Había una vez en Navarra una web que asumió el compromiso de aventar los trapos sucios de esta democracia tan sui generis. Era un altavoz para denunciar las torturas, la guerra sucia, los abusos policiales, la cruel y chantajista política penitencia que se aplica a los presos y presas políticas vascas
Y era también un foco de luz sobre este lodazal en el que navegan nuestros derechos civiles y políticos: ilegalizaciones, pucherazos electorales, prohibiciones de actos, cierre de medios de comunicación, multas, agresiones, vetos, censuras…Salvando las distancias y el formato, era el wikileaks a la navarra: hablar de lo que otros callan, hurgar en las cloacas del sistema, mostrar lo que nos quieren ocultar, abordar los asuntos reservados, los temas calientes, lo prohibido, lo políticamente incorrecto.
Todo esto en un escenario en el que la autoridad acostumbra a cortar las alas a quienes cuestionan la versión oficial. Y claro, todos tenemos la íntima convicción de que los ministros del interior mienten como bellacos, pero lo complicado es decirlo alto y claro, sobre todo cuando decenas de miles de policías y un puñado de jueces estrella pueden caer sobre tu pescuezo y amargarte la vida, o al menos una parte de ella.Efectivamente, estoy hablando de Apurtu.org. Estoy hablando de Ohiana, Edurne, Koldo y Pitu, sobre quienes lanzaron todo un regimiento militar y una infame campaña de mentiras, los tuvieron cuatro días incomunicados y hace exactamente un mes vivíamos en la incertidumbre de si los estarían torturando.
Afortunadamente, en esta ocasión no fue así, más allá de que una detención en estas circunstancias es ya de por sí un maltrato y una agresión injustificable.Para redondear el atropello, el juez Grande-Marlaska emitió hace unos días un nuevo auto decretando el «bloqueo preventivo» de la web por espacio de cuatro meses, además de la clausura de los canales de video en Youtube, el perfil de Facebook, la cuenta de Yahoo… De hecho, Apurtu.org ha desaparecido de la red, y en estos días irán cayendo el resto de las fichas de la censura.
Estamos pues, ante un nuevo cierre “preventivo” de un medio de comunicación, otro altavoz apagado por el griterío ultra de que “todo es ETA”, otro sabotaje al derecho que tenemos todos y todas a informar y ser informadas en un ámbito de libertad de expresión, donde el delito no sea denunciar las torturas sino torturar.Ante esta situación, la única opción posible es ponerse a trabajar en un nuevo proyecto que ocupe el hueco dejado por el anterior, algo que en el espacio comunicativo vasco ya se ha convertido en ritual, en acto reflejo.
Por eso, tras la redada policial, un grupo de periodistas navarros y varios colectivos de comunicación popular decidimos poner en marcha la web ateakireki.com, con la que queremos hacer nuestra aportación para la superación definitiva de todas las situaciones de vulneración de derechos humanos, civiles y políticos que se están produciendo contra ciudadanos y ciudadanas navarras. Y si hay que cuestionar las versiones oficiales y aventar los trapos sucios, pues se hará, aunque ojalá llegue pronto el día en que nos quedemos sin nada de qué hablar.Para finalizar, quiero añadir otro elemento que me parece importante: aparte e independientemente de sus contenidos, Apurtu.org ha supuesto en Navarra, y me atrevería a decir que en toda Euskal Herria, una auténtica innovación en cuanto al estilo comunicativo, al modo de entender la información, al uso de las nuevas tecnologías.
Pitu supo adoptar un modelo que es sin duda el que marca el futuro de esta profesión: aparecía a las ruedas de prensa o a los actos públicos con su moto y su tramoya de hombre orquesta: cámaras de foto y video, trípode, grabadora, portátil, y a la hora siguiente ya estaba toda la información en la web, y al poco colgaba el video. Por eso el proyecto tuvo el éxito que tuvo.Los principales diarios vascos empezaron a incorporar video-reportajes en sus ediciones digitales varios años después de que lo hiciera Apurtu, que era siempre el medio más rápido a la hora de difundir la información de la que se ocupaba, y el que la ofrecía en más formatos.
Pitu nunca pisó una facultad de periodismo, y quizá por eso vio tan claro por dónde venían las nuevas claves: ser pequeño, ser inmediato, ser multimedia, trabajar y comunicar en red. Estaba siempre un paso por delante, y ahora ya se estaba especializando en retransmisiones en directo por Internet. Por todo esto se lo llevaron, y lo tendrán de rehén hasta que les convenga. ¡Vaya triunfo de la democracia! ¡Vaya pírrica victoria! ¡Qué vergüenza! ¡Cuántos trapos sucios! Pitu askatu!Sergio Labayen, periodista