la humillación constantes de los ocupantes. Haidar con gran determinación y dignidad, está haciendo frente al régimen de Mohamed VI, al negarse a aceptar sus intolerables exigencias.
No estamos solo ante un grave y urgente problema humanitario. Lo que la lucha ejemplar de Haidar ha puesto sobre la mesa, es ante todo un serio problema político que prueba a las claras el cinismo del imperialismo, principalmenteEEUU y la UE; la inoperancia de la ONU; la impotencia cobarde del Gobierno de Zapatero y el cinismo cómplice del régimen continuista español, con el dolor del pueblo saharaui. Un pueblo condenado a vivir, desde hace treinta y cuatro años fuera de su tierra, en condiciones deplorables o a resistir la ocupación extranjera que reprime sus derechos más elementales.
Desde su llegada al trono, a la muerte de su padre, el tirano Hassan II, las potencias imperialistas se han esforzado en presentar el régimen de Mohamed VI como una democracia parlamentaria, cuando no es sino una satrapía, controlada por una casta mafiosa encabezada por la familia real, implicada, como han señalado infinidad de denuncias, en todo tipo de negocios ilícitos: desde el tráfico de drogas, al de personas.
Esta casta, oprime y explota de forma implacable a su propio pueblo. Por ello, miles de marroquíes siguen arriesgando sus vidas en las pateras, para huir de la miseria a la que les condena la monarquía alauita y encontrarse finalmente con la brutalidad de las leyes de extranjería de la “civilizada” Europa del capital, cuyos gobiernos, apoyan sin reservas las atrocidades del tirano, al que consideran su aliado.
En esta crisis, ni EEUU, ni la UE, han hecho nada, más allá de unas falsas protestas verbales, para presionar a Mohamed VI y obligarle a cumplir con el derecho internacional, devolviendo su ciudadanía a Haidar. Tampoco la ONU ha ido más allá de “mostrar su preocupación”, lo que en el lenguaje diplomático del imperialismo sólo tiene el significado de dar carta blanca a Marruecos para que continúe con su atropello.
De hecho, como recientemente ha denunciado el escritor, José Saramago, el régimen marroquí y el nazi sionista de Israel, han ignorado impunemente todas las resoluciones de la ONU y continúan ocupando Palestina y el Sahara, respectivamente, sin que la llamada “comunidad internacional” haya movido un dedo para impedir sus constantes atropellos.
Pasados 34 años desde la “Marcha Verde”, la pantomima orquestada por Hassan II para llevar a cabo la ocupación del Sahara; Marruecos sigue ocupándolo e impidiendo la celebración del referéndum de autodeterminación.
Entonces, el régimen franquista, ignorando cobardemente las obligaciones de España como potencia colonial, abandonó a su suerte al pueblo saharaui. Hoy, el Gobierno español, como los que le precedieron, sigue olvidando su responsabilidad en la terrible situación que viven miles de personas en los campos de refugiados de Tinduf y en el Sahara ocupado.
Es intolerable que Moratinos, el Ministro de Exteriores de Zapatero, haya mostrado ante la dignidad de Haidar, una actitud amenazadora que se torna suplicante y medrosa frente al tirano de Rabat. No, el Gobierno español no puede lavarse las manos ante la suerte de Haidar. Su obligación es la de trabajar activamente para imponer a Mohamed VI el respeto del derecho internacional y la devolución de sus derechos a Aminetu Haidar. No hay otra respuesta aceptable a la actitud criminal y repugnante de las autoridades marroquíes.
Es obligado también denunciar el papel vergonzoso del rey Borbón, impuesto por el asesino Franco, en nombre de quien acudió en 1.975, semanas antes de perpetrarse la traición contra los saharaui, a visitar a las tropas de ocupación españolas. Él, que siempre ha tratado con familiaridad a la casa real de Marruecos, llegando a llamar al tirano Hassan II, su hermano mayor; él, que tuvo la torpe osadía de mandar callar al presidente electo de un Estado soberano: Chávez; guarda ahora silencio ante esta nueva y repugnante fechoría de su “sobrino” Mohamed VI.
Ha quedado claro una vez más que nada cabe esperar de los imperialistas. Únicamente la solidaridad de los pueblos podrá evitar la impunidad de los regímenes títere como el marroquí que, a cambio de defender los intereses del imperialismo, tienen vía libre para avasallar a su propio pueblo e imponer a sangre y fuego sus intereses a otros pueblos.
UNIDAD DEL PUEBLO, reitera su apoyo a la causa saharaui en su justa lucha, exige la celebración inmediata del referéndum de autodeterminación, expresa su solidaridad con Aminetu Haidar, y llama a apoyar todas las acciones encaminadas a lograr su vuelta a El Aaiún y el respeto de sus derechos civiles.
UPC