Boltxe Kolektiboa
Editorial
Los sucesos de Egipto, Tunez, Yemen, Bahrein, Libia, Argelia, Marruecos, Mali han llevado la perplejidad a occidente. Durante décadas se ha tenido la impresión de que las masas árabes han nacido para sufrir, para padecer y resignarse. Hasta se ha invocado la cuestión religiosa para explicar su aversión hacia la libertad. Los hechos son tozudos y muestran la realidad de millones de seres humanos dolorosamente hartos de su dramática situación.
Inmediatamente quienes no han dado un céntimo de euro por las revoluciones democráticas en el mundo musulmán tienen la explicación: detrás de este movimiento están la CIA y el Mossad. No se puede negar que esos aparatos criminales practican una política hacia los procesos de lucha en el mundo islámico pero cabe pensar que si sus estrategias triunfan es debido a que EEUU interviene realmente en los procesos de movilización a través de sus media, de sus embajadas, de Obama y Clinton mientras los demás callan.
Es difícil que un proceso espontaneo vire al socialismo cuando las posiciones revolucionarias se expresan solo a través de las soflamas propagandísticas desde la izquierda anti imperialista. Urge demostrar a los pueblos en lucha que las izquierdas occidentales son algo más que los criados serviles de sus propios imperialismos, sin movilización anti imperialista solo queda ver con tristeza que las luchas se encauzan desde el imperialismo hacia procesos a la española.
Y dígase de manera clara, nada va a cambiar en esas sociedades, sacrifican algún peón para hacerse con el petróleo. Curioso el silencio de Al Qeda y elocuentes los apoyos populares de las milicias shiies a las movilizaciones aún cuando estas sean de signo sunni, digamos que es la grandeza de la lucha de clases, esta aún no ha dicho la última palabra, pero y la subjetividad anti imperialista occidental, ¿dónde están?.