Unos, votos; y los otros, bom­bas» (Pro­pa­gan­da arma­da IV) – Iña­ki Iriondo

Una vez más, las pro­pues­tas de paz que lle­gan des­de la izquier­da aber­tza­le son res­pon­di­das por agen­tes arma­dos que con sus fusi­les apun­ta­lan los men­sa­jes de dure­za de un Gobierno que no quie­re resol­ver un con­flic­to sino rom­per al independentismo.
La Guar­dia Civil en Nafa­rroa, la Poli­cía espa­ño­la en Nafa­rroa y en Ara­ba, la Poli­cía Judi­cial en Lapur­di y la Ertzain­tza en Gipuz­koa. Las Fuer­zas y Cuer­pos de Segu­ri­dad de los esta­dos se die­ron ayer otro fes­tín (van cua­tro des­de el comu­ni­ca­do de setiem­bre). Des­pués, el minis­tro de Inte­rior, Alfre­do Pérez Rubal­ca­ba, siem­pre tan aten­to a los deta­lles pro­pa­gan­dís­ti­cos, hizo cuen­tas y decla­ró que «ha habi­do tre­ce deten­cio­nes, casi cabe decir que no ha sido una bue­na noche para el entorno de ETA; defi­ni­ti­va­men­te no ha sido su mejor noche».
Pero se podían hacer toda­vía más sumas. En la ope­ra­ción para arres­tar a los seis acu­sa­dos de per­te­ne­cer a Ekin la Guar­dia Civil empleó a «más de 300 agen­tes des­ple­ga­dos». Para apre­sar a los cua­tro acu­sa­dos de mili­tar en Aska­ta­su­na, «90 agen­tes del Cuer­po Nacio­nal de Poli­cía y, entre ellos, miem­bros de la uni­dad de ciber­te­rro­ris­mo de la Comi­sa­ría Gene­ral de Infor­ma­ción». En total, según datos del pro­pio Minis­te­rio, casi 400 agen­tes. O, si pre­fie­ren, 50 guar­dias civi­les por cada uno de sus dete­ni­dos y 22,5 poli­cías por cada uno de los suyos. Todos arma­dos has­ta los dien­tes para arres­tar de noche y por sor­pre­sa a diez per­so­nas des­ar­ma­das. Toda una demos­tra­ción de vio­len­cia y de pre­su­pues­to. Para esto no hay recortes.
No espe­cu­la­re­mos sobre cómo ha sido la noche para otros, pero si hace­mos caso a la fra­se de Wins­ton Chur­chill de que «la demo­cra­cia es el sis­te­ma polí­ti­co en el cual, cuan­do alguien lla­ma a la puer­ta a la seis de la maña­na se sabe que es el leche­ro», habrá que decir no ha sido bue­na para la demo­cra­cia. Y aquí entra en esce­na la tal Demo­cra­cia y, como la Som­bra de Alfon­so Sas­tre, res­pon­de: «Hace tiem­po que yo no ten­go nada que ver con lo que pasa en el Esta­do espa­ñol; ni de noche, ni de día».
Alfre­do Pérez Rubal­ca­ba dice que las deten­cio­nes demues­tran que el Gobierno, con o sin alto el fue­go, sigue la lucha con­tra ETA «con fir­me­za y deter­mi­na­ción». Y el minis­tro de Jus­ti­cia (¿?), Fran­cis­co Caa­ma­ño, le hace los coros des­de el desa­yuno con la fra­se de que no va a haber diá­lo­go ni con ETA ni con Bata­su­na. De nue­vo, asal­tos a domi­ci­lios, deten­cio­nes noc­tur­nas, inco­mu­ni­ca­ción y posi­bles encar­ce­la­mien­tos como len­gua­je para refor­zar el men­sa­je de dure­za. Es decir, uso de la vio­len­cia con fines políticos.
Todo ello sin nin­gu­na acu­sa­ción delic­ti­va indi­vi­dua­li­za­da. Bas­ta que el minis­tro diga que unos de los acu­sa­dos son de Ekin, «orga­ni­za­ción de ETA que tra­ta de impo­ner las tesis de la ban­da al con­jun­to de la izquier­da aber­tza­le», y los otros de Aska­ta­su­na, que «inten­ta pre­sio­nar al Gobierno en el ámbi­to de la polí­ti­ca peni­ten­cia­ria», para que nin­gún perio­dis­ta se pre­gun­te si eso es moti­vo para que a alguien le saquen de la cama a pun­ta de fusil, entre gri­tos y empu­jo­nes, y lo inco­mu­ni­quen duran­te días en acuar­te­la­mien­tos don­de ‑según dicen orga­nis­mos com­pe­ten­tes- los dere­chos huma­nos están apa­ga­dos o fue­ra de cobertura.
Con­vie­ne dete­ner­se en el deta­lle de que par­te de la ope­ra­ción arma­da se ha hecho para «des­ar­ti­cu­lar el apa­ra­to de pro­pa­gan­da de Aska­ta­su­na en Nava­rra» y que la úni­ca acu­sa­ción que se cono­ce con­tra los dete­ni­dos es la de «ali­men­tar» la pági­na www​.apur​tu​.org.
Hace unas sema­nas la Aso­cia­ción de Inter­nau­tas y com­pa­ñía mon­ta­ron una enor­me bola de nie­ve ante la pers­pec­ti­va de que una ley per­mi­tie­ra inter­ve­nir con­tra pági­nas web que faci­li­ta­ran la des­car­ga gra­tui­ta de pelí­cu­las y músi­ca. Cla­ma­ron por la liber­tad de expre­sión. A los polí­ti­cos y gru­pos par­la­men­ta­rios que se subie­ron a aque­lla ola habría que recor­dar­les que aho­ra, de pron­to, nos encon­tra­mos ante la apli­ca­ción bes­tia de la «Ley Sin­de», don­de para actuar con­tra una web en la que sólo se ofre­ce infor­ma­ción sobre la cara de la reali­dad vas­ca menos visi­ble en el res­to de medios man­dan a 90 poli­cías a dete­ner a par­te de sus auto­res. Qui­zá la Aso­cia­ción de Inter­nau­tas o Anony­mous ten­gan algu­na opi­nión for­ma­da sobre esto o liber­tad de expre­sión es sólo poder tener la últi­ma entre­ga de «The wal­king dead» antes de que se emi­ta por televisión.
Sin ver­güen­za, alguien escri­bi­rá que con estas deten­cio­nes se pre­ten­de des­pe­jar el camino a los «posi­bi­lis­tas» de la izquier­da aber­tza­le, pero con estas divi­sio­nes entre «duros» y «blan­dos» lo que en reali­dad bus­can es gene­rar con­tra­dic­cio­nes y, si les fue­ra posi­ble, ali­men­tar escisiones.
La dis­yun­ti­va que ofre­ce Rubal­ca­ba a la izquier­da aber­tza­le no es «votos o bom­bas», lo que quie­re es «unos, votos, y otros, bom­bas». Divi­de y ven­ce­rás. Nada indi­ca que le vayan a dar ese gustazo.

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