Antonio Cánovas del Castillo, segunda mitad del XIX
Lo que se conoce como estado español también se debe a una definición de Canovas del Castillo en alusión al estado de cosas que había en España en la segunda mitad del siglo XIX, y son los restos de un viejo y caduco imperio colonial fraguado, manu militari y “mercenari”, a raíz del matrimonio de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, casados el 19 de octubre de 1469, dicho sea sin segundas.
Actualmente, después de 540 años, el sistema político se base en otra restauración borbónica por el dictador Francisco Franco que mediante una guerra incivil española masacró la II República cuya corta vida, del 14 de abril de 1931 al 1 de abril de 1939, hacen del estado español uno de los estados de menor, por no decir nula, tradición democrática de todo el mundo, incluso considerando los casi testimoniales meses que duró la I República (11 de febrero de 1873 hasta el 29 de diciembre de 1874), fecha esta última en la que el pronunciamiento del general Martínez Campo dio comienzo a la restauración borbónica en España, casualidades de la historia monárquica por supuesto, que coincide con la publicación en el Boletín Oficial del Estado de la constitución monárquica española de 1978, una segunda restauración borbónica otro 29 de diciembre (el 28 es el día de los inocentes).
Imperio aún colonial pero sin la colonia filipina, las colonias americanas, las dependencias coloniales del protectorado español en Marruecos, Guinea Ecuatorial, ni Sahara Occidental. Tampoco el Peñón de Gibraltar.
El 10 de septiembre de 1967 se celebró un referéndum en Gibraltar, cuyos habitantes debían elegir entre dos opciones posibles:
a) Pasar a tener soberanía española (0.36 %)
b) Mantener sus vínculos con Gran Bretaña (99.19 %)
Los gibraltareños dijeron “No” ¿Qué no? Que no ¿Que no qué? Que no querían ser españoles ¡Vaya por Dios! Por Dios y por la Reina,God save the Queen!
Por lo menos no ganaron por el 110 por ciento de votos como los referendos que organizaba el también conservador Fraga Iribarne en vida del generalísimo.
En el año 2002 se celebró otro referéndum. Se proponía la soberanía compartida, de soberano a soberana o viceversa. Votaron 18.176 personas y, de ellas, 17.900 votaron permanecer bajo la tutela británica, lo que constituye el 98.4 por ciento; 187 optaron por ser españoles.
A la última persona que le propusieron ser española fue a la saharaui Aminatu Haidar. No fue vía referéndum, sino por decisión del gobierno colonialista del reino de España, en la persona del ministro de asuntos exteriones, el denominado Moratinos ¿Se imaginan cuál fue la respuesta de la señora Haidar? Pues eso “¡Prepárame la maleta… que me voy pa’Laiun!”.
Asociación por la Memoria Histórica