El 13 de febrero de 1981, el militante vasco, Joxe Arregi, apareció muerto en una comisaria madrileña con innegables signos de tortura. La crueldad de las imágenes denotaban el suplicio porque el tuvo que pasar en manos de la policía española.
Este último año, se ha dado una sentencia contra varios guardias civiles, por torturar a otros dos vascos, que aparecieron en hospital donostiarra, también con evidentes signos de haber sido torturados.
Desde 1981, se recuerda en Euskal Herria esta lacra, esta forma abominable de violencia, que ha castigado a cientos de vasc@s durante muchos años. Este domingo 13, también se recordara de nuevo que la tortura esta ahí y que su existencia es inadmisible en aras de la dignidad humana. Serán decenas de concentraciones y movilizaciones las que se celebraran a lo largo y ancho de la geografía vasca.
n