Leer la prensa en días como ayer exige armarse de paciencia, porque al margen de consideraciones políticas o de que se pueda estar de acuerdo o no con ciertos comentarios, uno se encuentra con verdaderos atentados al sentido común. Por ejemplo, los periódicos del Grupo Noticias arrancan sus editoriales diciendo que el comunicado «por tan esperado difícilmente hace ir más allá de cierta indiferencia», y luego le dedican portada casi entera, editorial, siete artículos de opinión y entre diez y catorce páginas según la provincia. En la misma senda, José María Ruiz Soroa gasta casi media página de «El Diario Vasco» en decir que lo que habría que hacer en estos casos es «guardar silencio». «Un silencio estruendoso», apostilla. Un silencio, en su caso, de 8 párrafos, 87 líneas, nada menos que 856 palabras, casi 5.000 caracteres. Luego están los de «La Razón», que titulan que «ETA amenaza con volver a atentar si no se negocia».
Tampoco hay que hacer excesivo caso de las valoraciones que se leen en estas fechas. Cambian con el tiempo. Sirva como muestra que el mismo y conocido articulista que en «El País» daba ayer una importancia singular a la declaración que la izquierda abertzale hizo en Altsasu, cuando ésta se produjo, en noviembre de 2009, escribió un comentario titulado «La historia se repite y no cuela», con el tono general de que «la oferta de la izquierda abertzale es más de lo mismo».
Pero, al margen de estas consideraciones, sí llaman la atención dos puntos de los editoriales comunes del «indiferente» Grupo Noticias. Por un lado, aseguran que el Acuerdo de Gernika «exigía de este alto el fuego que fuera “definitivo e irreversible”», y entrecomillaban estos adjetivos como cita literal. Repasen el Acuerdo y verán que no es cierto.
El otro aspecto es probablemente más grave en un grupo de diarios que se considera nacionalista vasco. Aseguran que «la organización armada dice que la solución al conflicto vasco llegará “a través de un proceso democrático”, según la retórica al uso; el alto el fuego declarado es su aportación a ese proceso, en el que hay otros agentes implicados como los estados español y francés, los partidos políticos, los sindicatos, los presos o la sociedad vasca. Se trata, por tanto, de un proceso multilateral al que ETA aporta su alto el fuego, pero no de una decisión unilateral, hagan o no el resto de agentes sus deberes. Lo que cabía esperar de ETA era una determinación unilateral de abandonar definitivamente, irreversiblemente, las armas». ¿Acaso el conflicto vasco es sólo ETA? ¿Acabada ETA ha acabado el conflicto? El alto el fuego permanente, general y verificable de ETA es su aportación unilateral (no exige compensación ni reciprocidad alguna ni hay acuerdo previo con otras partes) a la resolución de un conflicto que, evidentemente, es mucho más amplio y que, por tanto, precisa de la intervención y buena voluntad de muchos más agentes. Entre ellos, los medios de com