El Esta­do espa­ñol man­tie­ne acti­va­dos todos los fren­tes de la repre­sión política

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A lo lar­go de esta sema­na, varios ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas nava­rras debe­rán com­pa­re­cer ante la Audien­cia Nacio­nal al hilo de dis­tin­tos epi­so­dios represivos:

Maña­na mar­tes día 22, nue­ve ciu­da­da­nos nava­rros han sido cita­dos en la Audien­cia Nacio­nal para decla­rar en rela­ción a las fotos de los pre­sos y pre­sas polí­ti­cas vas­cas que fue­ron exhi­bi­das en la últi­ma Korri­ka a su paso por Iruñea.

El miér­co­les día 23 se cele­bra­rá el jui­cio con­tra la veci­na de Doni­ba­ne Josu­ne Arria­ga, que fue extra­di­ta­da del Esta­do fran­cés en vir­tud de una euro­or­den. Se le acu­sa de tomar par­te en una acción de ETA, por la cual tie­ne una peti­ción fis­cal de 30 años. Una vez más, las prue­bas de car­go son las decla­ra­cio­nes de otros dete­ni­dos obte­ni­das bajo tortura.

El vier­nes 25, el vecino de Itu­rra­ma Ibai Azko­na será juz­ga­do bajo la acu­sa­ción de haber colo­ca­do en un caje­ro auto­má­ti­co un arte­fac­to explo­si­vo que no lle­gó a explo­tar, por lo que se enfren­ta a una peti­ción fis­cal de 7 años. Las úni­cas prue­bas con­tra Ibai Azko­na son decla­ra­cio­nes poli­cia­les obte­ni­das bajo tortura.

Ade­más, en estos días se ha cono­ci­do que el ex pre­so polí­ti­co de Bur­la­ta Aitor Torrea se enfren­ta a una peti­ción fis­cal de 2 años por los hechos acae­ci­dos en el fune­ral de su padre. Torrea se encon­tra­ba en pri­sión cuan­do su padre falle­ció, y fue con­du­ci­do al fune­ral escol­ta­do por la Poli­cía Nacio­nal. Al salir de la Igle­sia, hubo momen­tos de ten­sión entre la Poli­cía Nacio­nal y las per­so­nas con­gre­ga­das en Bur­la­ta. Al hilo de estos hechos, otro joven se enfren­ta­rá a una peti­ción fis­cal de 4 años y 4 meses por aten­ta­do a la auto­ri­dad, des­ór­de­nes públi­cos y daños, mien­tras que el pro­pio Aitor Torrea ha sido acu­sa­do por el fis­cal de cóm­pli­ce de aten­ta­do a la auto­ri­dad, por lo que se enfren­ta­rá a una peti­ción de dos años. Todos los tes­ti­gos pre­sen­cia­les nie­gan que Torrea agre­die­se o fue­se cóm­pli­ce de nin­gu­na agre­sión a los agen­tes que le cus­to­dia­ban, ni tam­po­co que gri­ta­se “Gora ETA, Gora Eus­kal Herria aska­ta­su­na (sic), ETA mata­los”, como seña­la el ates­ta­do policial.

Final­men­te, en estos días se ha cono­ci­do la impo­si­ción de una llu­via de mul­tas en Ansoáin (entre 30 y 40) a per­so­nas acu­sa­das de haber toma­do par­te en una mani­fes­ta­ción para denun­ciar la deten­ción de Roxi­ka Iriar­te, dete­ni­da en septiembre.

Todos estos hechos nos dan la medi­da del ace­le­rón repre­si­vo en que se halla inmer­so el esta­do espa­ñol. Mien­tras en Eus­kal Herria se van dan­do pasos hacia la reso­lu­ción de con­flic­to y la aper­tu­ra de un pro­ce­so demo­crá­ti­co, el Esta­do sigue empe­ña­do en su estra­te­gia repre­si­va y en el cas­ti­go a la disi­den­cia vas­ca, sín­to­ma de la debi­li­dad polí­ti­ca de quien toda­vía no se atre­ve a con­fron­tar con el inde­pen­den­tis­mo sin repre­sión, sin tor­tu­ras, sin jui­cios far­sa, sin cen­su­ras y sin cas­ti­gos eco­nó­mi­cos con cla­ra inten­cio­na­li­dad política.

AAM

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